Legado. (Fanfic de pecados placenteros de Eva muñoz)

Capitulo 3

Owen

Después de dos horas de vuelo y ganar  una de las batallas por la cual estoy dispuesto a llegar a la Guerra con  el Morgan.

Me encuentro en mi  otro auto deportivo rojo, creo que llegaré tarde a la "pequeña cena Familiar".

Se que dije que no iría pero nadie Le puede decir no a la abuela Laura.

Por ende cuando llegó tiro la llaves de mi auto al empleado y camino sin mirar atrás, acomodo un poco mi traje y me dirijo al encuentro de mi familia.

Y como dije sabía que no sería una pequeña fiesta familiar aquí ahí como 20 personas en total, paso de largo a todas persona que me vale madre. Ignoró las miradas de las chicas y camino con mi mentó en alto.

— Owen — volteo veo a Massimo Torricelli al hombre que puso empeño a mi crianza por parte de padre que nunca tuve. — pensé que no venías.

— No iba a venir pero aquí me tienes, sabe como es Laura — digo sin ningún tipo de expresión.

—  me alegro que te encuentres bien hijo, Ven te quiero presentar  algunos  clientes para la empresa — asiento y así pasamos una hora hablando con clientes, y colegas de mi abuelo.

Tomo una copa de vino, y me la llevo a mis labios, levanto la vista hacia las escaleras y veo a mi hermana bajar con un vestido rojo largo que se le ciñe a la piel.

Nuestra belleza no la negamos sabemos que hacemos caer a cualquiera y eso no nos avergüenza, pero sin duda no me gusta como algunos de la sala se comen con los ojos a mi hermana.

Ella posa su mirada  en mi y sonríe con cinismo mientras se me acerca.

— Llego por quien llorabas hermanito — dice con burla y solo hago una mueca de risa.

— No vengas con tus tonterías Milenka — Digo

— Oh no, no creas que me engañas, se que tuviste haciendo  hermanito — susurra cuando se acerca a mi oído — y no Puedo creer que no me incluiste  en tu juegos.

— Ups, muy tarde hermanita — me le burló y paso mis labios por el borde de mi copa para disimular mi sonrisa por su cara de fastidio.

— No puedo creer que te diviertas tu solo, se supone que somos un dúo — dice dando me un pequeño empujón.

— Esta semana no te comunicaste conmigo por estar en tus viajes  de guerrera — digo con cierta burla mientras me acomodo el traje.

— Muy gracioso me la vas a pagar — dice.

— Uy si que miedo — me le sigo burlando.

Ella me mira con cierto fastidio y me saca el dedo  del medio. Y solo ruedo los ojos.

De reojo veo a acierta pelinegra que no es indiferente a mi vista. Solo me remojo mis labios y le paso mi copa a Milenka, sin mirar atrás me alejo.

— Hey no soy tu maldita sirvienta — escucho que me dice — Vete a la mierda Owen.

— Sabes que si yo me voy te vienes conmigo hermanita— le digo mientras camino alejándome.

Cuando verde azulado con gris azulado chocan solo existe nosotros en esta sala y ella lo sabe.

Hera Müller zubac.

La conocí en un bar, ella bailaba como si su vida dependiera de ello y yo no pude  quitarle los ojos de encima. Con cada movimiento con sus grandiosas curvas me cautivaron.

Esa maldita alemana con nombre de griega de llevo toda mi atención.

La agarró de la cintura, haciéndola perder el hilo de la conversación que tenia con el tipejo que tengo al frente.

— Me temo que me llevaré a la alemana — digo y veo como el tipa se llena de ira y solo doy una sonrisa sínica y la tomo de la mano guio a mi habitación de esta mansión .

De reojo veo a Milenka que me observa y niega divertida y yo Le doy un asentimiento de despedida.

Cuando ya logramos llegar a mi habitación comienzo  a besarla salvajemente.

— Te extrañe — dice

— No más que yo — digo y no necesitamos decir más por que en los dos vive el fuego desde la primera vez que  cruzamos miradas.

Ambos venimos de familia poderosa, ella  hija de Maximilian Müller y Atenea zubac y yo hijo de Rachel Torricelli Mitchells, y ambos sabemos que en nuestras sangre corre fuego de la lujuria y cuando nos unimos  no ahí fuerza que nos separé.

por que solo somos ella y yo.