Capítulo 7: Nostalgia

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Fueron varios los segundos en los que ambos hermanos estuvieron abrazados. La alegría por verse nuevamente y la tristeza por los años perdidos, se abalanzaron con ferocidad a ambos hermanos.

El ambiente se sumió en un profundo silencio, ni la más mínima respiración perturbaba los alegres sollozos de Seline y la risa casi muda de Kalte. No fue hasta que se separaron, que la princesa se percató que no estaban solos, sus tres grandes amigos de aventuras estaban frente a sus ojos, los tres con ojos brillantes por las lágrimas.

— ¿Cómo me encontraron? —quiso saber en un susurro, sin aliento aún por la sorpresa y la alegría.

— No fue sencillo —asumió Camille — fueron años de búsqueda, debemos reconocer que eres buena escondiendo tus rastros — confeso al final con una pequeña sonrisa alegre.

El cansancio de los días previos abandono los cuerpos de la pareja en cuanto se encontraron a su princesa días atrás.

— Seline —llamo Kalte atrayendo su atención con una voz seria y rasposa aún por la emoción — Espero que este viaje haya valido la pena —le pregunto con una voz tan baja que solamente ella escuchó.

Seline sonrió levemente, añoraba las palabras mordaces de su hermano, no recordaba la última vez que las había escuchado — Al principio lo fue, pero debí haber regresado antes —confeso sincera con una sonrisa amarga.

— ¿No hay abrazo para mí? —cuestiono Myia con diversión, su voz hizo reaccionar a Seline que solo rio entretenida, no dudo ni un segundo para abrazarla y con sola esa acción se percató de las presencias de seis de sus hijos, de pie inmóviles y con una expresión que la hizo preocupar.

Las palabras de su hermano llegaron a su mente. ¿Valió la pena salir de Louksna?, ella sabía que si, no se arrepentía de haberlo hecho, ¿debió regresar antes?, su respuesta estaba frente a ella, sus hijos. Sí, debió volver antes.

Con suavidad se separó de Myia, se movió cuál automata y con paso torpe hacia sus hijos, la preocupación la invadió, ¿le perdonarían por haberse ido tantos años?, sentía su corazón latir en su garganta, las lágrimas empañaban sus ojos para caer en su rostro.

Se detuvo ante ellos a escasos pasos, Finn, Lyssa, Aleister, Petra, Phyllis y Félix, seis de sus hermosos hijos estaban frente a ella con lágrimas en los ojos, solo los miro atentamente a cada uno, inspeccionándolos en silencio, con una pequeña sonrisa abrió los brazos para abrazar a todos con fuerza.

Lloraron abrazados por el tiempo perdido, por la felicidad y por la disipada preocupación que se iba de sus cuerpos. Desearon con todas sus fuerzas retroceder el tiempo. Las estrellas del cielo nocturno brillaban más que nunca, presenciando un encuentro que todos anhelaron por muchos años.

Después de varios minutos, se separó, los miro con sonrisa cargada culpabilidad — Lo lamento, no saben cuanto me arrepiento de haberlos dejado atrás por tantos años y posponiendo tantas cosas —confesó Seline mirando a sus hijos con una sonrisa cargada de melancolía, sus lágrimas volvieron a mojar su rostro, pero antes de que alguno pudiese decir algo continuo

— Mírense, están más adultos de cuando los vi por última vez. No saben como desearía retroceder el tiempo, tal vez tengo hasta nietos y yo aquí sin siquiera conocerlos. —su voz estaba temblorosa por las lágrimas que bajaban sin cesar.

Los seis chicos miraban a su madre con sorpresa y lágrimas, cayendo de la misma manera que la mujer delante de ellos. La sensación de angustia se volvía a presentar, preocupados de lo que ella pensaría de ellos si se enteraran de todas las cosas que tuvieron que hacer en los campos de batalla.

Pero a pesar de esa preocupación, estaban tentados a reír, su madre no cambio con el correr de los años. Y eso les aliviaba. Finn dio un paso al frente y abrazó a su madre, la calidez de ese abrazo lo tranquilizaba y esperaba que su madre sintiera lo mismo.

Lyssa, una chica de la misma estatura de Seline, con ojos dorados y cabello negro, se acercó y le tocó el brazo con cariño atrayendo su atención— Mamá, tranquila, ninguno de nosotros ha tenido hijos aún, hay cosas de las que hay preocuparse y cerrar antes de formar una familia. Ahora que nos encontramos podemos cerrar ese círculo de tristeza y horror, todos juntos.

Todos los hijos de Seline que se encontraban presentes asintieron a las palabras de su hermana, si bien no estaban todos presentes, los siete restantes ya estaban al tanto del paradero de su madre. Estarían todos juntos en pocos días.

— Lyssa tiene razón, mamá, no tienes que preocuparte de solucionar esto por ti misma, puedes contar con nosotros, somos fuertes y más importante, somos tus hijos. —Phyllis se acercó a su madre con una pequeña sonrisa tranquila, quería recalcarle lo que ella y sus hermanos pensaban, que ella no estaba sola.

Seline asintió un poco más relajada, pese a la muerte de su hermana y la traición de su hermano, el resto de sus hijos salieron adelante, se veían más maduros y serios desde la última vez, y eso se debía a una sola cosa, su presencia en campos de batalla.

Los observo detenidamente, pero sin dejar de sonreír con cariño, sabía perfectamente que se sentían, ella sentía lo mismo cada vez que los veía cuando eran niños, ¿qué pensarían de ella si supieran todo lo que ha hecho en los campos de batalla?

Aquello le hizo gracia, compartían un sentimiento que no estaban dispuestos a revelar.

Alzo el rostro mirando las primeras estrellas saliendo, la noche ya se estaba presentando. Suspiro calmando su agitado corazón con el frío aire de otoño. — Saben que quiero? —soltó de pronto y con voz más calmada — Quiero que nos pongamos al día, quiero escuchar todo lo que ha pasado en todos estos años.

— Me parece bien —respondió Kalte a la petición de su hermana.


Tras eso, Seline los invito a entrar y ponerse cómodos en la sala de estar, tenían el extraño presentimiento de que aquello sería largo. 

El destino de SelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora