Filofobia. [TodoBakuDeku].

Capítulo 10: "Poemas."

"No tardaron ni un minuto
en gritarme ¡maricón!
Y yo, que soy contestón
ahora quiero dedicarles
estos versos para darles
toda la puta razón".

. . .

" Lo que no voy a decir,
lo que guardo en mis archivos,
son las cosas que te escribo
cuando te veo dormir.
Lo que no pueden oír
pero llevo, aquí, tatuado.
Lo que mantengo enjaulado,
lo que custodian coyotes,
lo que vive sin barrotes,
libre pero secuestrado.

Lo que no dejaré ir,
lo que tengo aquí, cautivo,
lo que sueña el fugitivo
es tener a dónde huir.
Lo que muere por vivir,
lo que pone en mi atestado,
lo que sabe mi abogado
y espero que se comprenda:

me acojo a la quinta enmienda;
solo estaba enamorado."

- "Hombres a los que besé"; Chris Pueyo.

💚🖤

2/2

Desempacar no siempre era una tarea fácil, tal vez el organizar de nuevo tus cosas y acomodarlas mejor, lo que antes no hacías por flojera o falta de tiempo, era gratificante. Cansado y para unos irritante, pero al final, encontrabas cosas que no sabías.

Y un claro ejemplo de ello era nuestro querido pecoso, quien al ver las ya pocas cajas que quedaban en el piso se dispuso a abrir las mismas, su madre era quien especialmente había guardado cosas ahí, siendo le casi imposible descifrar que contenían. Con curiosidad se acercó a una que estaba a medio abrir, se sentó en el piso y se dispuso a abrirla bien. Grande fue su sorpresa al encontrar viejos juguetes y recuerdos de cuando era niño. 

-- ¿Todavía guardaba esto?-- Arqueo una ceja con diversión al ver su pequeña capa de All Might con la cual jugaba de niño. La observó detenidamente, viendo que ya estaba algo descolorida y tenía unos diminutos hoyos en algunos lugares. No pudo evitar sonreír por aquellos recuerdos donde salvaba a su madre de los villanos imaginarios.

Siguió husmeando un poco más, sacando algunos juguetes del héroe número uno y uno que otro carrito, de los cuales recordaba hacer varias escenas de rescate con ellos. Pero qué grande era su imaginación de niño que al haberse encontrado con su cuaderno de dibujo un repentino cosquilleo invadió su estómago y no dudo en abrirlo y detallar cada boceto creado por su yo de seis años. 

Empezó a pasar hoja, tras hoja, recordando borrosamente de cuanto creo algunos y como por arte de magia recordando a la perfección la creación de otros.

Pero de la nada, su mirada se torno triste y su sonrisa decayó al llegar al último dibujo y a quien en ese entonces consideraba su gran héroe, esa persona la cual era uno de los causantes de su fobia. Pasó con delicadeza las yemas de sus dedos por el boceto y un lastimero suspiro salió de sus labios, cerró los ojos y con ello el cuaderno, no quería recordar aquello, aún no estaba listo.

Aún con el cuaderno en mano y sus ojos cerrados, tragó el pequeño nudo en la garganta que intentaba formarse y solo hizo su cabeza hacía atrás, recargando la en la cama, volvió a abrir los ojos para detallar el blanco techo y dejar escapar el aire que inconscientemente sus pulmones guardaron.

Dejó a un lado el cuaderno para volver a meter la mano y sacar ahora lo que era una carpeta de color verde pino, él mejor que nadie reconocía esa carpeta y podía saber que había dentro sin necesidad de abrirla. Un notorio sonrojo abarcó sus pecosas mejillas y el anterior sentimiento de tristeza era reemplazado ahora por vergüenza. La abrió y pudo divisar hojas con preciosas rimas escritas en versos sobre estas de tintas variadas, unas estaban escritas en tinta negra, otras en tinta roja, azul, verde, morado e incluso rosa, en ese entonces no le importaba con que anotar siempre y cuando pudiera expresarse de alguna manera.