Cuarto

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Provocaciones

Provocaciones

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Luana

Definitivamente que el mundo daba muchas vueltas y era demasiado pequeño. De todos los hombres sobre la tierra, justo el magnífico, fuerte, inteligente y sobre todo comestible Garem Ward, tenía que ser mi nuevo profesor. ¿Quién lo diría?

De hecho, ya había visto fotos de él, en algunas revistas de negocios, pero ninguna de aquellas imágenes le hace justicia a semejante Dios, tan solo de recordar sus ojos grises mirando con disimulo mi cuerpo, sus grandes manos cuando me sostuvo de la cintura para que no me fuera de culo, madre mía su aroma, su maldito olor embriagante.

Miro a Gail desde mi posición, jugando con los bloques concentrado totalmente en armar una nueva torre. Ahora comprendo de donde saca tanta belleza y aquella mirada profunda que es igual a la de su padre, solo que la del pequeño tiene destellos azulados e inocentes, mientras que la de su papá es de un gris turbio tintada de pura sensualidad.

—Tierra llamando a Luana-Trish llama mi atención, tronando sus dedos delante de mí.

—¿Qué sucede? —la miro a la espera de que hable.

—Te decía, ¿Si querías ir el fin de semana a Celebrar mi cumpleaños?

—Disculpa, es que estaba pensando en unas tareas—digo, sonriendo un poco.

Mentirosa.

—Se nota, andabas como en otra galaxia—suelta una risilla—Bueno el tema es ¿Te animas o no?

—Claro que sí, ¿Dónde será? —indago, esta vez dándole toda mi atención.

—En casa de mis padres, será un asado, nada ostentoso, con algunas personas del trabajo, amistades y familiares.

—Cuenta conmigo-asiento con mi cabeza—¿A quiénes invitaste de acá? así aprovecho y conozco a un par de personas.

—Bueno a la Sra. Dorothy, Diana la recepcionista, José el de mensajería, Roger el portero y al Sr. Ward, aunque nunca va, suele siempre hacerme llegar un sustancial regalo.

El escuchar el nombre del rico papucho de nuestro jefe, me pone a vibrar el cuerpo entero. Ese hombre me gusta y mucho.

No tengo idea como semejante hombretón esta involucrado con la peli teñida grosera. Lo que me pone a pensar que, si se fijó en esa, muy bien lo puede hacer conmigo que soy todo lo que le falta a la larguirucha de Aryana.

Zorra.

Pero yo lo soy aún más. Ni buena, ni mala, ni santa ni diabla, Cabrona. Y ese manjar de que me lo como me lo como.

—Tal vez este año sea diferente, y se sienta animado a ir el jefe—suelto con una sonrisa traviesa jalando de mis labios.

—Dios te oiga, mis padres mueren por conocer al increíble Sr. Ward—dice con admiración.

Vino TintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora