Capítulo 9. Azul y Rosa

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Por un tiempo creí que podía lograrlo, que podía seguir adelante como Clerk quería. Por algunos meses se sintió como si aquel tumor fulminante no existiera, pero existía y no podía hacer nada. Era una estúpida paradoja de la vida, yo, que quería ayudar a cuidar el corazón de mucha gente, no podía cuidar el corazón de la persona que más amaba en el mundo.

El día anterior fue extenuante, aunque la noche fue maravillosa. Eran las seis de la mañana cuando me desperté y vi a Líam tirado conmigo en el piso de la cocina, me sentía extraña y decidí salir a caminar, no supe por cuánto tiempo lo hice, pero debió ser casi una hora, porque llegué a la playa. Hacía un poco de frío, pero no me importaba. Me senté sobre la arena mientras veía las olas danzar al caótico ritmo de mi corazón. Sentía la brisa fría en mis mejillas cuando un par de risas llamaron mi atención. Eran dos pequeñas con unos preciosos vestidos, uno era azul turquesa y el otro un rosa muy cálido. Con el pelo revoloteando y unas carcajadas que llenaban de luz aquel lugar.

—¿Qué hacen estas niñas aquí y a estas horas? —Me pregunté en voz alta. Me estaba poniendo de pie para ir hacia ellas, cuando las vi correr a mí y tomarme de las manos.

—¿Podemos caminar contigo? —preguntó la niña del vestido rosa, mientras la otra solo me miraba con unos ojos hermosos y chispeantes. Asentí con la cabeza y empezamos a caminar.

La verdad es que se sentía bien aquel silencio. De pronto, una de las dos pequeñas se soltó de mi mano y corrió hacia el agua, me asusté y corrí tras ella, pero por alguna razón que desconocía, fui yo quien casi termina ahogada.

Recuperé mi aliento cuando las vi a ambas sostenerse de la mano y dar vueltas con una sonrisa contagiosa.

—¿Quieres jugar con nosotras? —preguntó de nuevo la niña del vestido rosa.

—¿Qué hace aquí a estas horas? —inquirí, mientras tomaba sus manos y daba vueltas junto a ellas.

—¿Por qué lo preguntas? Ya conoces la respuesta —habló al fin la niña del vestido azul.

—Déjala en paz, todavía no lo ha entendido. —Aportó la otra niña y allí me di cuenta de que eran idénticas.

—¿De qué habláis, niñas?

—Vamos, Chris ¿En serio no lo has notado? —respondió con otra pregunta la niña del vestido azul.

—No le hagas caso, es un poco irritante a veces, ya lo sabrás cuando sea hora —intervino la niña vestida de rosa.

—No os entiendo, ¿podéis explicaros?

—Vale, yo se lo diré —expuso la niña de azul.

—No, ella debe darse cuenta por sí misma, así que cierra la boca —contestó incomoda la niña de rosa.

—Por favor, habléis ya, me tenéis nerviosa —intervine.

—Lo siento, Chris, lo siento mucho —dijo la niña de rosa y fue secundada por la de azul.

—Yo también lo siento —concluyeron antes de soltar mi mano y de que yo me sintiera caer al vacío más oscuro y frío que alguna vez sentí.

Abrí los ojos y me di cuenta de que todo había sido un sueño. Estaba sobre mi cama y Líam no estaba a mi lado, se encontraba en la cocina y lo supe por el delicioso olor a desayuno recién hecho que impregnaba toda el apartamento. El sueño que había tenido careció de importancia cuando vi que el sol atravesaba las delgadas cortinas, miré la hora y pasaban de las once de la mañana, quise levantarme de la cama muy deprisa, pero cometí un error, sentí el mundo estremecerse tan fuerte que tuve que volver a tumbarme.

Más allá del amor (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora