Capítulo 4: Encuentros.

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Kalte recordaba perfectamente la última misión en la que estuvo con Seline, fue hace más de cuarenta años.

En años previos, hasta la rebelión, estuvieron ocupados, viajando por separado y ocupándose del reino junto a sus padres.

— Seline, ¿qué te gustaría hacer cuando asciendas al trono? —fue una pregunta muy repentina, eso lo sabe a la perfección, pero no pudo evitar preguntar, dada la naturaleza de su hermana.

Seline no respondió de inmediato, pues la pregunta la tomó por sorpresa. Estaban comiendo un campamento, apoyando a otra raza a terminar un conflicto con un planeta vecino.

— ¿Por qué me preguntas eso? —le devolvió la pregunta Seline, algo consternada.

— Curiosidad —respondió sin dudar.

— Bueno, quiero paz, me he dado cuenta durante muchos años, que lo ideal sería resolver conflictos con diplomacia, pero claro —atajo a su hermano que iba a interrumpirla — Si es necesario presentar batalla al no tener algún tipo de arreglo, también estoy abierta a esas posibilidades.

Él no logro responder a sus palabras, ni siquiera realizar un comentario o replicar a sus palabras, tras eso, esa conversación quedo ahí, inconclusa.

Nuevamente, la palabra paz salió de su boca, tan solo horas antes de desaparecer. Había dicho claramente que lo más quería era tener un reinado en paz, donde no tuviese mayores problemas, donde no haya una guerra de por medio, afectando no solo a los hijos de luna, sino al resto del universo.

Cyrus no se tomó muy bien aquellas palabras, estaba irritado y destruido por la perdida de Katrine. En frente de muchas personas se gritaron de todo, guardias, líderes de tribu y los jefes de seguridad del planeta presenciaron como su padre, le decía a Seline, que aún no estaba preparada para ser reina, no hasta que entienda la magnificiencia de su raza.

Pero la desaparición de Seline solo complico las cosas al paso del tiempo, casi nadie respetaba a Cyrus y solo esperaban el regreso de su futura reina.

Tras veinte años decidió enviar personas en su búsqueda, todos alrededor del universo, incluso sus hijos realizan rondas durante meses por si alguien sabe del paradero de su madre.

No fue hasta ese momento, donde por primera vez en años, recibió la primera llamada.

Contesto, calmo su respiración de su agitado pecho, aclaro su garganta y comenzó a hablar luego de unos segundos — Marcus, ¿qué tal están?, ¿todo bien?

— Todo excelente su majestad, por fin después de años dimos con el paradero de la princesa Seline. La encontramos.

Se encontraba sin aliento, nada lo describía mejor, sus ojos se llenaron de lágrimas y sonrió abiertamente mientras se levantaba de su asiento y comenzaba a dar vueltas por la habitación con el comunicador en sus manos.

La encontraron.

Esas palabras las espero por diez años.

— ¿Majestad? ¿Kalte, estás ahí? — pregunto Marcus con un tono más preocupado.

— ¡Sí! —contesto sin dudar de sus palabras — Solo estoy sin palabras, no sabes el tiempo que estuve esperando estas noticias — su voz sonaba temblorosa por la alegría del momento.

— Nos pasó lo mismo —reconoció una voz femenina de fondo con alegría.

— ¿Dónde la encontraron?

— En el planeta Tierra, en una ciudad llamada Melrose, en Escocia.

— ¿Puedes enviarme la localización? Viajaré esta noche.

El destino de SelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora