Traidores a la corona [KookTae / YoonMin]

Capítulo 1: Amor prohibido

En una actualidad diferente a la nuestra la luna estaba en todo su esplendor, solo la luz que reflejaba ese gran ente era lo único que permitía ver entre la oscuridad, durante esa noche cuando todo el pueblo dormía y un joven caballero castaño emprendía camino en la oscuridad de la noche, solo sus pasos se oían al pisar algunas pequeñas piedras, pero detuvo su andar a la mitad del camino cuando escucho una rama romperse a unos metros de él, la espesa neblina no le deja ver más allá de su brazo y eso le ponía aún más nervioso, por instinto desenfundó su espada dispuesto a partir a la mitad a cualquier intruso.

— ¡Identifícate, tengo una espada y no dudaré en rebanar tu garganta si es necesario! —habló seguro a la sombra que podía ver mientras se ponía en posición de combate, su espada brilló por el reflejo de la luna y escucho la respiración de la otra persona frente a él.

—¿Sabes lo atractivo que te ves en tu modo de caballero guardián? —dijo el intruso recargado en un árbol cercano cruzando sus brazos y una sonrisa coqueta desfilaba en su rostro

—¡Jungkook, te he dicho que no me asustes así!, podría matarte y lo sabes —puso su mano en su pecho para tratar de controlar su agitado corazón, mientras guardaba su espada empezó a caminar hacia el otro chico, pero esta vez también le sonreía con la misma coquetería que recibía del otro..

-—Claro que lo sé Tae, querido, las marcas en mis brazos pueden confirmar eso, eres un gran guerrero y el único que puede conectarme un golpe tanto fuera como dentro del campo de batalla —le tomó de la cintura para acercarlo a él, por un momento cerró sus ojos y respiro el suave aroma del otro guerrero, el olor metálico que sus ropas tenían era el complemento perfecto para la postura de ese hombre valiente y audaz, al juntar sus rostros se sintió en casa, el frío había abandonado su cuerpo y había sido sustituido por el calor corporal de su lindo enemigo.

—Eso es porque soy mucho mejor en combate que tú, amado mío —Taehyung recibió un asentimiento de cabeza junto a una hermosa sonrisa por parte de Jungkook, el guerrero mordió sus labios al ver de cerca a ese hermoso ser, antes de besar sus labios trato de controlar a su corazón, el cual seguía latiendo rápidamente, aún estaba asustado, pero su miedo se debía a ese gran amor que sentía por un hombre que no debía de querer, no solo pertenecía al reino enemigo, también era su mayor contrincante en el campo de batalla.

Desde que los actuales reyes del oeste tomaron el trono solo ha pasado desgracia tras desgracia, sus campos están descuidados y lo poco que pueden cosechar es solo para la familia real y las sobras son para los sirvientes de la realeza, la gente del lugar ha buscado refugio en otros reinos o roba cosechas para dárselas a sus familias y por esa razón los reyes del sur les declararon la guerra hace algunos años atrás, pero no han podido ganar debido a la fuerza de los guerreros de ese reino, en especial de Kim Taehyung.

Taehyung es el mejor guerrero que tiene el reino del oeste y aunque él realmente odia a los reyes solo pelea por el bien de su querido príncipe, a quien juro cuidar desde el momento en el que nació, el cual también es prisionero de sus propios padres, pero todo buen guerrero tiene una debilidad y la de Kim se llama Jeon Jungkook, el mejor soldado del reino del sur, él también juró proteger a su príncipe, pero hace un par de años atrás su lealtad está con un soldado enemigo que le hace bajar la guardia con solo respirar.

Sin embargo en noches como esta cuando todo el mundo está refugiado en sus cómodas y acogedoras casas ese par de amantes se encuentran para amarse una vez más, por eso después de besarse por largos minutos recargados contra ese viejo y frondoso árbol se sonrieron y caminaron hacia su lugar seguro, aquel dónde podían ser ellos mismos, ese lugar escondido entre un extraño y desconocido bosque, tan perdido y alejado que solo ellos sabían de su existencia. al abrir la pequeña puerta de su hogar temporal sus labios volvieron a juntarse y sus manos se buscaban con delicadeza y pasión mientras caminaban a la cama que había en el lugar, dentro de esta diminuta y vieja cabaña los dos reían cuando alguno daba un tropezón, sin importar cuantas veces hubieran estado en ese lugar y en esa misma situación cada que se veían el uno al otro a los ojos solo veían amor en el otro, siempre, sin importar nada más que ellos y el inmenso amor que se tenían, solo por esos breves momentos no eran guerreros traicionando su honor, solo eran dos jóvenes enamorados que se entregaban como si fuera la última vez que lo harían, porque muy en lo profundo de su corazón sabían que tal vez algún día podría ser así.