Laila Scamander Y La Maldición de Morgana

42: Consuelo

Penultimo capitulo. Y el gif... :(

Para el Señor Tenebroso.

Ya se que morir mucho antes de lea esto, pero quiero que sepa que fui yo quien descubrió su secreto. He robado el Horrocrux autentico y lo destruiré cuanto pueda. Afrontaré la muerta con la esperanza de que, cuando encuentre la horma de su zapato, volverá a ser normal.

R.A.B

Esas palabras no me dejaban dormir. Se suspendieron las clases y se aplazaron los exámenes. En los dos días siguientes, algunos padres se llevaron a sus hijos de Hogwarts; las gemelas Patil se marcharon la mañana después de la muerte de Dumbledore, antes del desayuno, y a Zacharias Smith fue a recogerlo su padre. Seamus, en cambio, se negó rotundamente a acompañar a su madre a casa; discutieron a gritos en el vestíbulo, y al final ella permitió que su hijo se quedara hasta después del funeral. Y es que no cesaban de llegar al pueblo magos y brujas que querían presentarle sus últimos respetos a Dumbledore.

Los estudiantes más jóvenes se emocionaron mucho cuando vieron por primera vez un carruaje azul pálido, del tamaño de una casa y tirado por una docena de enormes caballos alados de crin y cola blancas, que llegó volando a última hora de la tarde —el día antes del funeral— y aterrizó en el borde del Bosque Prohibido

Entretanto, iban acomodando en el castillo a una delegación de funcionarios del ministerio, entre ellos el ministro de Magia en persona, sin embargo entre la directora de Beauxbatons, muchos famosos y el mismo ministro, había alguien que me hizo dejar todo para ir a verlo, vino mi abuelo Newt.  La profesora McGonagall me había ido a buscar a la sala común para darme la noticia y salí corriendo como un torpedo hacia el hoyo del cuadro de la Señora Gorda en cuanto McGonagall me dijo que mi abuelo estaba en la entrada del castillo. El colegio estaba vacío por dentro, no habia mucha gente en la tarde, todos se quedaban en las salas comunes hablando sobre lo que pasaría con el colegio, con ellos, con sus exámenes. Me deslice por los pasamanos y corrí hasta la entrada y me detuve a unos metros al ver la figura de mi abuelo que estaba en las dobles puertas, contemplando su antiguo colegio, pero cuando me vio su expresión se suavizo.

—Hola querida— su sonrisa me transmitió tanta paz que me hizo sentirme débil , pequeña, como si tuviera ocho años de nuevo.

—Abuelo— sollocé corriendo a abrazarlo. él como siempre me recibió con los brazos abiertos, yo me agarré a su túnica, dejándome llorar como una niña pequeña mientras sentía sus suaves palmaditas en mi espalda—. Te he extrañado tanto... 

—Laila...—él suspiró, me puso las manos en los hombros, después de un par de pasos me di cuenta que estábamos entrando al aula de Historia, cerró la puerta y yo me senté en una mesa, enterrando mi cara en mis manos mientras me ardía toda la cara por el llanto, no podía parar. La traición de Draco...que me hubiera mentido tan fácilmente, la muerte de Dumbledore, Bill herido, mi tio Remus y Tonks, la maldición de Morgana...