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-Quiere un harem- informo con gracia un hombre de edad tomando su barba y jugueteando con ella.

-¿Qué?- otro paro de inmediato con lo que hacia y vio atento al hombre.

-Si, veras... ya que nos brindo prosperidad, fuerza en el ejercito y armonía en el pueblo, demanda un harem- siguió el hombre sin verle mucho problema al asunto.  

-Según su solicitud, solo desea que la complazcan, sin importar el genero o la nación; podría ser bueno tomar concubinos de la realeza extranjera para mejorar los lazos del imperio y obtener más beneficios con otros reinos- unos más se unió a la conversación con todo un plan en su cabeza que estaba dispuesto a compartir.

-Bueno de alguna forma la reina tiene que pasar los días de serenidad que nos a brindado, estamos en total paz, es una mujer educada y culta que a hecho de todo, menos probar un harem, hagamos a nuestra reina feliz y brindemosle todo lo que ella desee- apoyo la idea un cuarto viejo y aprobó con una firma aquel papel.

Aunque sabían que solo les estaba avisando y no les pedía permiso, se quisieron sentir importantes y firmaron estando todos de acuerdo, sin necesidad.

-Pues manden solicitudes a las familias nobles de este reino y de los otros, que manden lo mejor que tengan- finalizaron la conversación y salieron de la sala, dando por ultimo una orden a un sirviente que fuera a el personal de la reina y comunicara las decisiones que se habían tomado en esa junta del día.  

 La mujer imponente sentada en su trono mientras daba ordenes, visualizo al encargado de traer la información y despidió a todos un momento, por su ansia de saber lo que habían dicho a su aviso aquellos viejos.   

-Su majestad, si todo va como lo planeo, tendrá al primer concubino quizá en un mes o menos- contento de hacer sonreír soberbia a la reina, hablo con cuidado y haciendo reverencia.

-Perfecto, vete y ordena que preparen los aposentos del harem- ordeno y victoriosa como una niña pequeña, deicidio todo acerca del harem.

La mujer estaba lista para tener el placer a la palma de sus manos, quizá era joven, pero sabia lo que hacia, básicamente había cambiado todas las reglas del juego a su favor y obviamente las utilizaría hasta aburrirse.     




















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En el harén de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora