Capítulo 21. Carta para Clerk y Líam (última carta)

74 11 0
                                    


Hola par de guapos. Ya sé, puede que estén un poco enfadados conmigo y lo entiendo, pero sé que ya habrán pasado algunos días cuando me estén leyendo y creo que es hora de dejarme ir. No, no les pido que me olviden y tampoco que se despidan de mí, sé que tomará tiempo aceptar que me he ido, y de olvidarme ni hablar, sé que jamás pasará, se los prohíbo jajaja.

Ya sé, no les hace gracia o tal vez sí. Lo siento, sé que tienen miedo de vivir sin mí, de que mi aroma se esfume con los días, de abrir los ojos una mañana y correr por toda la casa buscándome sin éxito; miedo de que el tiempo sea tan cruel como para borrar mi sonrisa de sus memorias. Lo sé, tienen miedo y es lógico, lo entiendo, pero los recuerdos que construimos juntos jamás desaparecerán.

Clerk, ¿recuerdas aquella tarde cuando me llevaste a la orilla de una montaña y nos sentamos sobre el techo del auto? Estaba triste porque había perdido a un paciente, a un niño precioso, y me llevaste a ver una de las vistas más hermosa del mundo y no me refiero solo al paisaje que observamos por hora mientras conversábamos y reíamos a carcajadas, sino a tu mirada llena de vida que me contagió. Creo que allí fue la primera vez que pensé que si algún día me faltabas no podría vivir y sé que hoy te pasa lo mismo, crees que no podrás superarlo y tal vez tengas razón, pero estoy convencida de que puedes aprender a vivir sin mí, a llenarte de fuerzas cuando recuerdes mi entusiasmo de ayudar a los demás, cuando recuerdes nuestras noches bailando como loca sobre la cama o cuando te des cuenta de que aunque no puedas verme, sigues sintiéndome en cada latido de tu corazón.

Líam, mi amor, como te amo y como te amaré siempre. Sé que debes estar más que furioso con la vida por haberme regresado a ti por unos meses, para luego arrebatarte el corazón con mi partida. Sé que tu sonrisa ha de estar sepultada en mi tumba, pero no la quiero, te la regreso. Por favor, vuelve a sonreír, vuelve a ser el hombre encantador. Sé que no me dejarás atrás, que sigues aferrado a todo lo que te recuerda a mí, pero yo soy mucho más que un perfume, una fotografía, unas sábanas o una cama y lo sabes.

No deseo que mis recuerdos te torturen, todo lo contrario, espero que sonrías cuando tu mente vuelva a aquel momento en el acuario, cuando me regalaste un día mágico o cuando apenas éramos unos adolescentes que se escapaban a toda hora para hacer el amor. Te amo, Líam, te amo como quizás nadie te podrá amar, pero tienes un maravilloso camino por delante y no quiero que renuncies a él.

Sé que el dolor, la rabia y la impotencia te carcomen el alma, que maldices por las noches tus brazos vacíos, que cuando logras dormir despiertas de madrugada buscándome y el llanto acaricia tu rostro con frialdad cuando no me encuentras. Lo sé y lo siento tanto. Siento haber vuelto para luego abandonarte, pero ¿sabes qué? No me arrepiento, porque a tu lado he sido la mujer más feliz del mundo, te he amado y me has amado como nadie y eso no debería ser motivo de dolor.

Líam, Clerk, perdónenme por causarles tanto dolor, por dejarles el alma rota, por sembrarles en el corazón una espina punzante que no los deja respirar del todo. Quizás esta sea la última carta que escriba, no sé cuánto tiempo me queda, pero algo dentro de mí me dice que falta poco y sé que duele mientras leen estas líneas, porque yo también lo siento mientras escribo, pero debo despedirme y no puedo hacerlo sin decirles que los amo, que son lo mejor que me pasó en la vida, que no importa si ya no respiro porque ustedes serán siempre mi aliento. Que les dejo nuestros recuerdos para que nunca olviden la maravillosa vida que tuve y para que se den cuenta de que solo siento gratitud hacia vida porque ustedes han sido parte de la mía.

Gracias por ser un par de bendiciones en mi historia. Gracias por jamás soltarme de la mano. Gracias por no dejarme hundir en la tristeza. Gracias por estar aquí leyéndome con todo el amor que siguen sintiendo por mí, pero por favor, no pausen sus vidas, es una sola y aunque cueste aceptarlo, no es tan larga como quisiéramos. Vivan y dejen de albergar rabia en sus corazones. Está bien, lloren, lloren todo lo que tengan que hacerlo, griten de impotencia y después, cuando puedan respirar mejor, cuando puedan dejar de maldecir la vida, entonces vivan, sigan sus caminos y no me olviden, pero tampoco se apeguen a mis recuerdos.

P. D.: El cuerpo humano no es eterno, pero las almas sí y la mía revoloteará por donde quiera que estén hasta que pueda volver a verlos sonreír.

Los amo, por siempre, Chris.

Más allá del amor (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora