AlternatƎ. Las Estrellas Siguen Brillando.

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Nikolai entró por la puerta del instituto y todos se giraron hacia él con una gran sonrisa.

Había llegado a Ámsterdam hacía cuatro años desde Rusia y en el instituto era lo más parecido a una abeja reina. La gente se fiaba de él y lo seguían. O por lo menos la mayoría.

Delante de él estaba su antítesis, vestida con su característico chaleco de punto gris sin mangas. Loree.

-Buenos días, mi querida narcotraficante.- le dijo susurrándole al oído.

-¿Tienes pruebas?- contestó ella ordenando la taquilla, sin mirarle.

-No, pero es lo que dicen los rumores.-

-Los rumores también dicen que eres homosexual, Lantsov. ¿Debería hacerles caso?- cerró la taquilla, y seguida por el rubio, se adentró en clase.

-¿Quién sabe?- sonrió Nikolai. -A lo mejor me voy con tu hermano.-

Loree saltó con una irónica carcajada.

-¿Crees que voy a permitir que te acerques a mi hermano? Además, ayer trajo a una chica a casa.- para Loree no había nada más importante que Kaz en su vida. Nikolai lo sabía.

-¿A la tuya o a la de Per Haskell?- se dirigieron al aula.

-¿Tú que crees?- ambos se sentaron en su mesa compartida y la profesora llegó. Nikolai se quedó mirando fascinado viendo como Loree se dormía, pero seguía tomando apuntes en sueños.

Todos el instituto conocían a Loree. Más bien la historia de los hermanos Rietveld.

Los tres perdieron a sus padres a una edad demasiado temprana, y fueron llevados a orfanatos separados. Jordie y Kaz fueron a uno de chicos, mientras que a la mayor se la llevaron a otro. El orfanato de niños del Distrito de Ketterdam, en aquel entonces era conocido por el alto número de muertos entre infecciones y peleas de bandas, y los Rietveld no fueron la excepción. Jordie se unió a una banda de poca monta, y cuando contrajo una enfermedad por infección, no dudaron en usarlo como arma biológica en el orfanato, cuando cumplió su cometido, tiraron el cadáver al río. Claramente, Kaz también había contraído aquella enfermedad, y pensaron que no había sobrevivido tampoco, así que lo tiraron en una fosa común, de la que escapó. Pero aunque venció a la muerte, su batalla le había dejado secuelas. La más visible, una cojera, pero lo peor es que era incapaz de tener contacto con otro ser humano sin que perdiera la conciencia por el estrés. Ni siquiera Loree, su hermana, podía abrazarlo. Poco después de ese accidente, apareció Per Haskell, quien lo adoptó como mano de obra barata. Esto no significó ninguna mejora. Haskell era uno de los mayores contrabandistas de Ámsterdam, y también un alcohólico con tendencias violentas. Kaz se unió a su banda, los Despojos, y se convirtió en el segundo al mando, pero en verdad era el que llevaba todo adelante mientras Haskell se ponía hasta arriba para volver y darle una paliza a su adoptado.

¿Y las cosas para Loree fueron mucho mejores? Ni siquiera Nikolai lo sabía, Loree solo le había hablado de su hermano Kaz para buscar consejo en él, pero ella nunca decía una palabra sobre los cinco años que había desparecido. Él solo sabía lo básico, que a Loree la llevaron al internado para niñas, donde la adoptaron, y volvió a aparecer cinco años después. Cuando Nikolai empezó el segundo año de instituto.

El primer periodo al final terminó y ambos se marcharon hacia el patio. Un círculo de gente se llevó a Nikolai lejos de Loree, pero ella tampoco se quejó. Tenía que atender sus propios asuntos.

Nikolai, la vigilaba con el rabillo del ojo mientras ella, sutilmente pasaba bolsitas y recibía dinero. Le había dicho que dejara de hacerlo en el instituto, tenía dinero suficiente como para contratar a otra persona para que vendiera, pero ella se negaba. Luego descubrió que ella vendía su mercancía y la de su hermano, no quería que lo pillaran a él.

El cuervo y la lobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora