Capítulo 3: Nick

25 6 2
                                    

—¡HAZ, LAS, PUTAS, CUENTAS, DE UNA, VEZ!— le gritaba su madre a Nick, mientras él hacía un test de coeficiencia.

—¡ESO HAGO MAMÁ! ¡DEJA QUE ME CONCENTRE!

—¡LLevas 1 hora haciendo el mismo ejercicio! No vales para nada— le decía la madre con furia.

—Estoy intentando hacerlo, pero tu voz chillandome hace que me desconcentre— Nick se lleva las manos a la cabeza.

—¡No hay otra manera de que te concentres si no te grito! Haz los puntos ejercicios de una vez.

—Mamá por favor, deja de gritar ya— parecía que Nick estaba a punto de darle un ataque de ansiedad.

—Está bien, ya no te grito más, pero haz ya las cuentas, se está pasando el tiempo, y tenemos que entregar mañana el test.

—Me estás estresando, por favor, para.

—¿Quieres callarte de una vez y hacer el maldito ejercicio?

—Mira mamá, ¿Sabes qué? Ya no aguanto más, voy a hacer los ejercicios, pero en otro lado. No voy a estar discutiendo con una persona que me está gritando todo el tiempo.

—¿Se puede saber adónde vas?

—A la biblioteca, espero que no me eches de menos si no vuelvo— mintió.

Nick puso las carpetas con los ejercicios en una mochila, agarró la bicicleta del garaje, y fue en dirección a la biblioteca. Tenía pensado pasar allí toda la tarde.

Aparcó la bici donde pudo, intentando no bloquear el paso de las otras, agarró su mochila y rápidamente entró en el lugar. Le resultó un tanto extraño, ya que casi nunca iba a la biblioteca, bueno, nunca iba hasta que empezó a hacer los test de coeficiencia y sus padres le sobreexigían.

—Hola buenas tardes— una bibliotecaria le susurró un saludo a Nick, ya que parecía algo perdido.

—Buenas buenas— contestó él inmediatamente.

—¿Quiere algo?— preguntó la mujer detrás del mostrados, algo aturdida.

—No, no por ahora.

—Bien, entonces...¿Qué quiere?

—Oh, solo vengo a estudiar— la mujer asintió.

—Bien, como ve, hay pocos sitios libres... Si no le importa... ¿Se puede sentar al lado de esa chica morena?— la mujer la señala y mira alrededor— creo que no hay más sitios libres.

—Oh sí, no tengo problema— Nick asiente y se sienta al lado de la chica.

La chica le resultaba un tanto familiar, como si ya la hubiera visto antes, pero no le hizo mucho caso a ese pensamiento. Simplemente se sentó y se puso a hacer los dichosos ejercicios.

—Es 459.

—¿Qué?— Nick estaba tan concentrado resolviendo los ejercicios que no se dio cuenta de dónde venía esa voz.

—La respuesta, es 459— Nick levantó la cabeza para ver quién era, la chica morena.

—¿Cómo lo supiste?

—Te equivocaste en este número de aquí, el tres está elevado a 4, no ha 5.

—Gracias, supongo...oye, ¿a tí te conozco?

—No, pero seguramente me hayas visto, asisto a tu misma escuela.

A Nick ya se le encajaron todos los engranajes.

—¿Pero no estás en mi mismo curso, cierto?

—Si no lo recuerdo mal, soy un curso mayor que tú.

—Ahh, ¿Y cómo sabes resolver esto?— nick señaló a su libreta.

—Soy la capitana del club de matemática de la escuela, no hay ninguna cuenta que no sepa hacer— la chica morena sonrió— ¿esos ejercicios no son de coeficientes para avanzar de curso?

—Sí— Nick asintió.

—La verdad es que no son fáciles, con un poco más de práctica no te equivocarás.

—¿Me podrías enseñar?— preguntó Nick, admirando.

—Si te soy sincera, soy pésima explicando matemática, creo que sería más fácil sacarte una carrera de ingeniería que yo explicarte matemática,— Nick suspiró— pero toma, ten este libro, me ayudó mucho, y explica las cosas muy bien, estoy segura de que te servirá.

La chica morena rebuscó en su mochila para darle el libro a Nick.

—No, no hace falta que...

—Tranqui, quédatelo, te va a venir bien para resolver esas cuentas. Y no te estreses, ponte música, relájate con lo que sea, te digo que así los ejercicios salen mejor.

—Mu-muchas gracias de verdad— Nick quedó fascinado— ¿Cuál es tu nombre?

—Yo me llamo Sia, ¿Y tú?

—Yo me llamo Nick, un gusto.

—El gusto es el mío— Sia sonrió.

—Nos podríamos ver más a menudo en la escuela, ¿No?— preguntó Nick para romper un silencio incómodo.

—Por lo que veo te he caído bien— Sia sonrió— y sí, tu a mí también, cuando quieras puedes hablar conmigo— dijo Sia mostrándose amable.

—Genial.

—Sí, bueno, ya me tengo que ir— Sia le dio una palmadita a Nick en el hombro— mucha suerte, se nota que te esfuerzas— dijo Sia en modo de despedida y se fue.

×××

Nick llegó a casa y le un golpe puso todos los ejercicios en la mesa.

—Toma mamá, ya los he acabado— dijo en voz alta, aunque nadie contestó. Resopló y se fue a su cuarto. Abrió la mochila y agarró el libro que Sia le había dado en la biblioteca. Se tiró en la cama y empezó a hojearlo.

Podría decirse que estaban mejor explicados los ejercicios en aquel libro que cuando los profesores lo explicaban. ¿Cómo habría conseguido Sia aquel libro? Con razón estaba en el club de matemática de la escuela. Se veía tan lista, y con tanta confianza en sí misma... Me gustaba su forma de ser.

—Nick, ya está la cena— dijo la madre de Nick interrumpiendo en la habitación.

—Sí mamá, ya voy— respondió, aún sin apartar la mirada de aquel libro.

—Veo que ya terminaste los ejercicios— comentó la madre para interrumpir el silencio incómodo que se había formado en la mesa, pero nadie respondió. Nick no respondió, pero no era porque no quisiera, estaba ocupado pensando en aquella chica morena con la que se encontró en la biblioteca.

Fanfics de "El club de las cagadas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora