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Abrí mis ojos. Mis lágrimas no podían cesar, el dolor de su partida aún sigue presente y aunque ya han pasado nueve años de su muerte, sigo sintiendo que a penas fue ayer que ella decidió abandonarme, así... dejándome a mi suerte. Me erguí del diván y me senté a la orilla de este.
—Toma —Tadeo me ha dado un pañuelo. —¿Quieres seguir? —me preguntó preocupado.
—No sé —me limpie las lágrimas.
Tadeo me miró delicadamente y con los ojos un poco llorosos. Al inicio tenía miedo que su forma de verme fuera de desprecio o asco e incluso creí que me iba a juzgar, pero al ver su melancólica mirada me hizo sentir extrañamente un poco libre y segura. En este preciso instante me sentía bien haber vencido mi barrera emocional y haber dejado a un lado mi coraza de orgullo. Por primera vez, liberé una parte de esos malos y tristes recuerdos que por muchos años me han atormentado y he callado... aunque sigue habiendo un recuerdo que no le he contado y es porque hay muchas cosas más delicadas que no puedo decir aún... todavía no es el momento para hacerlo.
—Camila, hay algo más que te atormenta, ¿verdad?
Su pregunta me dejó helada y sólo me límite a verlo. Me levanté del diván y él del sillón, me tomó de la muñeca y se puso frente a mí, su expresión de compasión desapareció y ahora sólo me miraba con curiosidad. Sus ojos color café me miraban fijamente como si estuviera atravesando mi mente y escarbaba mis pensamientos. Tragué grueso y dirigí mi mirada hacia su mano que aún estaba sosteniendo mi muñeca. Él me soltó y volví a dirigir mi mirada a sus ojos.
—No, ¿Por qué lo dices? —le pregunté nerviosa.
—Porque veo en tus ojos que hay algo más que no me has dicho —su mirada seguía enfrascada en mis ojos y eso me ponía nerviosa. —Quizás porque tienes miedo de decírmelo —dijo con seguridad.
Él era realmente bueno para persuadir a las personas, Tadeo tiene toda la razón de sus palabras. Es cierto que tengo miedo de decírselo, pero es porque no quiero perder a esa persona que es muy importante para mí. Si yo llego a revelar ese secreto le voy a destruir la vida a un ser tan puro e inocente que no se merece sufrir. Esa persona que el destino me regaló, que Dios me regaló; tener a esa persona es muy importante para mí porque es lo que le da un poco de luz a mi vida oscura. No estoy dispuesta a herir a mi hijo.
—Tadeo, yo —mi celular comenzó a sonar salvándome de la situación. —Lo siento, tengo que contestar —dije evadiéndolo.
Salí casi corriendo de la oficina de Tadeo, saqué el celular del bolsillo de mi vaquero. Miré la pantalla y la llamada entrante era de Suzy, la maestra de Mateo, mi hijo.
—Aló. —contesté con un poco de tranquilidad.
—Señora Vidal —con dificultad habló, su voz se quebraba.
—¿Pasa algo? —pregunté preocupada.
—Hubo un pequeño incidente en el museo donde se llevaba a cabo la visita de nuestros alumnos —dijo muy nerviosa.
—¿Qué tipo de incidente? —mi corazón latía rápido, tenía una sensación que no me gustaba.
—A su hijo lo han secuestrado —sentí como por un momento mi corazón se detuvo, estaba completamente paralizada y por más que quisiera emitir una palabra no podía. —Señora Vidal, señora Vidal —la maestra repetía mi nombre a través del altavoz. —Señora Vidal, necesitamos que venga al museo, la policía está aquí y... —la interrumpí.
—¿Qué? ¿Cómo pasó? ¿Dónde está mi hijo? —le pregunté con insistencia y temor.
—Señora necesitamos que venga al museo —volvió a repetir. —La policía está aquí y... —colgué la llamada por inercia.
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Mateo (Completa ✓)
De TodoMATEO, es una historia de amor maternal que narra las memorias de Camila Vidal, una joven con un pasado manchado de dolor y sangre. Camila por mucho tiempo ha guardado un triste secreto que está ligeramente vinculado con su hijo Mateo, quien ha sido...