Connor Ryder
¿Placer? Placer el hecho de caminar por las veredas nevadas de la ciudad después de una larga jornada.
Desde que la guerra llegó, no hemos dejado de hacer guardia por toda la ciudad y haciendo planes en caso de un ataque.
Cada paso en la nieve me metía más en mis pensamientos, hasta este momento.
Ese característico olor a lavanda me enredo por completo, pues era más que obvio quien era, me detuve frente una fuente hermosa que se ubicaba frente a la catedral y al girar mi mirada no me sorprendió lo que mis ojos encontraron, era la coronel Winter Bristol alimentando con un pan a una paloma que se posaba en la barda de la fuente.
-Winter. - interrumpí su tranquilidad acercándome poco a poco al lugar donde ella se ubicaba.
- ¿Connor? La paloma tenía hambre, no pude negarle un poco de mi pan. -
y ahí está, esa característica sonrisa de oreja a oreja que nunca desaparece, ni cuando está de servicio.
Asentí desinteresado a sus palabras, aunque por dentro este muriendo por sonreírle.
Winter y yo somos mejores amigos desde que éramos unos chicos de primaria, yo siempre tan callado, ella tan escandalosa, algo así como el dúo perfecto, así como dos polos opuestos.
Winter interrumpió el frío silencio con su dulce voz.
- ¿Vas al London coffee? ¡Quiero acompañarte! - mencionó Winter.
de un salto se paró de dónde estaba sentada y sus delgados brazos me atraparon por el torso acercándome a ella de un jalón.
-¡Hey! Winter, no hagas estás cosas, más compañeros pueden vernos y no es adecuado que una coronel se abrace con el Mayor. -
dije en un tono firme, pero en mi interior no quería escapar de sus brazos, ella soltó una risita quisquillosa y me soltó sin desaparecer esa preciosa sonrisa.
- ¡Ay,vamos Connor! Estamos fuera del batallón. -
ella jugó con sus cabellos negros con una sonrisa llena de picardía, siempre tan molesta, pero no me quejo.
Lo único que hice fue bufar en respuesta, y ella rio.
-Camina entonces. -
sin una respuesta más camine hacia el London coffee, una pequeña cafetería cerca de la catedral, cuando Winter y yo teníamos 16 años nos gustaba visitarla todos los días.
El silencio reinó por lo menos 5 minutos, hasta que Winter interrumpió la calma de nuevo.
- ¡Hey, Ryder! Mañana cumples 20 ¿Que planeas? -
alargó sus pasos para estar a mi nivel, algo que me molesta tanto de ella es su estúpida altura, ¿Cómo puede medir 177 cm? ¡Es mujer! y yo mido estúpidos 170 cm.
-no tenías que recalcar que cumplo 20(...)-
-Planeo estar un poco en casa.... Contigo, es el último día libre...-
era un buen plan, al menos para mí, pues desde que ambos nos unimos al ejército muy rara vez nos vemos la cara, hoy fue suerte, pues Winter se había ido a comandar Al sur de Brighton y yo al norte.
Di un pequeño vistazo a su rostro, su sonrisa se había hecho más grande y sus ojos reflejaban tanta felicidad, al parecer le gustó la idea.
- ¡Ah! No sabía que tenías un lado tierno eh, Connor. ¡obvio que iré a tu casa mañana, gatito!.-
- ¿DISCULPA? ¿GATITO?- Procedí a fulminarla con una mirada extrañada y a darle un pequeño empujón.
- ¿Gatito? Te he dicho que pares con ese estúpido apodo, no soy un "gatito", Winter. -
Dije cruzando los brazos y ella de nuevo soltó una risita burlona.
Llegando al London coffee nos sentamos en nuestra mesa favorita, la que está frente a la enorme ventana que da vista al paisaje nevoso y frío, Winter procedió a pedir un café americano y yo un té.
Y ahí fue cuando su sonrisa se hizo pequeña y su mirada bajó, ¿Yo? Yo no permitiría eso, si bien se que el papel de Winter en el ejército implica ver cosas devastadoras, no dejaría que nada le arrebate la sonrisa.
Aclare la garganta para llamar su atención, a lo que ella me miró con sus ojos azules directamente a los míos, ahora estoy más que nervioso, pero me mantengo cuerdo.
-Oye, ¿Qué sucede? -
ella ladeó la cabeza con su sonrisita que luego desapareció por completo.
Quedó un horrible silencio hasta que llego lo pedido a la mesa.
-Connor... ¿Recuerdas al teniente Archer? El que fue herido en batalla hace 3 meses. -
yo asentí con un poco de pánico, no sé a dónde va esto que dice.
-esta... Está muerto. -
su mirada bajó por completo y apretó su mano derecha. No podía creer lo que su boca dijo, ni mucho menos cómo está ahorita, según a lo que escuché el teniente Archer estaba siendo bien atendido y que sus heridas estaban sanando correctamente.
-Winter... ¿Cómo? ¿No que estaba sanando bien? -
ella negó.
-eso se decía...Siento culpa. -
- ¿culpa? No es tu culpa haber sido defendida por el teniente Archer en el campo de batalla. -
Tomé su mano derecha con fuerza y deposité un beso en ella.
-no Winter, no es tu culpa, murió como héroe, ¿Sí? Bebe el café, se enfriará y el clima ya está demás. -
ella regreso su mirada a la mía y sonrió cálidamente, asintió y bebió un poco de su café.
Se que Winter ha visto a muchos morir, pero el teniente Archer era su favorito, tal vez por su actitud parecida a la de ella y su inteligencia a la hora de comandar sus tropas.
¿Cómo te digo esto sin que borres tu sonrisa, Winter?
Esto es solo el comienzo del fin.
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'•Olor a lavanda.•' (en modificacion)
Ficción históricaConnor Rider, un Mayor de carácter frío. Winter, una coronel de dulces acciones. Ambos amigos de la infancia que prueban el amargo sabor de la guerra. Y con ello, el amargo sabor de la deshonra. historia 100% mía