Chapter 4: Kharif

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Estaba dispuesto a empuñar el arma. Juro que lo estaba. Y él también parecía predispuesto a iniciar un combate. Sin embargo, Skuld se interpuso entre los dos.

-Creía que erais adultos.- Quejó.- ¿No podéis decir que los dos sois demasiado orgullosos e inflados de ego y terminar con esto? Por los dioses, muchachos, deberíais plantearos vuestras posiciones de reyes.

Deigh, visiblemente afectado por la crítica de la chica, agachó la mirada y un leve tono rojizo se apoderó de sus mejillas hasta llegarle incluso a la punta de sus orejas. Aguanté una sonrisa. No obstante, el rato de paz no duró mucho, pues levantó de nuevo la vista y me dedicó una ojeada de asco.

-De todas formas, se merece una paliza.- Condenó.- Por ponerte las manos encima sin permiso.

-El pasado ya no se puede cambiar. Solo queda admirar y crear el futuro. Además, está dispuesto a ayudar, ¿no crees que tiene algo de amabilidad dentro de él?

-¿Amabilidad? Skuld, quiere colaborar porque sabe que la ha cagado hasta el fondo y porque también es consciente de que sin lamerle el culo a Odín no va a llegar muy lejos.

-Bueno, bueno, todo el mundo tiene derecho a enmendar sus errores.- Calmaba la Norna.

El muchacho suspiró, cansado. Aun así, me ofreció asiento y todos reposamos nuestras figuras en sillones diferentes. Luego, rellenó otra copa y la acercó hasta mí. Cuando fui a cogerla, pasó por delante de mi mano y se la dio a Skuld, que estaba a mi lado. Lo miré con el ceño fruncido. Hijo de puta. En contraste con mi furiosa expresión de asco, él llevaba en la cara una sonrisa burlona, la cual escondió en cuanto la muchacha abrió la boca para seguir hablando.

-Queríamos pedirte un favor.

-Me lo imaginaba. En fin,  ¿qué es lo que quieres de mí, chispa de Sol?

-Materiales para volver a Asgard.

Su expresión se torció.

-Me temo que me faltan algunas cosillas. Lo siento, Skuld.

-No te disculpes, por favor. Buscaremos lo que falte.

Los observé como si fuese un fantasma y sentí un pellizco en el pecho. No por nada, sino porque parecía un sujetavelas entre dos niños enamorados. Podía ver el tono con el que ella le hablaba a Deigh, y con el que éste le respondía a la muchacha. Era demasiado obvio. Al menos para mí. Se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro con cara de embobados. Rodé los ojos y me aguante dos arcadas. 

-¿Y dónde podemos encontrar lo que necesitamos para completar el viaje?- Pregunté, intentando centrarlos en el tema.

-Siento decir que tendréis que hablar con Kharif, el rey de la Corte Otoño. 

Skuld dejó salir una mueca de sorpresa.

-No, Deigh, dime que no es verdad.

El joven se quedó en silencio. Al contemplar la tensión en los hombros de su compañero, la Norna se puso de pie y se llevó las manos a la cabeza mientras decía una y otra vez: "no, no, no, no..."

-¿Qué pasa con Kharif?- Interrogué, sin seguir la conversación.

-Ese tío es gilipollas.- Respondió Skuld, con asco.- Sólo hace favores si le prometes algo a cambio. Jamás ayuda a nadie y siempre está al tanto de las debilidades del resto de reyes para usarlas en su propio beneficio.

-Si tan sólo estuviera aquí Verdandi...- Susurró Deigh, dejando caer los hombros.

-¿Por qué?- Quise saber.

-Verdandi, aunque olvidadiza y bastante tímida, es muy cariñosa. Por alguna razón que desconocemos, siempre consigue hacer sonreír a Kharif. Es la única a la que nunca ha levantado el tono de voz y todas las semanas le envía una carta preguntando por su estado de salud, porque a veces le da tos y sequedad en la garganta por el polen.- Respondió Skuld, con la mirada perdida en recuerdos nostálgicos.- Tal vez, si le contamos que la han secuestrado...

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2022 ⏰

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La destrucción del tiempo- Carla Tsukinami (Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora