🌵Capitulo 8🌵

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'estaré contigo'

Apenas había pasado dos décadas desde que México se había sentido en paz, ahora era 1860, y en esos 20 años, lo único que había podido hacer era pelear, luchar, y sobrevivir.

Era demasiada la carga, y lo único que lo mantenía cuerdo, era su relación, Rusia tampoco se quedaba atrás, pues tenía sus problemas, pero siempre acordaron verse dos veces al año, la primera sería en su aniversario, los días 28 de septiembre, y en fin de año.

Esta noche estaba en fin de año, el mexicano se ubicaba en el territorio de su pareja, tenía un momento de paz y no quería desaprovecharlo.

En la misma gran casa blanca, en ella estaba México en el balcón de la habitación de invitados, fumaba, era una costumbre que apenas había empezado -Моя Мексика, ¿otra vez fumando?, sabes que no me gusta que lo hagas- Rusia lo abrazo por la espalda -¿y quieres que lo remplaze?, ¿que tal el alcohol?-

-любовь [amor] no tienes resistencia al alcohol-

-¿como chingados no?-

-Моя Мексика, ¿te recuerdo que paso en nuestra primera década juntos?- México estaba a punto de reprochar, pero al recordar lo que pasó esa noche, sintió un rubor enorme, en sus mejillas se notaba un color rojizo, nervioso se quitó del abrazo -no quiero recordar, y solo estoy fumando porque me siento muy presionado-

-ay Моя Мексика, esos cabrones se unieron contra ti- México soltó un suspiro cansado -pues, se podría decir que si, Francia me atacó primero, le gané pero pues quedé muy débil, luego texas se independizo para unirse a la chamaca de estados unidos, luego esa misma chamaca me tomó por sorpresa y me quito la mitad de mi territorio, varios de mis estados, algunos apenas eran niños, y para rematarla, Francia otra vez me atacó y me ganó, y todavía en medio de esas grandes peleas, tuve conflictos con los latinoamericanos-

Rusia noto como los oscuros ojos del mexicano se empezaron a cristalizar -en estas dos pinches décadas no he podido descansar... Todavía me siento horrible de perder a varias de mis niñas- la voz de México se empezó a quebrar y sus mejillas se llenaban de gotas saladas -las estaba educando como mis hijas e hijos, como para que la Pendeja de estados unidos me los quite, y me acaban de decir que Austria supuestamente me vendrá a ayudar, pero amor, tu ya sabes que ya no puedo confiar en nadie-

Rusia no pudo más, ver llorar a México era casi imposible, lo abrazo en forma de protección, con cariño puso una de sus manos en el pelo del mexicano -yo estoy aquí, estaré contigo Моя Мексика-

El norteamericano se aferró a ese abrazo, ya no quería seguir luchando, pensó que al independizarse serían más fáciles las cosas, pero se dio cuenta que no, que sólo ganas enemigos y lo que más le dolía, el no poder estar con su pareja todo el tiempo que quisiera, era el precio por vivir muchos años, décadas, siglos.

[...]

1864, México pasó de ser un país, a un imperio, con otra vez, monarquía, algo que el joven odiaba con toda su alma.

Sin embargo no estaba en posición de negarse, y es así, en otro otoño, llegó a su vida esas señoritas.

Un día despejado, el sol dio una cálida luz que daba con la piel morena del mexicano, el cual recortaba algunas rosas de su jardín personal, en eso, una suave brilla inundó el sitio, y entre los sonidos de pajaritos se escucho una gentil pero a la vez fría voz -señor México, es un gusto verlo en persona yo y mi gemela-

Siglos amándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora