Mis sentimientos siguen siendo tan confusos como los de esa apacible tarde de octubre. Confusos y casi tan fuertes como el brillo del protagónico sol en el ocaso. Ese día, nuestro lugar de siempre nos esperaba acompañada de la amplia vista al ya anaranjado cielo, pintando todo de colores cálidos alrededor. Fue un día tranquilo, un día acogedor. Un día del que, ya sea por buenos o malos recuerdos, nunca me voy a olvidar.
De nuevo escuchaba el desliz de tus dedos sobre las cuerdas de la misma guitarra acústica que cargabas contigo ─en ese entonces─ dos años atrás. De nuevo escuchaba, como casi todos los días, al sentimiento salir de tu melodiosa voz. ¿Alguna vez te dije cuan fan era de tu canto? Supongo yo que si, porque fue esa misma tarde en la que tu piel de porcelana cubierta por la dorada luz, me dedicó uno de sus más potentes tonos rojizos.
─La música es mi vida.─ Esa era tu respuesta a todos los halagos que te tire esas tres horas juntos. ─Si pudiera describirla, diría que la música es el alivio del corazón.
Te mantenías cabizbajo, jugando con la segunda cuerda de nylon, esa que tanto estrés te causaba por la mala afinación que tenía siempre. Decías que era porque la guitarra ya estaba muy vieja y dañada y no es sino hasta ahora que yo la tengo entre mis manos que me doy cuenta de que tenías razón, pero en ese entonces yo no lo sabía, así como tampoco sabía que cada sonrisa que esbozabas al cantar no era real. Es triste, si, pero ahora es cuando me doy cuenta de que no todo el que ríe es feliz y no todo el que llora está triste. A veces, por no decir siempre, me hubiese gustado poder darme cuenta de lo que sucedía.
Pero dime ¿Cómo podía saberlo? Si siempre te mirabas feliz, tanto, que nunca pude darme cuenta de que estabas muriendo por dentro.
─¿Si?─ Fue mi monosílabo rápido ante tu declaración lo que te hizo levantar la mirada. ─Entonces... ¿Es válido si te digo que tú eres mi música?
─¿Cómo?─ La expresión en tu rostro. El trazo de tus líneas faciales al arquear tus cejas. El rosado color de tu boca entreabierta y el mechón que siempre corría por encima de tu frente. Eras la imagen más bonita que podía apreciar. Te compararía con el fulgor de la tarde, si me lo preguntas.
─La música es el alivio del corazón.─ Esa era la manera más sigilosa y dulce que pude encontrar para decirte lo mucho que tu existencia significaba para mí. ─Y tú eres como mi música. Si la música es tu vida, entonces... ¿Tú eres mi vida también? Quiero creer que si.
Luego de eso no obtuve ninguna respuesta de tu parte, pero tampoco es como que estuviese esperando una. Muchas veces estuve consciente de lo que podría pasar si te lo decía y en el peor de los escenarios, iba a estar siempre la distancia. Esa oscura idea que me llevaba a pensar que las noches nunca iban a volver a ser igual de bonitas, pero fue la forma en la que tu mano, como de costumbre, se posó sobre mi brazo. Fue ese pequeño acto el que me hizo darme cuenta de que pensaba y apresuraba demasiado las cosas. Fue el momento, la vida y el tiempo. Es incluso irónico pensar que fue el roce de tus labios con los míos lo que me hizo dar cuenta de que tal vez y solo tal vez, nada nunca me iba a hacer sentir tan vivo como lo hacías tú en ese momento.
─Brendon.─ Mi voz salía en un susurro, haciendo la pregunta que más me duele recordar desde esa mañana en la que tuve esa nota entre mis manos. ─¿Puedo tener tu vida?

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dosed ;; brallon
Randomtodo lo que siempre quise fue tu vida. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Inspirado en ' Dosed ' de Red Hot Chili Peppers dosed © violent-vices