Quinto

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Excitación

Capitulo dedicado para mis Diosas de Rose

espero que lo disfruten.

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Luana

Garrem Ward, millonario de 40 años, cuenta con títulos como el de Ingeniería en sistemas de la comunicación, una maestría en desarrollo de nuevas tecnologías y un doctorado en letras y literatura, además de otros seminarios, divorciado. Es de los detalles que leo en una entrevista realizada a mi jefe hace un par de meses.

Levanto mi vista para observar cómo algunos niños corren de un lado a otro, mientras que otros están entretenidos con distintas actividades. Como es el caso del rubio que como siempre está en una esquina armando sus adoradas torres de Bloques de colores.

Vuelvo mi atención a mi celular y al artículo. Hay algunas fotos de mi jefe en diferentes eventos, luce maravillosamente comestible en cada una de ellas, muerdo mi labio imaginando como sería besar sus labios definidos, ¿Picará su barba?, pasar mis dedos por su cabello sedoso hasta palpar sus anchos hombros o pasar la lengua por aquel pecho duro que mis manos aún recuerdan con lujo de detalles. Es tan grande y bien formado que me encantaría guindarme a el como un llavero, y es que luzco tan pequeña a su lado. Imagino que debe estar bien dotado, un hombre como él debe ser poseedor de una polla magistral, de solo pensarlo siento que me arde la panocha.

Necesito probarlo, aunque solo sea una vez, para quitarme estas ganas que recorren mi cuerpo cada vez que lo veo, mi organismo lo aclama, los pezones se me endurecen, el coño se me humedece tan solo con su presencia y cuando habla Dios, casi puedo venirme con ese tono rasposo que es su voz. Voy a terminar por pensar que estoy loca, por que esto no es normal, jamás he tenido la necesidad de buscar a algún hombre, son ellos lo que siempre vienen a mi como abeja al panal. Lo sé soy irresistible, pero este hombre me pone como perra en celo, con ganas de tirármele encima, no sé si es por el hecho de ser mayor que yo o por el cartel de advertencia que me grita que es prohibido, es tu profesor y jefe, pero al parecer eso solo aumenta mis ganas de cogérmelo, de volverlo loco.

Lo más cómico de todo es que piensa que no me he dado cuenta de la manera en que mira, como se lame los labios cada que hago una travesura de las mías. Me encanta jugar y llevarlo al límite, ponerlo a tragar duro como ayer, que le di una vista privilegiada de mi vagina húmeda, ver el hambre reflejada en sus ojos no tiene precio, pero el muy testarudo se resiste y prefiere comerse la carne de segunda mano de la oxigenada que tiene por amante.

Pero pronto caerá y cuando lo haga me lo comeré como tantas veces lo he imaginado en mi cabeza, desde el primer momento que lo vi.

Pero pronto caerá y cuando lo haga me lo comeré como tantas veces lo he imaginado en mi cabeza, desde el primer momento que lo vi

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Vino TintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora