—... —Levantó la mirada del instrumento entre sus manos— ¿Qué mierda quieres, niña?
— ¡Quiero que me enseñes a tocar tan bien como tú lo haces!
"Nadie normal puede tener una sonrisa tan grande y brillante."
—... No.
— ¿¡Eh!?
|* 𝑌𝑜 𝑡𝑒 𝑚𝑖𝑟𝑜 𝑦 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑎 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑡𝑎𝑠...*|
— ¡Oh, estas aquí hoy también! —Se sentó junto a él sin ninguna invitación— ¿Hoy si me enseñaras a tocar?
—No. —Ignoró el puchero femenino sin dejar de mover sus dedos sobre las cuerdas— Ya lárgate.
— ¿Qué tengo que hacer para que me enseñes? ¿Un helado tal vez? O ¿Prefieres un café? Conozco una muy buena cafetería aquí cerca ¡Tienen pasteles deliciosos!
—Deja de joder. —No volteó a ver a la chica, no tenía ningún interés— Lárgate.
— ¡Haré que me enseñes a tocar! ¡Lo juro!
"Maldita sea ¿Qué no tiene nada mejor que hacer que molestarlo precisamente a él?"
Ya son dos semanas y no es que cuente el tiempo que esa molesta niña viene a molestarlo, es solo que ese es el tiempo que el lleva yendo a ese parque para practicar. Pronto habrá un concurso en el barrio y el premio para el primer lugar será una gran cantidad de dinero que él piensa usar para poder ir de montañismo por si solo sin que sus molestos padres lo estén hostigando.
Pero también ya son dos semanas en las que sus prácticas se han visto interrumpidas gracias a dos ojos castaños que lo hostigaban por una hora para después irse por unos minutos y volver con algo para que ambos comieran juntos.
Estúpida niña metiche.
Comenzó a mover su mano sobre las cuerdas de su guitarra dando asi inicio a una suave melodía. Sonaba bien, le gustaba su creación pero seguía sin poder encontrar liricas que pudieran acompañar sus notas... le faltaba algo.
