49. Antes de subir a la nave

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Salió del barro, hermano de los gusanos,

conoció la podredumbre, el lodo y los pantanos,

cuando la ira del agua se reflejó en el firmamento,

se refugió en las cavernas, hizo formas con sus manos.

Con las sombras descubrió la luz y el ceniciento

hoyo que habitaba iluminó por un momento.

Asustado, como cualquier ser viviente

que ve el abismo del desconocimiento.

Cuando se cansó de esconderse nuevamente

salió a cazar y conoció a mucha gente,

la libertad los tentaba a ser exploradores

y dejar a un lado la caverna maloliente.

Y así fueron creciendo, pequeños y mayores,

cruzando continentes, nómadas y cazadores,

hasta que se cansaron de ir sin rumbo alguno

y construyeron casas a los alrededores.

Todo era tan simple: conseguir desayuno,

bienestar, seguridad y tiempos oportunos,

pero de ser simples también se cansaron

y empezaron a pensar como ninguno.

"¿Qué habrá en el cielo?", se preguntaron.

"¿Qué habrá en la tierra?", lo conversaron.

Y cuando se cansaban de buscar respuestas

porque el mundo no se las daba, imaginaron.

Crearon sumas y crearon restas.

Crearon música y también orquestas.

Crearon ciudades y vehículos impresionantes,

dejando atrás las estructuras modestas.

El hombre y la mujer son tan cambiantes,

se cansan rápido de cosas fascinantes,

no son como los ríos o montañas

que están ahí incluso desde mucho antes.

Los edificios empezaron por cabañas.

Las verdades terminaron en patrañas.

El humano desata las guerras

que dañan hasta el que lo acompaña.

Sediento de poder, de sembrar sierras,

como si no tuviera ya suficientes tierras,

hace pagar al inocente cual culpable,

¿dime en dónde mis muertos entierras?

¿dime dónde está aquel respetable

ser humano fiel y agradable?

¿Ves los ríos que contaminaste?

Ahora te niegan el agua potable.

Los bosques que talaste, las flores que marchitaste,

¡anda, ahora explora el universo que deseaste!

¡y dime si puedes comerte

todo ese dinero que creaste!

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📌 Pazzenger

TOXICOMANÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora