CAP 12

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Había llegado el invierno, era más frío que nunca. A mí no me gustaba mucho esa época, pero sé que a Sammy sí.
Tenía unas inmensas ganas de verla, pero algo dentro de mí decía que no todo estaba bien.
Mi amiga Carmen mi dio un consejo realmente sabio pero que no tenía ganas de escuchar, me dijo:
-No puedes ser tan bueno con la gente, eres de ese tipo de personas que lo dan todo sin esperar nada. Espero que nunca te dañen, pero igual sé que pasará-
Tenía razón en lo que decía, tenía razón en todo prácticamente. En mi interior surgía una batalla entre mi corazón y mi mente en la que obviamente ganó el sentimiento y decidí ir a verla sin esperar nada. En el camino tuve un pequeño percance, venía distraído, como siempre, y casi estuve al borde de un accidente fatal. Mi única idea en ese momento antes de seguir mi camino fue: "¿Será una señal de que no debo ir?" En fin, no era mi día de suerte.
Así seguí mi camino hasta llegar a casa de Sammy, justo al llegar a la puerta siento alguien detrás de mí. Era su padre, como siempre me provocaba un miedo intenso y con su voz fuerte me dijo:
-Si vienes a ver a Sammy te puedes ir- me preocuparon sus palabras, no entendía por qué me decía eso.
-Sí, vine a verla. ¿Dónde está?- pensé que estaría en casa de su amiga o algo así.
-Está en el hospital, no se siente completamente bien y estaba balbuceando- No esperaba que fuese algo tan grave pero sí me llegué a preocupar mucho. No tenía aún toda la información necesaria, así que le pregunté:
-¿Qué tiene? ¿Qué le pasa?-
-No tengo idea muchacho- me miró con ese serio rostro cuando iba a entrar a la casa, pero justo antes de cerrar la puerta dije:
-Si necesitan mi ayuda siempre estaré aquí, cualquier cosa que necesitéis- sin decir más nada cerró la puerta.
Todo parecía muy sospechoso, quería ir al hospital y saber qué estaba pasando.
Fui hasta el hospital más cercano, suponiendo que estaría ahí, pero no era así. Estaba en un hospital a 17 km de su casa, no tenía tantas fuerzas como para seguir caminando, pero lo intenté otra vez, recostándome en un lugar con sombra en el camino y tomando aire, continué.
Llegando a la puerta del hospital, miré al fondo y veo que la madre de Sammy está ahí, sentada en una esquina de la sala principal, al verme se acerca agitada a mí y me dice:
-James que bueno que estás aquí, mi marido fue a la casa a buscar unas medicinas pero se ha demorado en regresar-
Ignoré completamente sus palabras, estaba preocupado por Sammy.
-¿Qué le pasa a Sammy? ¿Qué tiene?-
Esperaba buenas noticias pero no fue lo que recibí.
-Ella no está del todo bien, recibió un fuerte golpe en la cabeza y no se qué tanto se recupere- mis manos empezaron a temblar y mi corazón latía fuerte.
-Y cómo pasó eso?- estaba balbuceando y mis palabras se enredaban al hablar, nada me calmaba.
-Pues Jam, tú no lo conoces aún pero ella andaba con su hermano Alejandro y tuvieron un accidente en la moto, el piso estaba un poco mojado por la lluvia y el frío, y el vehículo estaba en malas condiciones. Alejandro no sufrió daños severos pero no estamos seguros de qué tan grave puede ser lo de Sammy-
El miedo se apoderó de mí. El miedo de perderlo todo, de perder a la chica que amaba, de no tener lo único que quería en este mundo.
En ese momento se abrió una de las puertas de un salón y salió un médico dirigiéndose a nosotros diciendo:
-Hola buenas tardes, soy el doctor Javier Holton, ustedes son los familiares de Sammy?-
-Sí, sí lo somos. Dígame doctor, ¿Cómo está ella?-
-Le debo ser sincero. Su estado es crítico, tiene un fuerte golpe en la cabeza, esto puede traer consigo cefalea intermitente, vómitos, desequilibrio, visión borrosa, quizás no llegue a definir muy bien los objetos u personas y puede que sufra pérdida de memoria o lagunas mentales. Estamos tratando de hacer un máximo esfuerzo por la salud de la paciente. Estaremos analizando todos los posibles tratamientos que podamos usar para lograr una recuperación notable-
Las lágrimas de su madre fueron algo que no me gustó ver, era tan alegre siempre al igual que Sammy, tenía la esperanza de que mejorara, pero en esos momentos solo me quedó esperar. Me senté justo al lado de la madre de Sammy y puse mi brazo en su hombro para intentar calmarla y le dije:
-Tranquila , sé fuerte, todo estará bien, ella va a recuperarse y todo será como antes- me abrazó fuertemente mostrando agradecimiento.
-Gracias por estar aquí Jam, eres un buen chico- me lo había dicho antes pero en ese momento nada me parecía coherente.
-Tranquila, no llores, estoy aquí para lo que necesites, tú solo dilo-
No esperaba que mi día se volviera una pesadilla de tal magnitud. Nunca pasó por mi mente el dejarla sola en ese momento, no quería irme aunque se me hacía tarde mientras miraba su habitación desde los cristales. Era completamente horroroso verla ahí en esa cama de metal, mi corazón y mis fuerzas intentaban pelear contra esto, pero mis lágrimas las dejé salir a veces.
Contaba las horas para ir a verla. Durante una semana estuve yendo al hospital para mirar su rostro tras aquel cristal enorme que me decía que aún se encontraba débil. Pero cada vez se recuperaba un poco más y un sábado en la tarde, abrió los ojos. Fue un momento feliz para mí, aunque ella no expresaba mucho, se le notaba confundida y decaída, pero estaba consciente, saliendo de esa situación y eso me calmaba un poco.
Pasó otra semana más en la que el frío de aquella sala no cesaba, pero Sammy estaba mucho mejor, con nuevas fuerzas. Empezó a alimentarse bien y días después estuvo caminado nuevamente, se sostuvo de mi brazo y la ayudé a caminar por uno de los pasillos. Hacía mucho frío así que le di el abrigo que traía puesto, uno de mis favoritos. Entre risas la volví a llevar a la habitación pero estando en la puerta le dije:
-Sammy, estoy feliz de que estés mejor y que ya estés saliendo de esto, no sabes cuánto me he preocupado por ti- me encantaba verla sonreír después de tanto, sonrió y me dijo:
-Sé que te has preocupado por mí, hace unos días atrás cuando estaba dormida pude oírte llorar a mi lado. Sé cuánto me quieres, gracias por estar aquí-
No imaginaba cuánto más podría hacer por ella, me dio un poco de vergüenza que me oyera llorando pero no me importó mucho porque en ese momento mi corazón estaba desbordándose y sentía las ganas de llorar.
-Ya pronto estarás en tu casa de nuevo, mañana te dan el alta médica- no le habíamos dicho completamente todo lo que sucedería.
El doctor nos había dado la devastadora noticia de que era probable que progresivamente fuera perdiendo la memoria, pero entre su madre y yo acordamos no decirlo. Me dolió más aún saber que la perdería lentamente, pero decidí hacer de sus días cómo si fuera cada uno el último, por eso lloré.
Al otro día, noté su cara de felicidad de "al fin volver a casa y seguir mi vida".
Sé que eso es lo que quería hacer. Entró el médico en la habitación y dijo:
-Tienes una recuperación estable y puedes seguir con tu vida, solo que cuando te vuelvas a montar en una moto ten cuidado, suerte-
Pude ver cómo su rostro cambiaba y sonreía más al punto de verse sus preciosos hoyuelos. Su madre trajo algo de ropa para volver a casa. Ella estaba indecisa de qué ponerse, pero no esperaba que me pidiera ayuda.
-James ven acá, necesito ayuda- al entrar a su habitación solo tenía la ropa interior, estaba tan exitado e intentando disimular, a pesar de que la situación no fuera favorable no pude evitar deleitarme.
-Dime qué necesitas Sammy, qué pasa?- Esperaba que fuera algo más, quizás llevar algo de sus cosas y tal pero me dijo:
-Ayúdame a vestirme, dime qué me pongo- no tenía ni idea de qué decirle, así que mi respuesta fue la que diría cualquier hombre:
-Lo que te pongas te quedaría perfecto bonita- mala evasiva
-Que mala excusa, no seas así, ven ayúdame. ¿Cuál de estos zapatos uso?-
-Negros quedarían mejor-
-Ok, pero me gustan más los rojos- en fin, no tenía motivos para discutir simplemente me reí y dije:
-Ok, los rojos también son lindos- luego me pidió ayuda con el resto de su ropa, se puso todo lo contrario a lo que decidí, pero aún así terminó de vestirse. La notaba un poco confundida constantemente pero no le di importancia.
Al llegar a su casa puse sus pertenencias en su cuarto ella me miró desentendida y me dijo:
-Por qué pones eso en el cuarto de mi mamá? El mío es aquí- al parecer seguía confundida, un poco despistada, pero para no llevarle la contraria y complacerla puse sus pertenencias en su supuesto cuarto.
Así y más cosas pasaron durante la primera semana pero nunca nada tan grave. Todos estábamos de acuerdo en complacerla en todo lo que pidiera. Quería estar a su lado siempre, para que nunca me olvidase y así fue durante un tiempo.

El recuerdo de una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora