Nunca llegué a pensar que la amistad verdadera existía.
Siempre me defraudaron, ya que a los que encontraba más especiales al poco rato se iban para no volver.Los que decían ser mis mejores amigos me acuchillaban por la espalda;y cuando más sola creía estar fue cuando llegó.
Sin que me diera cuenta, como una persona más.
Estaba sola y pensé que tenía que hacer lo que pudiese por intentar ser amable.
Ella también estaba sola (o eso pensé) y todo empezó con un: hola, ¿puedo sentarme aquí?
Y me empezó a caer bien, demasiado bien.Al cabo de un tiempo me di cuenta de que era mi alma gemela.
De que sí existen las almas gemelas, y que no es el amor de tu vida; tu alma gemela es tu mejor amigo.Ella era mi mejor amiga.
Me enteré que a ella también la defraudaron en el pasado, y llegué a la conclusión de que yo tenía que ser la persona que siempre estubiese siempre ahí.
Tenía que ser su mejor amiga para toda la vida, porque,
yo ya entendí que ella era mi mejor amiga para toda la vida.Y siempre lo será.
Posdata: te quiero.
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Entre líneas torcidas.
PoesíaIdeas sin palabras. Palabras sin sentido. Cadencias que no tienen ni ritmo ni compás.