Capítulo 2

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El señor Glatzel abrió la puerta de una patada por que escuchamos los gritos David y lo que sentía no me gustaba para nada.

--¿Dónde está? -

Escuchamos ruidos en el baño y corrieron de inmediato para intentar abrir la puerta mientras intentaba consolar a su madre que estaba desesperada, al abrir la puerta impedí que su madre junto a su hermana entrase, podría ser peligroso.

--¿Qué paso campeón? ¿Estás bien? -Pregunto su padre entrando poco a poco--¿David? ¿Qué tienes? -

El niño se levantó de donde estaba y nos miró, rápidamente su padre estaba en el suelo mientras el apuñalaba su pierna.

--¡No! -Lo sostuve de ambas manos mientras mi padre lo retenía antes de que matará a alguien y le saqué el pedazo de vidrio que andaba en mano.

--¡Padre! ¡Debemos hacerlo ahora! -Grito papá sosteniéndolo bien mientras ayudaba al Señor Glatzel.

--Con esto aguantara, solo hay que presionar-Le dije a la señora Glatzel mientras amarraba algo en la herida para hacer presión y evitar que siga sangrando.

--Hay que subirlo al auto, lo llevare a la iglesia –

--No padre... ¡Ahora! –

Rápidamente empezamos a bajar al asegurarnos que los padres de David estén a salvo, mi padre lo llevaba sujeto mientras Debbie y yo lo seguíamos por detrás. Hasta que por medio camino levanto sus brazos impidiendo que mi padre avanzara, el ejerció fuerzas hasta bajar las escaleras mientras dejaban marcas en las paredes de garras muy grandes para ser de un animal.

--¡La mesa! – Me acerque a ayudar a mi madre a despejarla rápidamente.

Padre lo acostó mientras intentábamos sujetarlo para impedir que haga una locura.

--Sujétenlo, no lo suelten – Tome una de sus muñecas fuertemente mientras mi madre estaba al frente de mí.

--¡Esta convulsionando! -Grite preocupada por el niño y mire que el padre ya había sacado para el exorcismo.

--Salve Dios tu siervo, que son fieles a ti señor. Deja que encuentre en ti señor, una torre fortificada frente al enemigo... -

--Vístelo con tu armadura señor, para luchar contra las fuerzas del Diablo... -Escuche que no era la única que decía la plegaría, ya que mi madre me la había enseñado.

--Contra toda maldad... -

--Lorraine ¿Qué te pasa? -La mire que estaba agobiada mientras tocaba su frente.

--¿Mamá? -Me aleje dejando que Debbie tomara a David mientras ayudaba a mi madre--¿Mamá? -Toque su brazo y unas imágenes pasaron por mi mente; fuego, escritos, una copa.

--Isabel ¿Qué sucede? -Escuché a papá, pero en un susurro débil le dije que estaba bien-- ¿Isabel, Lorraine? –

De inmediato todo comenzó a temblar y el padre empezó a rosearlo con agua bendita, ayude a mamá a sostener a David ya que las imágenes aún siguen pasando y me agobian, y se que a ella también. Un gran gruñido hizo silencio en toda la habitación, estábamos preparados por si acaso sucedía algo.

--¡Isabel! -Sentí que alguien me hizo agacharme de inmediato y escuchaba muchas cosas romperse, aún no soltaba la mano de David y un gran viento azoto el lugar junto con muchas risas.

--¿Botiquín de primeros auxilios? –

--Esta en la cocina, en la cocina –

--¡Yo lo traigo! -Mire a Drew pasar rápidamente mientras papá tomaba la biblia y empezaba a tomar posición en el exorcismo.

--No esta funcionando -Dijo Arne y era verdad, todo estaba empeorando.

Mientras papá continuaba con la oración, el cuerpo de David comenzó a deformarse.

--¡David! ¡Basta! ¡Ayúdenme! ¡David! -Se escuchaban los gritos de Debbie.

--¡Déjalo em paz! –

--¡Arne, no le hables! -Le dije con preocupación.

--¡Solo es un niño! ¡Déjalo! –

--¡Arne! ¡No le hables! ¡Basta! -Le dijo mi padre hasta que Debbie salió volando hacia un lado junto con Arne y David de inmediato se levantó arrojándose hacia mi padre.

--¡Papá! / ¡Ed! -Intentamos correr para ayudarlo, pero las visiones volvieron fuertemente y me golpeaban, ya que mi madre me tenía sujeta.

Caí de rodillas tocando mi pecho, las imágenes pasaban demasiado rápido y escuchaba pensamientos que no eran míos.

Al recuperar la conciencia vi a toda la familia reunirse con David y mi padre no se había levantado aún.

--¡Papá! -Corrí de inmediato a socorrerlo-- ¿Qué tienes? –Toque su cuello y su pulso estaba bajo-- ¡Mamá! ¡Su corazón! –

--¡Alguien llame a emergencias! -Ella vino de inmediato a verlo, estaba muy pálido y no respiraba bien. 

El Conjuro 3: El Diablo Me Obligo a Hacerlo. (Isabel Warren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora