Capítulo 30.

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"La vida es un regalo que puede evaporarse casi sin que nos demos cuenta, y es demasiado frágil para vivirla como quieran los demás.

Dímelo con besos.

[BIENVENIDOS A LA RECTA FINAL]

(DE ANTEMANO AGRADEZCO A TOD@S LOS QUE ESTAN CONMIGO DESDE EL FINAL DE SEDUCIDOS #1 INFINITOS BESOS)


Cena Familiar.

Liam.

Nos lavamos los dientes juntos en el baño. Ainhoa tiene una sonrisa radiante en el rostro lo que hace no querer despegar mis ojos de ella.

Escupe y se vuelve a mirarme sonriendo.

Beso sus labios con pasta dental en su comisura. Abre los ojos como platos.

—Dios Liam ¿Qué haces? —habló en un tono enfadado. Limpia el borde de sus labios con su dedo pulgar. Yo sonrió por lo que se me viene a la mente.

—Pero mira nada más princesa, ¿Qué estas recordando?

Palmotea mi hombro sonrojada por mi comentario. ¿Qué se hace? si es ella la que me pide hacerlo nada más tenemos un rato a solas, aunque no me quejo.

—Iré a ver si mi padre salió a hacer su ruta de trote —dice saliendo del baño.

—¿Para qué?

—Para que nos duchemos juntos.

Sonrió por su mente ingeniosa.

—¿Y tu madre?

—Todas las mañanas va a su clase de yoga de once a una de la mañana.

—Entonces ven aquí, déjame hacerte el amor.

Ríe cuando me la cargo al hombro y corro la cortina de la ducha, quito su camiseta y su pantalón. Amo que no use ropa interior para dormir. Abro la llave dejando caer el agua caliente y la hago mía.


Ainhoa.

Qué momento más incómodo, desearía poder cortarme la cabeza y dársela de comer a Liam por estar tan rígido.

Si es cierto que cuando llegamos Liam mostro su lado a la defensiva contra la actitud de mi padre ¿Pero ahora? Parecía un anciano riquillo con el ego por las nubes.

—La cena estuvo muy rica señor —alago a mi padre.

Mire nuestra comida, ni siquiera era una cena, y si lo era, era la cena más pobre a la que había asistido. Mis padres solo comían plantas, si todo lo verde del mundo fuera comible de seguro ellos se lo comerían.

Ellos y su estúpida regla de no carecer de vitaminas y energía.

Solo cuando llegue a la Universidad Weist me permití comer a mi antojo, carnes por doquier y comida chatarra junto a Liam. No es que me lo prohibieran, solo que comer carne u otra cosa que no sea planta requería de cocinarlo con mis propias manos, y la Ainhoa de antes era toda una sosa.

No sé porque Liam se empeñaba tanto en los halagos, lo único que lograba era que mis padres se burlaran de el en la cocina. ¿Y lo que le dijo a mi padre? Ni siquiera fue el quien cocino.

Estaba realmente nervioso, y eso le hacía bajar puntos.

—Por cierto, Erin es un nombre muy hermoso Señora Firsby —comento de repente ante el silencio de los Firsby.

Sedúceme como quieras #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora