Uno

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—¿¡Pero tú estás bien de la cabeza!? ¡Has atacado al jefe de tu guardia! —Gritó la morena enfadada.

La miro con los ojos abiertos como platos. ¿Acaba de cuestionar mi juicio cuando ha sido ella la que ha liberado a uno de los mayores genocidas de la historia de Eldarya?

—A ver, espera que me aclare —Le digo intentando regular mi tono y poniendo mis manos encima de la mesa. —Despierto luego de siete años, vienes a mí con una sonrisa de puedes contar conmigo, no te preocupes, te ayudaré en todo lo que pueda para que te adaptes —En lo último intenté imitar su voz, cosa que hizo que me echase una mirada asesina. Poco me importó y continué con mi discurso. —Me dices que puedo ser miembro de la Guardia Brillante, te digo que no, que quiero volver a mi antigua guardia, y tú... —Me levanto de la silla y la señalo con mi dedo índice —Me dices con la misma puñetera sonrisa que, por cierto, es más falsa que Alajea, y eso ya es mucho decir, que todo está perfecto. ¡Ni pestañeaste! ¿¡Qué se te pasó a ti por la cabeza!? ¿Creíste que iba a ver a Lance y le iba a dar un abrazo? —Levanto una ceja, aún conmocionada por la situación vivida y me vuelvo a sentar.

—Espero que seas consciente que tu comportamiento no es muy maduro —Dijo aún más enfadada que antes.

No puedo evitar soltar una carcajada. ¿En serio me exige madurez cuando lo único que hacen es ocultarme cosas como si fuera una niña pequeña?

—Yo no le veo la gracia a esto. Es muy serio este asunto.

—Sí, claro que es serio —Afirmo. —Pero no por mi comportamiento, sino por el tuyo. Tú eres el problema, ya que solo a ti se te ocurre liberar a un traidor.

—Leiftan también fue un traidor y está libre —Me recrimina la fenghua, esta vez con un tono de voz más calmado.

—No sé qué pretendes hacerme entender con eso, no me hiciste descubrir algo que no sabía. Pero la cosa es que estamos hablando de Lance, no de él, así que no me cambies de tema. ¿No te parece que lo has estado evitando demasiado?

—¡Me preocupaba tu reacción! Y mira, me has dejado con la boca abierta, has reaccionado peor de lo que esperaba, pensé que el tiempo que estuviste en el Cristal te había hecho menos impulsiva, pero sigues igual.

La miré a los ojos directamente. No pude evitar sonreír de lado. Esta situación me parecía demasiado surrealista.

—Esa impulsividad hizo que hace siete años me metiese en un Cristal para que tú y todos los demás habitantes de Eldarya pudierais vivir. Eres la líder del CG hoy en día, en parte, porque yo te di una oportunidad —Le digo en un tono contundente. —Si de Lance hubiera dependido la cosa, todos estaríamos muertos. Y tú, querida Huang Hua, no estarías aquí gritándome por haber querido atacar a la persona que casi nos mata hace siete años.

Huang Hua no dijo nada, simplemente se quedó con la boca abierta. Estaba claro que no esperaba que le dijera algo así.

No me gustaba echar en cara mi acto, porque al fin y al cabo, lo había hecho porque quería. Sin embargo, no iba a consentir que me menospreciara de esa manera.

—Si no tienes más que decirme, ¿puedo irme? —Le pregunté luego de un tiempo en silencio.

Huang Hua suspiró y miró para arriba. Luego me miró directamente a los ojos con un aspecto relajado, aunque se notaba que se estaba conteniendo las ganas de gritarme.

—Han pasado siete años y Lance ya no es el que conociste. Admito que hice mal en no contártelo, pero tú también actuaste mal al ir a atacarlo como si hubiera sido ayer cuando pasó todo aquello.

—¡Para mí fue ayer! ¡Por el Oráculo, Huang Hua! ¿No puedes comprenderme? —Le digo ofendida. ¡Esto ya es el colmo! —Si solo quieres culparme a mí para limpiarte las manos, adelante, te dejo hacerlo. La culpa es toda mía por haber querido atacar a aquel que intentó matarme. ¿Estás contenta?

—Gardienne, ese no era el punto, pero estás demasiado alterada como para llegar a entenderlo. Si no quieres ver a Lance, no te preocupes, no lo verás —Dijo pretendiendo finalizar la discusión.

—Yo no tengo que ocultarme de nadie, así que tranquila, que haga su vida como la llevaba haciendo hasta ahora —Le digo muy segura de mí misma y me voy de la Sala de Consejos con la cabeza bien alta.

Al segundo de cruzar esa puerta, me arrepentí de lo último que había dicho. ¿En serio, Gardienne? ¿En serio? Quieres ser muy valiente, pero sabes que, aunque no quieras aceptarlo, le tienes miedo.

A veces desearía renunciar a mi orgullo, pero, lastimosamente, era lo único que tenía desde que desperté.

Bajé las escaleras y vi a mi Ciralak en la entrada. Cuando me vio, vino corriendo hacia mi dirección. Acaricié sus dos cabezas y nos pusimos en marcha hasta mi dormitorio. Hoy ya no tenía ganas de hablar con nadie.

Inmersa en mis pensamientos, no me di cuenta de que alguien estaba saliendo de la sala donde se encontraba el Cristal y choqué con esa persona. ¡Menudo golpe! Esa persona llevaba metal como ropa.

—Perdona, no me...

¡Espera un segundo! ¡No, no, no, no! Pero, vamos a ver, Oráculo, ¿tú no estabas de mi lado? ¡Di mi vida por ti! ¿Por qué me haces esto?

Escuché una carcajada y, de la nada, me entraron ganas de pegarle. Bueno, para qué me voy a mentir, ya quería pegarle desde antes de que se riera.

Levanté mi mirada para ver sus ojos azules, pero me di cuenta que no me estaba mirando a mí, sino a mi familiar. Mi primera reacción fue agacharme y tomarlo entre mis brazos.

—¡Ni se te ocurra! —Le dije mientras estiraba mi brazo para marcar la distancia. —La última vez que estuviste con mi familiar, te lo cargaste. ¿Tú sabes lo que me costó conseguir a mi Minaloo? ¡Los purrekos casi me dejan pobre!

Veo como una gran sonrisa se dibuja en el rostro de Lance. De lo malo, ya no se ríe, aunque me ofende que se tome a broma lo que le he dicho.

—Me alegra saber que sigues siendo igual de adorable que siempre. ¿Estás mejor? —Me pregunta con un tono calmado y sin borrar la sonrisa de su cara.

Comienzo a rezar a todos los dioses que conozco para que me den la suficiente fuerza de voluntad para no pegar a Lance. No le pienso dar con el gusto.

—Estoy perfectamente —Le digo sin mirarle a los ojos y fingiendo una sonrisa.

Me disponía a irme, pero Lance se interpuso. Miré a una de las cabeza de mi Ciralak, el cual me devolvió la mirada igual de sorprendido que yo. Le dejé en el suelo y se fue a esperar enfrente de la puerta de mi habitación. Pasase lo que pasase, no quería que estuviera cerca de Lance.

—Tus habilidades de lucha no son buenas —Soltó una vez que mi familiar se había ido. —Y eres miembro de mi guardia, así que, mi deber como jefe es entrenarte.

—¿¡QUÉ!? —Grité con los ojos como platos.

—Mañana en el Jardín de la Música a primera hora. No te preocupes por las armas, ya me encargo yo. Sé puntual —Y tras decir eso, se marchó sin darme la oportunidad de replicar.

Con la mente en blanco, me fui a mi habitación donde me dormí abrazada a mi Ciralak.

—•

Tenía pensado publicar este edit en la publicación de instagram donde anunciaba que este primer capítulo estaba disponible.

La verdad es que no me convenció y por ello no lo publiqué ahí, pero os lo dejo por aquí porque le dediqué bastante tiempo y me da pena no enseñarlo

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La verdad es que no me convenció y por ello no lo publiqué ahí, pero os lo dejo por aquí porque le dediqué bastante tiempo y me da pena no enseñarlo.

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