Amor a traves del tiempo

Encuentro inesperado

Pasamos la tarde todos juntos en casa de la anciana Kaede. Mientras Sango y yo preparábamos la comida, Rin modelaba unos de los nuevos kimonos traídos por mi cuñado, Sesshomaru, aunque a este ultimo y a Inuyasha no les hacia ni una pizca de gracia que lo llamara de esa forma. Rin ya no era ninguna niña, acababa de cumplir los 12 años de edad, estaba mucho mas alta y su cuerpo mas desarrollado, aunque seguía con ese matiz de niña pequeña en la mirada que la hacia ver inocente. Ha estado viviendo con la anciana Kaede en la aldea para experimentar una vida normal con humanos como ella, es muy dulce y entre ella, la anciana Kaede y el medio demonio Jinenji me han enseñado mucho acerca plantas medicinales. Es así como paso la mayoría de mis tardes cuando Inuyasha se va a exterminar demonios junto con Miroku, yo entrenaba para convertirme en una sacerdotisa...

- Aome! Aome! - escucho la voz de Inuyasha sacándome de mis pensamientos - Que no me escuchaste? Estoy hambriento, no has terminado con eso?

- Que grosero siempre tan impaciente, me pregunto cuando será el día en que aprenderás modales.- Respondo un poco molesta.

- Me sorprende la paciencia que posee la señorita Aome como para poder vivir contigo Inuyasha.- Miroku dice muy serio y paciente esperando por Sango para servir su comida.

- Ja! No es mi culpa que se demore tanto, ademas estoy hambriento he sido yo el que ha jugado con las gemelas todo el día.

Rin sirve dos platos y le entrega uno a Inuyasha, al parecer dandose cuenta que yo no tenia ni la mas mínima intención de hacerlo.

- Aquí tiene señor Inuyasha, sabe algo? Usted me recuerda mucho al amo Sesshomaru, son muy parecidos.- dice la niña muy sonriente, probablemente recordando a Sesshomaru.

A Inuyasha por otro lado no le hizo mucha gracia las palabras de la niña, frunció el ceño un poco molesto mirando a Rin con una mirada amenazante la cual esta respondió con otra sonrisa.

- Vaya como extraño las sopas instantáneas, el sabor de esta siquiera se le acerca.- dice Inuyasha suspirando mientras termina su plato.

- Inuyasha...

- Que pasa? - Pregunta haciéndose el aludido.

- ABAJO!

El sonido del golpe del cuerpo de Inuyasha chocando contra el piso rebotó en todas las paredes del lugar y haciendo hacer a las gemelas retorcerse entre las carcajadas.

- Y eso porque fué?!! Maldición que demonios te ocurre Aome si no hice nada!- Grita Inuyasha como de costumbre sin enterarse de nada.

Sin pensármelo dos veces, me
Levanté y me retiré saliendo de la casa, la verdad es que estaba harta de esa actitud de el, siempre había sido un mal educado.

- Tu nunca vas a cambiar cierto? Ya hiciste enfadar a Aome.

- Pero si yo no hice nada! Es ella la
Que se molesta por todo y me dice abajo.

- Y luego de esto aun vas a darle la noticia? Hay que ver eres tonto.

Pude escuchar a Sango e Inuyasha discutiendo mientras me alejaba de la casa de la anciana Kaede. Noticia? Cual noticia? Me hubiese quedado a escuchar un poco mas pero estaba tan molesta que solo quería caminar. Me senté en el borde del pozo devorador de huesos y espere ahí un rato.

Sin darme cuenta me había quedado dormida, al despertar me percate que llevaba encima el traje de Inuyasha.

- Hola, te tardaste así que me preocupe y vine a buscarte.- Explicaba mientras yo seguía observando su traje alrededor de mis hombros.

- Hacía frío.- Me respondió a lo que seguramente ya sabia íba a preguntarle.

- Ah claro. Vaya no me había dado cuenta que ya oscureció, discúlpame no quería preocuparte Inuyasha.