III

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Y está ahí.

Y le ve.

Y se da cuenta de que nada es como antes.
Le mira sin mirarle y él la mira sin mirarle.
Hacen como si fuesen invisibles, soltando alguna gilipollez por la boca para dispersar el sufrimiento.

Tal vez él no sufra, pero ella sí.

Quiere que le mire a los ojos, le dedique una sonrisa y diga que no ha pasado nada, que ha vuelto.

Ella desea con todas sus fuerzas que le hable, joder, aunque sólo sea diciendo hola.

Y entonces se da cuenta de que están al lado pero parece que estuviesen a kilómetros, que se oyen respirar, pero parece el viento pasar.

Ella se da cuenta de que él no va a cambiar, que nunca pasará lo que desea con toda su alma.

Y entonces, ella llora en frente suya.
Llora como más duele, sin lágrimas.

Él no se da cuenta.

Entre líneas torcidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora