37: Sectumsempra

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Es hoy. Es hoy! :O

Había hecho correr el agua fría, mojando un pedazo de tela en esta y pasandosela por la cara para que cuando saliéramos no se le notara tan hinchada

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Había hecho correr el agua fría, mojando un pedazo de tela en esta y pasandosela por la cara para que cuando saliéramos no se le notara tan hinchada. Pero estaba inconsolable. Myrtle al igual que yo quería ayudar, al parecer al pasar del año la fantasma adoptó ciertos sentimientos por el.

Draco, tenía el cabello revuelto, se había quitado el suéter y ahora aflojado la corbata, como si no pudiera respirar, como si se estuviera sofocando, con la cabeza agachada. Yo le tenía una mano en el hombro, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—No llores... —canturreaba Myrtle la Llorona desde un cubículo—. No llores... Dime qué te pasa... Yo puedo ayudarte...

—Nadie puede ayudarme —se lamentó él, sacudido por fuertes temblores —. No puedo hacerlo, no puedo... no saldrá bien... Pero si no lo hago pronto... él me matará...

—Draco... si me dices podemos protegerte, Dumbledore puede ayudarte...—le acaricie los rubios cabellos con paciencia, si mi yo de 11 años me viera ahora mismo de seguro me daría una bofetada. Pero esa Laila no era la amiga de Blaise y de Theo, esa Laila no sabia los problemas de las otras personas.

—No....él....él matara a mi madre, te matará a ti...me matara....

Él

Draco le tenía miedo a él. A Voldemort, ahora con Lucius Malfoy en la cárcel, quedaban Narcissa y su hijo. Debía tenerlos amenazados.

—No te preocupes por mi. Solo dice eso para asustarte... Dumbledore podría mantenerlos seguros...— el miedo se instaló en el fondo de mi estómago, todas las dudas que Harry tenía sobre Draco, como él insistía que el rubio era un mortifago, las preguntas de porque Draco pasaba tanto tiempo en la sala de menesteres. Empecé a dudar de mi confianza y fe completa que le tenía....trague antes de preguntarle —. ¿Draco, qué no me has dicho? ¿Draco, que no puedes hacer?

Él se dio la vuelta y me abrazó con fuerza, yo lo abrace de vuelta demasiado confundida para entender. Él me pedía lo siento, una y otra vez. Algo que me estaba asustando cada vez más. Me alejé un poco de él.

Las lágrimas le resbalaban por el pálido rostro y caían en el lavabo. Draco emitió un grito ahogado y tragó saliva. Entonces, con un brusco estremecimiento, levantó la cabeza, se miró en el resquebrajado espejo, yo hice lo mismo, abriendo mi boca para preguntarle de nuevo, cuando vi que a mis espaldas estaba Harry mirándonos de hito en hito desde la puerta. Agrande los ojos sorprendida.

Mi amigo se dio la vuelta y lo apuntó con su varita y me empujó a un lado. Harry sacó la suya rápidamente.

—¡No! ¡Esperen!

Yo misma saqué mi varita, tratando de hechizarlos a ambos con algo que los dejara en el suelo pero sin heridas.

El maleficio de Draco le pasó rozando Harry e hizo pedazos una lámpara que había en la pared. Harry se lanzó hacia un lado y alzó la varita pero Draco bloqueó el embrujo.

Laila Scamander Y La Maldición de MorganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora