Traidores a la corona [KookTae / YoonMin]

Capitulo 3: Unión

El reino del sur estaba de fiesta, por fin el principe Yoongi iba a casarse, había pasado casi un mes desde el compromiso, los Min mandaron varios regalos al otro reino, además ellos recibirán a los reyes y gente del pueblo del oeste en su territorio el dia de la ceremonia, pues al ser los que más bienes poseían eran los que organizaban la boda, el acuerdo de matrimonio era del total agrado de los reyes, en este se establecía como condición que Jimin debía vivir desde un par de semanas antes de la boda en el palacio del reino sur, para conocer no solo a su futuro esposo, sino también a su pueblo, así que todos de preparaban para recibirlo.

—Estoy muy nervioso, Tae, es que no puedo dejar de pensar en ¿Qué va a pasar cuando se den cuenta de que soy un chico?, digo, Claramente mi examen de fertilidad es positivo, o sea puedo embarazar a alguien, pero yo no me puedo embarazar, ¡Soy un chico! —el principe empezaba a replantearse el plan de sus padres, tenía miedo de morir, porque sabía que así sería en el momento justo en el que los reyes min se dieran cuenta del engaño.

—No tienes que preocuparte por eso, Jimin, recuerda que yo estaré contigo en todo momento y jamás dejaré que te hagan daño, no porque sea mi trabajo, sino, porque eres como un hermano pequeño para mí —contesto Taehyung y acaricio su cabello rubio antes de llegar hasta donde los esperaban los reyes del sur.

Cuando llegaron el príncipe los estaba esperando, siendo justos ese chico se veía realmente bien, sin razón aparente el corazón del joven Park latía desbocado en su pecho y le costaba respirar con solo verle a los ojos, en realidad estaba aguantado la respiración, no entendía que es lo que le sucedía, Taehyung le había platicado que existían personas a las que les atraían personas de su mismo sexo, pero él convivio toda su vida con Taehyung que no esta un ombre feo y jamás se sintió de esta forma, solamente el principe Min lograba que sus piernas temblaran, que sus manos sudaran y que su respiración se frenara, simplemente eran demasiadas reacciones y muy poco tiempo para procesarlas.

Sin embargo tampoco podía olvidar que según las historias de Taehyung, eso era amor, pero no quería pensar en eso, es posible que el mismo hombre que le provocaba todas esas emociones fuera el mismo que lo apuñale justo en el corazón en cuanto lo mire sin ropa en su noche de bodas y descubra que no es la princesa que dice ser.

—Un placer volver a verle princesa, ¿Le gustaría acompañarme?, sería un verdadero placer para mi que me permita mostrarle cuales serán sus aposentos desde ahora hasta nuestra boda —dijo Yoongi extendiendo su mano hacia Jimin, con tanta gracia y delicadeza como lo había hecho el dia que lo conocio, todo un caballero sin lugar a dudas.

Jimin acepto su invitación con un simple asentimiento con la cabeza y empezaron a caminar juntos, no quería alejarse demasiado de su guardian, pero en algún momento perdió a Taehyung de su rango de visión, eso lo puso un poco nervioso, pero trato de ignorarlo y siguió caminando hasta llegar a una puerta de metal, arquitectura fina y elegante, seguramente la habitación donde cientos de princesas se habían alojado antes de sus bodas.

—Está será su habitación, no debe de preocuparse por su guardian, le he encargado a mi guerrero de mayor confianza que lo escolte, Jungkook ya le debió de haber mostrado dónde dormirá, aquí puedes salir y entrar del palacio cuando gustes, siempre y cuando tu guardián te acompañe o alguno de los soldados el palacio.

—Muchas gracias, principe Min, puedo notar que realmente le interesa mi seguridad, aunque tampoco debe de preocuparse por mi, no escaparé. puede estar tranquilo —Jimin lo miró a los ojos con confianza fingida, era obvio que los reyes Min solo querían asegurarse de que no huyera antes de la ceremonia nupcial.

—En primer lugar dime Yoongi, de todas formas en unos días seremos esposos, me siento viejo si me hablas tan formalmente y me disculpo, les dije a mis padres que era algo innecesario, pero mientras la corona este en su cabeza debo de obedecer, creo que me entiendes —ambos compartieron una sonrisa amable y un tanto apagada, Jimin no quería aceptarlo, pero él tenia razón, mientras esas estúpidas coronas estuvieran en sus cabezas ellos debían de obedecer.