Efímero

Reencuentros

Estoy feliz, más que feliz. Todos esta saliendo como quería y eso es simplemente perfecto porque me gusta tener las cosas bajo control. No puedo esperar a ver a mis amigos y de tener el primer caso, obviamente también estoy emocionada por mi nuevo hogar. Ver cómo estos doce años han sacado frutos es genial, nadie diría que hace menos de un año estaba en un salón de clases soñando con este momento y por fin es la hora de que ese sueño se vuelva realidad. También estoy un poco nerviosa y como no podría estarlo, mi trabajo es golpear personas y si el caso se vuelve extremo incluso puede llegar a ser matar y no se si mi cerebro esta listo para procesar que en algún momento va a ser inevitable que uno de mis cuchillos termine en el corazón de alguien, digo se que llegando el momento no voy a dudar en hacerlo pero el problema es la culpa que me va a perseguir por el resto de mi vida si no aprendo a manejarla. En resumen son muchas cosas las que pasan por mi cabeza pero que se irán viendo con el tiempo.

Veo al viejo y a Shane hablar mientras termino de entregarle mi equipaje a una azafata del avión privado en el que nos vamos a dirigir a Londres. Al terminar de entregar todo voy hasta dónde ellos están.

-¿De qué hablan?-

-Le decía al viejo que te unieras a nuestro equipo seria una de las mejores decisiones que el tomaría.- dice Shane mirándome.

-Que casualidad pensaba lo mismo- digo yo ahora mirando a mi jefe.

-No se si es buena o no, pero lo que si sé es que si siguen llamándome así no van a llegar a ningún lado.- dice fingiendo estar enojado.

-Para con tu drama viejo, todos aquí sabemos que te encanta el apodo.- veo como intenta no sonreír.

-Si, lo mismo igual acá con mi pequeña ninja- dice Shane golpeándomelos con su hombro levemente.

Ruedo mis ojos y seguimos hablando un rato mas hasta que la azafata nos dice que ya es hora de abordar, unos quince chicos ademas de mi están en el avión lo que significa que también les hicieron una oferta la cual aceptaron. Me siento al lado de Shane y cuando me doy cuenta él ya esta roncando. Genial, lo que me faltaba. Volteo a ver a todos lados a ver si hay alguien con quien hablar o a dónde ir pero las opciones no se ven muy atractivas. Decido abrir mi computadora y conectarme al wifi del avión, busco el correo de la oficina de Londres en donde me piden el diseño que voy a escoger para mi habitación. Una de las ventajas de nuestro trabajo es que como vivimos en el mismo edificio la mayoría de nuestras vidas tiene todo lo que puedes necesitar al grado de parecer una mini ciudad, hay restaurantes, bares, albercas, spas, cines y todo lo que alguien necesita para vivir y divertirse. También nos dejan escoger el diseño de nuestras cuartos para sentirnos como en casa. Aunque la mayoría del tiempo no estamos ahí es una vida sin duda de lujos. Decido un diseño que consta de blanco, gris y negro, con algunas plantitas y una caja transparente en donde va a estar el baño donde va a haber una regadera, tina, lavabo y obviamente el escusado, la caja va a tener un botón adentro que cuando le picas el cristal se vuelve gris, también pedí un vestidor donde pueda entrar caminando y un mini librero. Creo que con eso será suficiente. Luego voy a buscar el diseño que guarde en mi compu de unos cuchillos que me gustaron y decido que voy a pedir que me fabriquen unos en la mini fabrica de armas que tiene Londres. Cierro mi laptop y decido dormirme también.

Al abrir mis ojos lo primero que veo que es la azafata le esta pidiendo a todos que se pongan los cinturones ya que ya vamos a aterrizar, me adelanto a ponérmelo antes de que me lo diga y se lo pongo a Shane para que no se tenga que despertar. Cuando el avión toca el suelo es cuando despierto al Francés, empezamos a agarrar nuestro equipaje de mano y a desbordar el avión. En la pista hay siete camionetas para que nos lleven al edificio, subo a una junto a mi amigo y el viejo, como siempre eh dicho, ser amiga del jefe tiene sus ventajas. El camino dura una hora mas o menos en los que me paso peleando con Shane de nuevo sobre su apodo hacia mi pobre persona.