cobarde, cobarde.

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Quizá en ese momento ya no estaba tan seguro como cuando se propuso confesarle su amor al menor la noche anterior.

Ahora sus piernas flaqueaban y su cuerpo temblaba. 

¡Aborten misión!¡33-12!¡No estamos listos, repito, no estamos listos! 

Su mente estaba en caos, mini Sunoo's corrían por todos lados gritando y sacudiendo papeles al azar mientra todos anunciaban en voz alta una solo cosa: detente. 

Asumia que aquel impulso de verdad fue debido a la manera en que Riki era con todos, tan gentil, tan amable, tan lindo que dolía quererlo tanto. 

Y muy en el fondo, estaba cansado. 

Cansado de no poder ser él quien haga sentir aquellas dichosas mariposas en el abdomen del alto, quien produzca las sonrisas más brillantes y las carcajadas más ruidosas en Nishimura. 

Estaba tan cansado de reprimir sus sentimientos que ya no quería hacerlo más. 

La duda de no saber que sucedería luego de aquello, lo acobardaba, pero tampoco evitaba su andar. 

Entonces, ya frente a la puerta de la habitación del castaño, mordió sus labios. 

¿No era más fácil tomar un avión al otro lado del mundo y escapar? 

No

Y de nuevo, la voz en su cabeza se contradecía. 

─¿Sunoo Hyung? ─una cálida voz sonó a sus espaldas, provocando que quisiera golpear su cabeza contra la madera.

Niki estaba detrás de él y a de saber desde hace cuánto estuvo viéndolo batallar sobre si entrar o no. 

Volteo, claro, con lentitud y nerviosismo asomándose en su sonrisa. 

─Kiki ─murmuró, extendiendo sus brazos hacia el cuerpo contrario─ Estaba buscándote. 

El menor alzó una de sus cejas, sonriendo─ ¿Estás seguro de eso? Porque parecías no querer abrir la puerta, Suni. 

─¿Qué? Como puedes decir eso ─bufó, rodando los ojos, bajando sus brazos. 

─Es lo que vi ─reprocho, avanzando hacia el rubio, alcanzado la perilla al costado de su cintura─ Puede pasar, tienes mi permiso.

Kim observó de manera atenta como su menor abría la puerta, sonriendo aún más grande.

Sentía que se burlaba de él y ya no le agradaba la idea de un lugar reducido a pequeñas cuatro paredes con Riki en él. 

─No es necesario, vendré más tarde ─y como si Nishimura fuera alguna especie de enfermedad, pasó a su lado, sin llegar a rozarlo, sin verlo. 

Oh no, otra vez estaba escapando. 

𝗥𝗲𝗰𝗵𝗮𝘇𝗮𝗺𝗲 ;SunKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora