Siete de la mañana y Aries ya estaba en el patio listo para sus clases y entrenamiento de concubino. Vestido con una ropa de cuero que habían dejado la noche anterior en su taburete, titirito y despertó al ver al encargado del harem al lado de una piscina.
-Buenos días príncipe Aries, esta vez está aquí el entrenador Uhma para ayudarte con tu resistencia- haciendo una leve reverencia a Aries, hablo y luego mando la cabeza a su izquierda donde estaba Uhma.
-Príncipe Aries, un gusto conocerlo... Comenzamos con la primera lección de hoy resistencia. Por favor nade en la piscina 12 veces de ida y vuelta- dijo aún con la cabeza baja y señalando la piscina de unos 15 metros de largo.
-Bien, todo sea por su majestad- hablo no muy convencido, pero entrando a la piscina y cumpliendo las órdenes.
Así pasaron más de tres horas en el exterior siguiendo órdenes para aumentar su resistencia, a las diez ya estaba en clase de historia para saber sobre el reino Altroleyt, duro unas cuatro horas con un descanso de quince minutos en cada una, a las dos se encontraba comiendo en un enorme comedor completamente solo y a las tres y media regresó a clases de belleza y cuidado personal, seis en punto estaba con el costurero para tomar las medidas de su cuerpo y hacer un elaborado traje para una fiesta que se avecinaba en el palacio, aún no sabía porque celebraban y nadie le quería decir.
A las 8 al fin vio a la reina que vestía un traje que parecía para cabalgar a caballo, unos limpios pantalones blancos y un abrigo no muy caliente, elegante con un casco blanco y dorado de protección colgando en una de sus manos.
-Su majestad, buenas noches- dijo en su dirección haciendo una leve reverencia.
-Espero tu día no haya sido muy agotador, me enteré de que ya empezaste con las clases- movió la cabeza en su dirección y habló fuerte para que la escuchara ya que estaba al otro lado del gran salón.
-Oh, gracias por preocuparse, no fue tan pesado, estoy acostumbrado a estudiar todos los días, ¿cenara su majestad? - preguntó levantando la vista y viendo cómo se sentaba en el sillón que daba a un ventanal con vistas a un abismo.
-Si, cena conmigo Aries, ven aquí siéntate a mi lado- sin más el príncipe se sentó a lado de ella y empezaron a traer sus cenas.
-Su majestad me gustaría saber que se celebrará dentro de un mes ya que todos parecen estar preparándose para una gran fiesta- comentó el chico limpiándose con una servilleta un poco de chocolate que tenía en los labios.
-Se celebrará la llegada del representante del reino vecino, no te preocupes, no te presentaras en ese baile por ahora, solo hasta que seas oficial concubino, concéntrate en tus clases y no me decepciones Aries- contestó con la mirada perdida para luego regresarla al príncipe y acariciar de un toque su nariz.
-De acuerdo me esforza- lo corto la Reina antes de acabar.
-Hoy dormirás en mi habitación, así que límpiate y prepárate- informo, se levantó y se fue dejando a Aries ahí solo demasiado nervioso como para articular algún movimiento.
-Si su majestad- para cuando hablo la reina ya estaba fuera de la habitación, dejó lo que estaba haciendo inmediatamente y ordenó con ansias a los sirvientes que lo prepararán para la reina.
Se baño, se peinó, perfumo y vistió con sus mejores pijamas. Una camisa holgada azul claro casi blanco con detalles en plata, pantalones holgados de ceda del mismo color con acabados en plata y un bata color plata de estampado tenue floral, zapatilla tipo sandalia con poco tacón blancas y peinado en una coleta alta.
Nervioso se dirigió por los oscuros pasillos junto a un sirviente a la habitación de su majestad.
El sirviente dio una orden a quien estaba supone fuera de la puerta de su majestad y entro a seguramente informar de que ya había llegado.
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En el harén de la Reina
Teen Fiction-Ahora se hará la promesa de los concubinos- Los chicos estaban nerviosos pero igualmente estaban decididos... Todo sea por el bien mayor. -Prometo complacerle, no dejarle, satifacerle y ser por siempre suyo- Prometieron en voz alta los muchachos co...