Primer Día
Luana
Mi Primer día en la guardería fue extenuante, no sé de dónde sacan tanta energía estos pequeños, todo el día fue corre aquí, corre allá. El único que me hizo falta fue el pequeño Gail, según la Sra. Morris su padre reporto que se encontraba indispuesto.
Termino de arreglar mi ropa frente al espejo del pequeño baño para empleados, gracias a Dios traje un cambio de ropa, porque ni loca me presento a la universidad con aquel uniforme de colores, para cada día es un matiz diferente, no son horrendos, no me malentiendan, pero definitivamente no son de mi total agrado. Acabo de arreglar mi cabello, retoco un poco mi maquillaje y salgo tomando mi bolso.
—Hasta mañana Trish—le hablo a la rubia que va de salida también.
—Buen trabajo Lu, nos vemos mañana—levanta su mano moviendo la muñeca en señal de despedida.
Salgo de la guardería rumbo al ascensor, parada esperando el mismo está la Sra. Morris, que apenas me ve, me recibe con una enorme sonrisa.
Es un amor.
—Hola Luana, ¿Qué te pareció tu primer día? —habla la doña en cuanto me poso a su lado.
—Excelente Sra. Dorothy, los pequeños son un amor—contesto devolviéndole la sonrisa.
—Para ser tu primer día, has hecho un excelente trabajo, te felicito—me adula, dándome un leve apretón en el brazo.
—Gracias.
El sonido de llegada del ascensor nos alerta de su llegada, las puertas del mismo se abren dejando a la vista a una rubia despampanante que nos mira a ambas de arriba abajo, arrugando la nariz y frunciendo la boca.
Mínimo olemos a mierda.
Ya me cae de la patada la fulana esta, no la conozco, pero se ve que es una antipática de primera.
—Srta. Vandervief—saluda la Sra. Morris amablemente.
—Dorothy—habla de mala gana la peli teñida.
Yo sigo con mi vista al frente, pero por el rabo del ojo puedo ver cómo me repara la tipa esta. ¿Qué tanto me mira, será que le regalo una foto mía o qué?
—¿Quién es? —vuelve a hablar la rubia, dirigiéndose a la Sra. Morris.
—Ah ella es la nueva empleada de la guardería—contesta la peligris.
—Luana, ella es la Srta. Aryana Vandervief, la asistente personal de presidencia— me habla la Sra. Dorothy, presentándome con la estirada.
Giro hacia la mujer que me mira con superioridad, estiro mi mano de manera formal para presentarme.
—Luana Graig, es un placer conocerla Srta.—contesto con mi mejor sonrisa.
Pero la muy hija de su grandísima madre, me deja con la mano extendida, mirándome con una ceja arqueada y cara de estreñida.
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Vino Tinto
RomanceEl abandono de su esposa, lo convirtió en un hombre frio, que no cree en las mujeres y mucho menos en el amor. Pero la vida siempre da segundas oportunidades y está viene de la mano de una bomba latina que pondrá su mundo de cabeza, no solo por la d...