CAP 14

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Estaba envuelto en la desesperación, sin saber qué realmente iba a hacer cuando ya no tuviera por quién luchar. Esta situación con Sammy nunca se la conté a alguien, no era algo que quería que todo el mundo supiese, sino que lo guardé en secreto. Empecé a cada vez más a alejarme de mis amigos con el motivo de vivir para Sammy hasta que pudiera. Ella iba olvidando muchas cosas, casi no recordaba tocar guitarra y yo intentaba enseñarle lo más que podía para que no lo olvidara, pero le era difícil.
También olvidó el nombre de algunos de sus amigos, mientras yo evitaba a toda costa hacer mención de eso. Tenía miedo siempre, constante, de que un día no reconociera mi voz, que me viera como un extraño. Su madre me dijo algo que me dejó impactado:
-Jam escúchame! Tienes que dejar a Sammy sola con sus padres, porque en algún momento no te recordará y te dolerá eso, por favor aléjate de ella, es por tu bien-
No quise escuchar nada de lo que decía. ¿Cómo la iba a dejar si es el amor de mi vida, la chica de mis sueños, mi todo? No la quería perder de esa manera, de repente, y así surgió un día en el que creí despedirme.
Fui a verla, estaba jugando con su perro. Al entrar por la puerta no me recibió con un abrazo como casi siempre, sino que me llamó por mi nombre diciendo:
-Hey James qué tal estás? ¿Qué te trae por aquí?- me preguntaba si ya estaba empezando a dejarme atrás, siempre estaba con ella y aún así me sentía que estaba fallando.
-Hola Sammy, vine a verte-
-Genial! Estaba un poco aburrida-
Sus padres estaban ahí, dejaron de trabajar para ocuparse de ella, todos mantenían una sonrisa para que ella no se sintiera mal al igual que yo lo hacía también.
-Bueno voy a saludar a tus padres, vienes conmigo?-
-Sí, por supuesto- la tomé de la mano, lo hacía cada día como si fuera el último y caminé hasta la cocina, le dije a sus padres:
-Hey hola, que tal están?- no se les veía esta vez tan sonrientes y me dijeron:
-Bien, dentro de lo que cabe-
Me preocupaba por ellos bastante, pero no quería disminuir sus ánimos y decidí ayudar en la casa.
Recogí las mangas de mi camisa y me subí el pantalón, me quité los zapatos y tomé un cubo de agua para limpiar la casa junto a Sammy y su madre.
Pasaron las horas de ese día y yo ya estaba muy sudado y cansado.
Cuando creí que ya había terminado, en el segundo piso de su casa había un ático lleno de cosas pesadas y viejas, las cuales tuve que cargar y vaciar en un rincón de un patio. Definitivamente no daba más , me acosté en el piso al terminar y la madre de Sammy me dijo:
-Párate del suelo y báñate-
-Bañarme?-
-Sí, báñate, y te pones ropa de mi marido- Qué pena tuve en aquel momento, pero tenía confianza con ella, con su esposo no.
Me bañé y me prestaron un short y un pullover que me quedaban bastante grandes. Así que me senté en el cuarto de Sammy y la invité a jugar una partida de FIFA, solo que esta vez perdió, ya había olvidado cómo jugar al parecer, pero en los últimos minutos dejé que ganara, sentía pena por ella.
Ese día fue doloroso ver cómo no recordaba casi nada de lo que normalmente hablábamos.
Justo antes de irme la miré directo a los ojos y ella me dijo:
-Te noto triste- con razón.
-No tranquila, no lo estoy, solo un poco cansado, no te preocupes-
La abracé en ese momento y ella me abrazó más fuerte aún mientras yo evitaba mis lágrimas constantemente.

El recuerdo de una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora