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Pasó una semana y no sabía nada de ella.
No estaba en la cafetería, no se había acercado a mi oficina ni a mi casa en días. Eso me preocupó un poco.
Pasó otra semana y seguí sin saber nada de ella, mi amigo de la cafetería me dijo que llevaba días sin ir a trabajar y por eso decidieron contratar a otra persona.
Cada vez me preocupaba más, no podía buscarla porque no sabía nada de ella, ni su nombre ni de dónde venía.
Hasta que recordé. La fiesta.
Puedo ir a buscarla a la casa en dónde fuimos a la fiesta a ver si alguien podía decirme en dónde está o a dónde podría haber ido.
Llegué al lugar, no fué fácil ya que no recordaba bien el camino.
Pero llegué.
Tenía miedo o eran tal vez nervios, no lo sé. Pero era una sensación extraña al acercarme a la puerta.
¿Qué es lo que haría si ella abre?, ¿Qué se supone que debería decir? O algo peor. ¿Qué pasa si en realidad nadie sabe de ella porque le ocurrió algo malo?.
Son tantas cosas pasando por mi mente en este momento.
Miedo de verla, pero también de no poder hacerlo.
No me importó que mis piernas y brazos estuvieran sintiendo escalofríos y me acerqué a la puerta de aquella casa y toqué el timbre.
Tenía la esperanza de que ella abriera pero no fué así, en su lugar abrió la puerta una chica rubia, la verdad no recordaba quién era ella pero su rostro se me hacía conocido.
Estaba pensando en qué decirle pero ella habló primero.
- ¿En qué puedo ayudarte?.
- Hola, buenas tardes estoy buscando a una mujer, pelinegra, altura de uno cincuenta y algo, ojos grandes.
- Oh ya sé a quién buscas. Buscas a...-
Antes de que ella por fin me dijera su nombre escuché una risa. Su risa.
Di la vuelta y la ví, lucía totalmente hermosa, estaba prestando atención a ella hasta que ví su mano. Su maldita mano estaba entrelazada con la mano de un tipo.
¿Qué estaba haciendo ella con un tipo?
¿Por qué de repente me siento así?
Estaba demasiado enojado, ¿Enojado? Eso creo ahg realmente no sé qué tipo de sentimiento o emoción sea la que estoy sintiendo en este preciso momento, solo sé que no se siente bien.
Su voz interrumpió mis pensamientos.
- ¿Qué estás haciendo aquí?.-
- Ah hola, gracias por preocuparte e intentar buscarme.-
- Yo no te pedí que te preocuparas o me buscaras. O ¿Acaso quieres que te recuerde por qué me fuí?. Fuiste un completo idiota, me lastimaste y ahora estás aquí reclamandome. Realmente no te entiendo, ni tengo la intención de entenderte. Así que vete y vuelve a tu estúpida e inútil vida que ahora quién no quiere verte. Soy yo.-
Sus palabras realmente me habían lastimado, pero creo que lo merecía por como la traté.
No sabía que decirle, siempre tengo buenos argumentos ante peleas. Pero ella nuevamente es la primera en otra cosa, en esta ocasión es la primera persona que me deja sin palabras.
No dije nada, solo di la vuelta, subí a mi auto y regresé a casa.

Mientras tanto ella dejó que él se fuera, aunque aún tenía mucho que decir o bueno reclamarle. Cuándo el se alejó de la calle de aquella casa ella solo se dejó caer de rodillas y rompió en llanto.
- Quiero odiarlo, realmente quiero hacerlo. Pero no puedo. Tampoco es que lo ame. Pero juro que cuándo estoy con él me siento estúpidamente completa.-
- ¿Si pudiste darte cuenta de que él estaba celoso cuándo vió que venías conmigo de la mano, verdad?, Por eso te respondió así, pero podría apostar lo que fuera a qué el venía a buscarte con otra intención. Tú le interesas. Pudiste haberle dicho que soy tu mejor amigo y solo como dato que soy gay.-
- No, no le interesa nadie más que si mismo. Solo venía a buscarme porque el señor perfecto no podía con la carga mental de saber que había dañado a alguien que no le había hecho nada. Y decirle lo que eres no hubiera ayudado ni cambiado lo que ya pasó.-
- Cómo digas, pero ya levántate. Solo estás haciendo una escena aquí tirada y llorando como si te hubieran matado al marido, vamos adentro y cuéntame quién es él.-

Él llegó a la cafetería y pidió un café capuchino, con crema batida y chispas de chocolate.
Su amigo decidió darle su café personalmente para hacerle una pregunta.
- ¿Estás ebrio o tienes el corazón roto?-
- ¿Qué no puedo tomar un café cómo cualquiera de las cientos de personas que entran todos los días aquí?-
- Tal vez podrías hacerlo si no fuera la primera vez en siete años que pides algo diferente y justamente lo mismo que te dió Enora en su primer día de trabajo.-
- Espera espera, ¿Cómo dijiste qué se llama?.-
- Su nombre es Enora Greco, ni siquiera tengo porqué estarte dando esta información de una ex empleada pero ya lo dije. Y también con eso puedo confirmar que si estás así por ella.-
- Eso ya no importa.-
- ¿Cómo que ya no importa?, En todos los años que te conozco jamás te había visto así, si la amas vé por ella.-
- Es que no la amo, no la conozco. Apenas supe su nombre hasta hoy, incluyendo que ni siquiera lo supe por ella si no por ti. Lo que sí sentí es que por un momento ella me hizo querer ver más allá de mi perspectiva normal del mundo. Ella es diferente y aunque yo quiera alejarme de todo lo que es diferente. No puedo alejarme de ella.-
- Bueno, no la amas pero puedo asegurarte que lo harás pronto. Ahora disfruta tu café debo seguir trabajando.-

Realmente no quería seguir estando en ese lugar, lo único que llegaba a mi mente eran imágenes de ella y ya no quería seguirla recordando. No quería sentirme así. Tengo veinticinco años y me siento como un adolescente de quince. Debo hacer un cambio ahora mismo.
Fuí a la oficina a hablar con mi jefe, le pedí un traslado a otras oficinas lejos de aquí, de ser posible en el otro lado del mundo. Pero no accedió a enviarme a Japón porque ya tenían a toda la gente que necesitaban ahí. Entonces me ofreció irme a Italia. Iba pedirle pensarlo unos días pero luego mi pensamiento cambió. No tengo unos días, si quiero irme esta probablemente será mi única oportunidad.
Acepté.
Me voy a ir a Italia.
Agradecí a mi jefe el tiempo que me dejó estar aquí, querían hacerme una fiesta de despedida pero claramente no acepté. Cómo ya lo había mencionado. Odio las fiestas. Me despedí y dije que mañana volvía por mis cosas que estaban en la oficina.
Llegué a mi departamento, debía irme en tres días y no sabía qué empacar, qué vender o qué regalar.
Salí a caminar para despejarme un poco, habían pasado tantas cosas en un solo día, necesito solo respirar.
Fuí a un parque que estaba como a media hora del departamento, quería caminar así que el tiempo se me pasó demasiado rápido. Estando ahí solo me senté y miré hacia el cielo. Ya había oscurecido y el cielo estaba totalmente repleto de estrellas. Cerré los ojos y solo escuché todo el ruido de la ciudad y los pájaros cantando y de pronto escuché un ¡Miau!, Bajé mi cabeza y era una pequeña bola de pelos. Era un gato bebé. Odio los gatos y más si son bebés.
Pero. Este tenía algo que me hacía no odiarlo, empezó a ronronear y a dar vueltas por mi pie. Okey. Es difícil resistirse a esa ternura, es difícil hasta para mí. Lo acaricié y decidí que tal vez llevar un pequeño amigo a Italia no estaría mal.
Todo estaba bien hasta que otra vez. Escuché su maldita voz.
Di la vuelta y estaba ella con el mismo tipo riendo y hablando. Cómo es posible que ella esté tan feliz mientras yo solo estoy cayendo en un precipicio sin fondo.
Cargué a mi nuevo amigo y caminé hacia casa, no pensaba decirle nada ni despedirme.
Llegando al departamento empecé a hacer las maletas, decidí que me voy mañana.

Enora estaba en el parque hablado con su mejor amigo sobre la fiesta del día antes de que él fuera a buscarla y de repente su mejor amigo, lo mencionó.
- ¿Escuchaste lo que dijo el de la cafetería de tu amigo?.-
- ¿Qué amigo?.-
- Ya sabes, tú amigo. El que fué a buscarte.-
- No, no sé nada de él desde la mañana que lo ví.-
- Pues escuché que dijeron que se va a ir a alguna parte del mundo a trabajar.-
- Seguramente es mentira, él jamás haría un cambio así de repente en su vida, lleva años trabajando aquí. Probablemente estaban hablando de alguien más.-

Al otro día a las 5am, él ya estaba en el aeropuerto. Su vuelo salía a las 7:49am pero no le gusta estar haciendo filas así que por eso decidió llegar temprano.
Fué a comprar un café negro sin azúcar como último recuerdo de lo que acostumbraba a hacer aquí.
Mientras tanto Enora poco antes de las 7am antes de ir al trabajo quería asegurarse de que él si seguía en su departamento o bueno, en el mismo estado que ella.
Pero al llegar a su departamento se encontró con la puerta abierta, el departamento vacío y un anuncio en la puerta que decía "en renta".
Su corazón empezo a latir demasiado rápido. Era real. El iba a irse.
Tomó un taxi de camino al aeropuerto. No puede dejar que se vaya.
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Quiero agradecerle a las personitas que están leyendo esto. Realmente es algo muy importante para mí y me hace feliz que les esté gustando. ♡

Solo recuerdo que dolíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora