Miedo

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Capítulo 31

Blake

No recuerdo la última vez que salimos todos juntos como una familia

A pesar de que no le hablo a Elías, el aún camina igual de callado solo cogiendo de la mano a Rose

Mi mamá y hermana son las mujeres más felices en estos momentos, tratan de abrazarme pero no se lo permito

No me gusta las muestras de afecto a excepción de que sean las de mi pelirroja, ese es un caso totalmente diferente

Mike y Cecilia caminan atrás de nosotros dentro de su burbuja lleno de sonrisas, coqueteos no tan discretos y halagos de ambas partes

Totalmente ridículo

Llegamos hasta una pizzería porque a las mujeres estás se les antojó, el lugar está a tope

—Si nos esperan cinco minutos podemos conseguirles una mesa —Habla la recepcionista que no disimula las miradas que le da a Elías y a mi

—Esta bien, la pizza de aquí vale la pena —Rose se sienta junto a Bianca esperando que nos llamen

No le veo el sentido de esperar en este restaurante donde la pizza la venden demasiado caro cuando podemos ir a un lugar donde la sirven más rápido y más rico

Me siento alejado de todos esperando que nos llamen pero de repente siento una amargura e incomodidad en la garganta

Veo a los comensales hablar entre si y comer hasta que una melena pelirroja resalta casi al fondo del restaurante

Conozco muy bien ese tono de cabello y más la perfecta figura que veo cuando se levanta del asiento

Puedo notar en su rostro una mezcla de preocupación cosa que no me gusta para nada y la sensación de amargura e incomodidad se hace más presente al sentir que algo no anda bien con ella

—¿Dónde queda el baño? —Pregunto a la recepcionista

—Al fondo del restaurante, son individuales y si desea lo puedo acompañar —Sonríe coquetamente sin ocultar sus verdaderas intenciones

Si esto hubiera pasado hace unos meses o años hubiera dejado que me la mame en el baño del restaurante e incluso follarmela pero no me interesa nada de eso ahora

—No, asco—La aparto siguiendo el camino que me indico

Veo a lo lejos a Alonso quien lee algo en su móvil sin darse cuenta que estoy a pocos metros de su mesa

Me dirijo directo a los baños encontrando el de mujeres cerrado, miro a todos lados hasta que tocó la puerta

—Disculpe, ya voy —Su voz suena quebrada

No respondo, ella abre la puerta quedándose sorprendida pero luego tira de mi brazo jalandome al baño

Cierra la puerta con seguro y sin decir nada se lanza a mis brazos envolviendo sus piernas alrededor de mi cadera sintiendo como solloza

—¿Que pasa preciosa? —La abrazo de igual forma pasando mi mano por su cabellera

—Justo estaba rogando que estuvieras aquí conmigo porque tengo miedo joder, yo no soy así, no se que me pasa —Su voz se escucha quebrada

—Ya estoy yo aquí, tranquila —Le digo al oído sentandola en el lavado

Una amargura me recorre cuando veo su rostro con una expresión triste mientras las lágrimas descienden por sus bellos ojos

—Tengo miedo de volverme mala persona, de volverme una fría asesina, de que este lado psicópata me controle de por vida, que en algún momento ni yo me reconozca —Oculta su cara en mi cuello

Eviterno © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora