Capítulo 1: Vito

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Escuché en el reporte diario que se habían despertado actitudes un tanto extrañas en las personas: ojos rojos brillantes, piel grisácea, pérdida de la cordura por completo, y alimentación caníbal. Se supone que era como un virus, que se contagiaba al morder a las personas, nunca había nada igual, estaba un poco asustado.

-Vito, se acabaron algunas cosas de la despensa, ve al supermercado y trae lo que falta- ordenó el padre de Vito, quien se estaba frotando los ojos recién despertado.

-¿Siempre tengo que hacer yo las cosas de la casa? ¿Por qué no haces tú algo de una vez?

-¿Cómo dices? ¡Eres tú el que nunca hace nada!

-Yo limpio y ordeno la casa, hago la comida, las compras...¿me adoptaste para que sea tu criado verdad?

-No, no es eso, sólo te estoy entrenando para cuando vivas solo ya sepas hacerlo todo, inútil.

-Esto es como vivir solo, déjame en paz de una ve...

Con las palabras en la boca, sin terminar la oración, el padre de Vito lo golpeó en la cara, en la mejilla izquierda, pero Vito no se inmutó, solo se puso una de sus manos donde el golpe y reaccionó cabizbajo.

-Me voy de esta casa, no aguanto más- Vito entró a su cuarto y metió algunas cosas en la mochila, las que consideró más importantes. Justo cuando Vito se dispuso a abrir la puerta, su padre estaba enfrente.

-No...no te vayas hijo, podemos arreglarlo, yo...

-Déjalo, no me quieres, no soy tu hijo, no soy nada para tí, me voy para que ambos estemos en paz, hasta siempre.

Y el muchacho salió por la puerta y salió del edificio, poniéndose unos auriculares y música, y dirigiéndose al supermercado a por alguna reserva de comida.

Notaba que hablaban de lo mismo por todos lados, exageraba mucho todo... "La nueva era Zombie", "Epidemia Zombie", "The walking dead se hará realidad", todo le sonaba a pura tontería, y seguro se pasaría todo en una semana. Mientras tanto, tenía que buscar un sitio donde estar mientras encuentra una vivienda, ya que no iba a volver a esa espantosa casa donde había vivido y aguantado demasiado tiempo, soportando a un padre tóxico.

Entró al pasillo de las bebidas, y nada más coger la primera botella de Coca-Cola que vió, un gritó de mujer llamó su atención, y venía de cerca. De repente, todo el supermercado comenzó a correr hacia la salida.

-¡Hey tú! ¿Qué haces ahí parado? ¡Te va a morder!- la chica se fue corriendo al instante. Un rostro desfigurado y sangriento se dirigía corriendo hacia Vito.

-¿Morder?

Cada vez que se acercaba corriendo esa persona Vito, se empezó a dar cuenta de que que era, y comenzó a correr hacia la salida del supermercado, evitando que esa "cosa" le toque. Corrió más que en toda su vida, y por fin salió de aquel establecimiento. Pero era demasiado tarde. La ciudad, las calles, las avenidas...Estaba todo plagado.

-No me jodas...- dijo pa él mismo, paralizado por la situación.

Empezó a correr ya que dos de los zombies le estaban persiguiendo, pero sin ver por dónde pisaba, se tropezó y cayó al suelo, haciéndose un rasguño profundo en la rodilla. Se levantó rápidamente antes de que los zombies le alcanzaran, y por suerte había un centro de emergencias ahí cerca, y entró para ver si podían curarle. Ya había despistado a los zombies.

Entró en el edificio, pero estaba todo vacío, comenzó a investigar por todos lados, en la sala de espera, el hall, las habitaciones, pero nada, todo vacío, se tendría que curar el mismo.

Las luces de todo el edificio eran parpadeantes, medio oscuro, se escuchaban sonidos raros, decidió encerrarse en una habitación donde había un botiquín y quedarse allí adentro, manteniéndose a salvo de cualquier bicho raro, y por qué no decirlo, de su padre.

×××

Habían pasado 2 días desde que está ahí encerrado, en esa sala del botiquín del hospital, alimentándose del refresco que se llevó gratis del supermercado, decidió salir para buscar comida y ver qué pasaba en el exterior.

La puerta de la sala no podría haber hecho más ruido. Sigilosamente, Vito se dirigió hacia la salida del hospital, para buscar gente o comida, o simplemente pasa saber que estaba pasando.

Estaba intentando hacer el menor ruido posible, miró hacia atrás y había una niña pequeña con un peluche, cabizbaja y con una bata de hospital.

-Niña...¿Estás...estás bien?- Vito se acercó a la chica para ver si podía ayudarla. Pero la chica no contestaba.

-Puedes venir cogió si estás asustada o...- la chiquilla levantó la cabeza, y para su sorpresa, ya tenía el virus. Sus ojos rojos brillaban y su piel estaba mugrienta. No olía ha podrido, Vito supuso que fue contagiada hace poco.

La niña se abalanzó hacia Vito, y este último intentó hacer todo lo posible para que no le mordiera no le tocara. Miró a su alrededor para agarrar algo que pueda usar para golpearla.

-Eso servirá...- el chico agarró el utensilio y golpeó a la chica, haciendo que se alejara de él, pero no la mató.

-No me digas que... Joder, que asco- un poco asustado, se lo clavó en el ojo, y la niña cayó hacia atrás, por fin, muerta. Vito le arrancó el objeto del ojo.

-Me parece que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos- dijo mirando la escoba que se había encontrado justo al lado suya antes, y se la llevó con ella.

Después de estar un buen rato caminando, vio la oportunidad de robar algunas palomitas del cine, siempre soñó con hacer eso. Después de eso, ya se puso la cosa más seria y fue a buscar cobijo y comida. Era hora de sobrevivir.

Fanfics de "El club de las cagadas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora