-Me voy a ir, Jordie.- sentenció durante la cena.
-¿A la cama?- contestó el hermano mediano repelando las gachas.
-No idiota, a Ketterdam.- en ese momento, Kaz empezó a llorar desde la cuna.
-¿Qué? No.- Jordie se levantó y cogió al pequeño entre sus brazos. -No puedes irte, Loree. Tenemos que estar los tres juntos.-
-¿Para morir los tres juntos? Jordie, nos estamos quedando sin dinero, y el invierno se acerca. Kaz no puede venir porque es pequeño, y tú eres el que mejor lo cuida. Te quiere más a ti.-
-Por los Dioses, Loree. Solo es un bebé, nos quiere a ambos.-
-¿A sí? Déjamelo.- la hermana mayor cogió al menor, que empezó a llorar de nuevo solo con el tacto de la mayor. -¿Lo ves? A ti se te dan mejor estas cosas.-
-¿Y qué harás en la ciudad?- inquirió su hermano, cogiendo de nuevo al bebé.
-No lo sé. Seguro que encuentro algo. Tengo buena espalda, todos los dientes y sé trabajar.- señaló la mayor.
-Debería ir yo. Soy el hijo mayor.- repuso él.
-¿Y dejarme a mí con Kaz? No es buena idea. Y no te ofendas, pero eres muy iluso, te timarán.-
-¿Y si nos vamos los tres?-
-La criatura es demasiado pequeña, no sobreviviría.-
-Sigo pensando que es una idea horrible. ¿Por qué no hablamos de ello cuando papá vuelva de vender la cosecha?-
Loree se resignó.-Claro, Jordie. Mañana.-
Ambos se dirigieron a la cama, tras acostar a Kaz, y apagaron las velas.
Loree no tardó en abrir los ojos horas más tarde. Todavía estaba oscuro a través de la ventana. A su lado, Jordie dormía a pierna suelta. Se deslizó a través de la tosca manta sin emitir ningún sonido. Sacó una bolsa que había guardado en las enaguas de su falda y se llevó con ella cualquier cosa que le sirviera para llegar a Ketterdam y que su padre o hermanos no necesitasen.
Cuando terminó, no quedaba ningún rastro de ella en la casa. Se colocó la bolsa a la espalda.
Pasó al lado de la cuna de Kaz. Estaba despierto.
-Ya sé que me odias, pero no hagas ruido.- le rogó.
Kaz la estudió con los profundos ojos negros que eran comunes en los tres hermanos Rietveld. El bebé agarró el dedo de su hermana.
-Adiós, Kaz. Nos volveremos a ver.- depositó un beso en la frente de su hermano, y el niño soltó su dedo.
Salió de la cabaña, y se dirigió al bosque, donde ocultaba al caballo que había comprado el verano anterior y con el que había estado aprendiendo a montar por las noches. Se levantó las pesadas faldas, y se subió a lomos de su negro corcel.Puso rumbo a la ciudad, mirando por última vez a la que había sido su casa.
Tardó dos días en llegar a la capital, durmió a la intemperie sin ningún calor mas el que le proporcionaba el caballo.Llegó a Ketterdam, con sus adoquines, y sus edificios, llenos de una pestilencia diferente a la del campo, a la que su nariz se había acostumbrado ya.
Buscó un criadero para poder vender al caballo. Era joven y fuerte, así que le dieron cincuenta kruge. Con eso podría dormir un par de noches seca, y le daría para un par de comidas calientes.
-Busco trabajo, ¿conoces de algún sitio que busque a alguien?- le preguntó a uno de los mozos de cuadra.
-Han abierto un prostíbulo en el Estave Occidental, se llama la Reserva. Quizá te puedas abrir allí de piernas.- el chico, no mucho mayor que ella, le echó el humo de su cigarro a la cara.
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El cuervo y la loba
FanficKaz Brekker se va a casar. Ketterdam lo sabe, y sabe que quien intente parar la boda, se las tendrá que ver con el rey de los cuervos, pero uno de los antiguos jefes del Barril planea que Kaz le devuelva lo que es suyo.