He vuelto a beber cerveza
y tequila por la calle.
Pero no vuelan sobre mi cabeza
estrellas fugaces,
no hay luna llena,
no fuma un chico a mi lado,
no acaricia el hielo mi espalda,
ni huele el aire a verano
ni corro detrás de una bala.
Porque sé que no hay que desvestir
al Pasado,
ni mentir
pensando en cuán agrios
serán los labios
del Futuro.
Porque sé que he de dejar
arder el Ahora en mis pulmones,
aunque sea veneno
y me derrita
el hielo
de dentro
tantísimo miedo
a salir viva
de esta.
Así que me pinto los labios,
me digo: Dolor,
esta noche no saludas.
Pero suplica a la primera copa:
No me dejes aquí, da pavor.
Y me cuelgo desnuda
de otra boca
que me quema la piel
pero no me hace arder
el alma.
Y saluda el alba
y sigo tan sola
como antes.
Mientras mi ropa
interior grita el tacto
de tu boca
desde detrás del encaje.
Y encajamos,
lo juro,
encajamos.
Pero Oniria es solo un muro
insalvable desde mi vida
y desde todas las del mundo.
Y ojalá supiera
de qué van mis poemas,
mi existencia,
mi esencia,
mi caduca memoria,
lo que dejaría en los locos
de mi especie.
Y ojalá supiera
a qué huele
el efímero
minuto
de silencio
que ningún cuerdo
de este mundo
guardaría
por el inmundo
hedor
de mi cadáver.
Y ojalá supiera
a qué sabe la vida
cuando la sientes
por cada poro
sin bebida.
Y ojalá supiera
de qué color son la música,
el aliento de los besos,
sanadores y no corrosivos
de tan ácidos en mis huesos;
el color de los ojos
de aquel
a quien
desconozco
y que tanto me dejó
en herencia,
y los pensamientos
de las mentes que olvidó
cruelmente el tiempo.
Nací para perder:
algunos no podemos llenar
de nota alguna,
más que de heridas
a medio curar
y de oscuras
e insalvables mentiras,
la partitura
de la vida
de nadie.
(Silencio de redonda,
y tiro porque me toca.)
"Te podría decir cómo me dueles,
pero te confieso que ya estaba esperando
que alguien me sacara la piel de los huesos."
