El enigmatico andrajoso

126 9 0
                                    

Las calles que una vez fueron simples senderos, los árboles que solían ser testigos silenciosos, y los animales que habitaban en armonía con la naturaleza, todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos.

¿Y a quién debemos agradecer por esta transformación? A ese enigmático hombre que se alza sobre el poste de luz, la única fuente de resplandor en medio de las sombrías calles que ya no son lo que solían ser, los árboles que han perdido su esencia y los animales que han adoptado una presencia etérea. Ahora, las sombras vagan a nuestro alrededor, recordándonos que nada es lo que parece en este nuevo mundo.
No te sorprendas si sientes la presencia de un león acariciando tu piel en lugar de amenazarte, pues la caza ya no es una necesidad en este reino transformado. ¿En qué nos hemos convertido en tan poco tiempo? ¿Por qué el brillo del poste persiste en la oscuridad que lo rodea? ¿Dónde han ido a parar los días y las estaciones que una vez marcaban nuestro tiempo? En este eterno crepúsculo, la primavera parece reinar eternamente, acompañada por una misteriosa luz blanca que todo lo ilumina.
Frente a mí, el poste de luz brilla con una intensidad sobrenatural, desafiando la lógica y la percepción de aquellos que no pueden ver más allá de lo tangible. ¿Será que mi destino está entrelazado con este misterio? ¿Soy acaso un vidente destinado a descifrar los enigmas de este nuevo mundo? Mis nervios se agitan ante la presencia del hombre en el poste, cuyos ojos parecen penetrar mi alma con una intensidad inexplicable. El temor se apodera de mí, mientras me pregunto cómo es posible que pueda verme en medio de esta realidad distorsionada. La incertidumbre y el miedo se entrelazan en mi mente, mientras me enfrento a un futuro incierto en este reino fantástico y desconocido.

Esa figura se acerca lentamente hacia mí, y siento una parálisis que me impide moverme. Desde el interior de la casa, lo observo a través de la ventana, preguntándome por qué puede verme. La débil luz que ilumina el lugar apenas permite distinguir sus rasgos. Su rostro demacrado apenas es perceptible, como si solo aquellos con una visión aguda, digna de un animal nocturno, pudieran apreciarlo con claridad. Sin embargo, el miedo se apodera de mí, nublando mis pensamientos y mi capacidad de describirlo con precisión.

La falta de alimento durante un tiempo prolongado comienza a pasar factura, provocándome mareos y confundiendo mis sentidos. ¿Será todo fruto de mi imaginación? ¿Acaso mi mente desnutrida está jugándome una mala pasada? No, no puede ser real. Pero de repente, una realización aterradora se apodera de mí. No es una ilusión, no es la falta de alimento ni ninguna otra excusa que pueda inventar. Ese hombre realmente se está acercando hacia mí. El pánico se apodera de mi ser, mi corazón late con fuerza como un tambor, sintiendo una taquicardia que me hace temblar de miedo.
En un arrebato de desesperación, grito: "Señor, escúcheme. No sé qué juego está intentando jugar conmigo. No sé si busca asustarme o si realmente desea algo de mí. No le tengo miedo, déjeme en paz. ¡No me asusta, entiende? No me asusta! Váyase, déjeme descansar en paz".

Con una voz serena y tranquila, el hombre se dirige a mí: "Tranquilo muchacho. No vengo a asustarte, no es mi estilo, tampoco vengo a hacer amigos. Eso no va conmigo, no soy de los que hacen amigos. Te conozco. Desde el primer día que estoy parado aquí. He permanecido inmóvil durante un año, observando para ver qué rumbo tomarás en tu vida. Y todo lo que has hecho es quedarte inmóvil, detrás de ese vidrio empañado por lágrimas provocadas por tu aliento cálido chocando contra él. No me queda otra opción que acercarme a ti para ver si realmente reaccionarás".

-¿Qué ha sucedido? Por favor, dime.

-Oh, no, eso no es asunto mío, muchacho. No puedo decirte lo que ha pasado, esa responsabilidad recae en ti. Debes recordarlo por ti mismo. Sé que en lo más profundo de ti hay recuerdos. Pero si no los encuentras, tendrás que seguirme.

-¿Quién te crees para afirmar que me conoces?

-Soy alguien de gran importancia en esta vida, y en tu vida aún más. Lo único que te pido, muchacho, es que sigas mi juego. No tengo mucha paciencia en estos días. Vamos a simplificar las cosas. Regresaré a mi lugar, y tú intentarás recordar cualquier detalle que llegue a tu mente. Si no logras recordar nada, lamentablemente tendrás que acompañarme. No tengo intenciones de llevarte en contra de tu voluntad, eso no es lo que hacemos aquí, y mucho menos de esa manera.

Tiempos Entrelazados: El Misterio De Los Susurrantes De La Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora