Y está ahí.
Y le ve.
Y se da cuenta de que nada es como antes.
Le mira sin mirarle y él la mira sin mirarle.
Hacen como si fuesen invisibles, soltando alguna gilipollez por la boca para dispersar el sufrimiento.Tal vez él no sufra, pero ella sí.
Quiere que le mire a los ojos, le dedique una sonrisa y diga que no ha pasado nada, que ha vuelto.
Ella desea con todas sus fuerzas que le hable, joder, aunque sólo sea diciendo hola.
Y entonces se da cuenta de que están al lado pero parece que estuviesen a kilómetros, que se oyen respirar, pero parece el viento pasar.
Ella se da cuenta de que él no va a cambiar, que nunca pasará lo que desea con toda su alma.
Y entonces, ella llora en frente suya.
Llora como más duele, sin lágrimas.Él no se da cuenta.

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Entre líneas torcidas.
PoesíaIdeas sin palabras. Palabras sin sentido. Cadencias que no tienen ni ritmo ni compás.