"Elain salió de una sombra detrás de el y clavo El que Dice la Verdad hasta la empuñadura en la nuca del rey mientras le gruñía junto al oído: —No toques a mi hermana."
Tormenta.
Liam.
Luego de nuestro casi beso con Ainhoa creí que sería bueno tomar un poco de distancia entre nosotros. Mi mente ya estaba cansada de desear tanto y no poder hacer nada al respecto. Y ese día las cosas entre nosotros habían quedado muy tensas. Yo no podía evitar pensar en nada mas que no sea en su boca, su aroma y en sus movimientos.
Me había dejado completamente loco verla bailar y sobre todo que fuera para mí. Una parte de mi quería preguntarle si sentía lo mismo que yo cuando estábamos juntos.
Quería saber que para ella también el mundo desaparecía como si estuviéramos en el espacio y las únicas estrellas importantes fuésemos nosotros.
Lo que me temía ya estaba pasando, habíamos empezado aquel trato por ella, para que pudiera arreglar su relación con su novio, no sabía que lo que sentía en un principio iba a crecer tanto que no me dejase respirar. No sabría en que momento comenzó a tenerme tanto por los huevos que prácticamente ya le pertenecían.
Estaba en todas partes y no podía quitármela de la cabeza.
No era mi tipo, no era hermosa al menos no hasta el punto de deslumbrar si no que su hermosura era ligera, silenciosa y delicada. No tenía el mejor cuerpo, casi podía desaparecer bajo la ropa. No era ni la mitad de atrevida comparada con las demás chicas con las que he estado. Pero... ¿alguien me creería que precisamente eso fue en lo que último me fije?
Lo primero que había visto de Ainhoa era que podía ser tan tímida como desafiante que te cagas, podía fastidiarte y dirigirte a su antojo con una sola mirada. Tan gruñona que se volvía cuando tenía hambre y lo callada que se quedaba cuando alguien extraño al grupo intentaba hablarle. Vivía su maldito mundo como no te imaginas. Y creo que de lo primero que me enamore fue que confiaba lo suficiente en mí para mostrarme su lado más bonito, sincero y diferente. Me hacía sentir la persona más afortunada por siquiera estar intercambiando palabras con ella, y luego están las demás cosas.
Y necesitaba tomar distancio o de lo contrario no sabía cuánto más me controlaría. Pero joder apenas comenzaba la tarde y ya la extrañaba y me sentía perdido. No tenía ganas de salir de fiesta, ni pasar el rato con Adair y Zac, quería estar con ella. Y era jodidamente deprimente no poder hacerlo como verdaderamente quería.
Pero aquí me encontraba, tendido en la cama de mi hermana esperándola para que al menos ella lograra despejarme un poco la mente. Ella se encontraba en su entrenamiento de la tarde, la universidad hoy había estado aburrida así que solo tenía que esperarla. De hecho ya podía escucharla arrastrar los pies hasta la ducha del pasillo.
Unos minutos después el pomo giro y me levante.
—¿Podemos hablar? —le pregunte con voz cansada. Lex solo rio negando con la cabeza pero no me corrió.
Fue hacia una esquina y busco una toalla para secarse el cabello, busco el pijama y toda su ropa. Me miro por encima del hombro.
—¿Te importaría? —se señaló. Cierto, salí de la habitación y fui a por la comida que había preparado cuando planee que no se escaparía de mi esta tarde.
Con la bandeja en mano subí la escalera hasta la habitación donde la encontré secándose el cabello con el secador, cuando vio lo que traía en las manos dejo de hacer lo que estaba haciendo y se lanzó a la cama. Yo recosté mi cuerpo en el respaldo mientras la miraba como comía toda la basura que le había preparado.

ESTÁS LEYENDO
Sedúceme como quieras #2 ©
Roman pour AdolescentsElla es puro fuego, fuego escondido debajo de un mar tormentoso que no la deja ser ella, no la deja brillar a su manera. Es tornado, invade todo lo que toca, hasta mis propios sentimientos. Me deja completamente colocado cada vez que se mueve de esa...