CAPÍTULO | 05

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De un pequeño empujón cerre la puerta mientras gritaba.

—¡Ya llegué mamá!

Y escuché su respuesta cuando entré a la cocina.

—¡Estoy en la sala de estar!

En la barra dejé la bolsa de las donas, y salí con la bolsa del pastel y el café en la mano, me detuve en el umbral de la sala de estar y miré a mi madre sentada en el sofá individual con su móvil en mano.

—Pase a la cafetería y he traído unas donas.

Mamá bajó su móvil y vió.

—Gracias cariño, por cierto esta noche vamos a cenar pizza.

Le sonreí a mi madre.

—Está bien, ahora iré a ver a Irina.

Sin esperar respuesta me dí la vuelta, al bajar al sótano miré que Irina estaba sentada en la alfombra, el primer libro de la saga de Harry Potter estaba abierto en la cama. La charola del desayuno ya no estaba y bueno, con eso me doy cuenta de que mi bella madre ha bajado.

Irina ya no estaba vestida con la misma ropa del lunes y eso quiere decir que se ha duchado. Junto a ella dejé lo que le he traído.

—Fuí a la cafetería de Sol y te traje lo que te gusta –dije y me sorprendí al escucharla.

Irina Baeva se está riendo.

—¿De qué te estás riendo? –pregunté un poco confundido.

—Eres un maldito egoísta Klaus –hablo sin dejar de reír.

Mierda, creo que ya se volvió loca.

Me quité la mochila y la dejé en el suelo, tomé asiento en la única silla que había en la habitación.

—Aparte de un maldito egoísta también soy secuestrador y un asesino –en cuanto agregué lo último Irina me miró rápidamente —Vaya, creo que olvide agregar eso último y bueno, como te decía asesino a personas por qué me gusta escuchar como sufren cuando los torturó.

De forma burlona sonreí al ver que había perdido todo el color de su rostro.

—¿Q-que? ¿Vas a matarme?

Aburrido puse los ojos en blanco al escuchar sus absurdas preguntas.

—No voy a volver a repetirlo Irina y si voy a matarte, pero no lo haré hoy ni mañana tampoco, pero pronto tenlo por seguro.

Díos, me fascinó ver la expresión de terror en su rostro. Sus gritos a la hora que la esté torturando serán hermosos.

Maldita sea, ya quiero ese día llegué.

Por un momento escuché a Irina llorar, sus mano cubrían su rostro.

—Se que mi madre ha bajado y obviamente ella no me lo dijo por qué no es ninguna chismosa pero déjame decirte esto y espero que sé te quede bien grabado en cabeza –le dije, mientras me acomodaba en la silla, mi pierna derecha la subí sobre la izquierda y mi mano izquierda la puse en mi tobillo —Aunque le llores y le hables mal de mí, ella nunca va ayudarte.

Cada vez que hablaba su llanto se volvía cada vez más fuerte, no recibí respuesta de su parte, pero con su llanto fue más que suficiente para mí.

Con la mano me froto el tobillo.

—Antes de que se me olvide, esta mañana en clase de literatura Sebastián me contó que recibió una llamada de tu prima Erin llorando –eso rápidamente llamó su atención, sus preciosos ojos me miraron —Y que creen que has desaparecido aunque eso es verdad.

Me levanté y caminé a la salida, pero me detuve al escuchar su voz.

—Mis padres van a encontrarme y ten por seguro Klaus que te vas a podrir en una maldita celda.

—Ay Irina que ilusa eres, por supuesto que van a encontrarte pero dudo mucho que sea con vida.

Irina se puso de pie también, con sus manos limpió las lágrimas de sus mejillas y con total valentía dijo sus siguientes palabras.

—Viva o muerta voy a tener justicia y tú vas a terminar pudriéndote en una minúscula celda.

Sonreí.

—Pues estarás esperando mucho porque nunca van a atraparme, ni siquiera saben quién te llevó por qué gracias a tí no saben que fuí yo. Ahora me voy porque estoy cansado, disfruta tu pastel y el café frío.

Al salir del sótano, me reí cuando escuché el grito de frustración de Irina.

A la hora de la cena comimos pizza en la sala de estar mientras veíamos una película de terror.

Mis padres son fans de las películas de terror como lo soy yo. Tampoco me molesté en preguntarle a mi madre por qué bajó al sótano cuando le dije que no lo hiciera.

Y bueno, eso sería una idiotez de mi parte ya que mi madre lo volverá hacer y de eso estoy bastante seguro.

Después de la cena ya no volví al sótano, tenía pensado bajar y burlarme un rato de Irina llevándome conmigo la primera y la última carta que ella me dió. Con los auriculares puestos y con la música a todo volumen hice las últimas tareas del semestre que gracias a Dios mañana es el último día de clases.

Mientras hacía la tarea de matemáticas mi móvil vibró por la llegada de un mensaje. Deje el lápiz arriba del cuaderno y tome el móvil y al desbloquearlo miré que era un mensaje de WhatsApp. Me metí a la aplicación y sonreí al ver que era un mensaje de mi mejor amigo de Faixland.

LEWIS: Maldita PERRA y con mayúsculas, ¿Porque diablos no me dijiste que vas a volver a Faixland y me tenía que enterar por mi propia madre.

Me reí al leer su mensaje, él es el único que dejo que me hablé así. Lewis y yo somos mejores amigos desde que éramos unos críos.

YO: Mierda, quería llegar de sorpresa a tu casa, pero creo que mi madre no pudo con la emoción y le contó a la tuya.

Le envié mi respuesta y volví a tomar el lápiz.

No pasó mucho tiempo cuando su mensaje llegó.

LEWIS: Por supuesto que sí lo hubieras hecho, mi madre se ha vuelto loca al saber que vendrán al pueblo para esta navidad y se ha ofrecido para limpiar tu casa y llenar la despensa para cuando ustedes lleguen.

Mi madre y la madre de Lewis son mejores amigas desde que eran unas adolescentes, y desde entonces se hicieron inseparables.

OSCURIDAD PERVERSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora