Alyssa.
Jadeo al despertarme por el dolor de cabeza y llevo mi mano a esa zona, haciendo una mueca.Al instante los recuerdos de lo ocurrido vienen a mi mente y maldigo en mi interior.
Tenías que montar una escenita delante de ellos, genial.
Me levanto y al instante me percato de mi falta de ropa, solo llevo puesto un conjunto de lencería de encaje y desde luego no es el que tenía ayer.
¿Quién cojones me cambió?
Inmediatamente el pensamiento de que uno de los dos engreídos haya puesto sus manos y ojos en mi silueta desnuda me asalta, y me reprocho al instante por ello.
Si, están muy follables, Alyssa. Pero nada más, son unos engreídos y sociopatas de mierda.
Voy al baño y tras cerrar la puerta con seguro (no vaya a ser que le de por entrar a alguno de estos salidos), me acerco al espejo.
Escaneo mi figura y sé que estoy hecha un asco. Mi pelo y cara tienen sangre seca, mis ojos poseen unas grandes y marcadas ojeras, y mis labios se encuentran secos.
Llevo la mano a mi cabeza y retiro el matojo de pelos, inspeccionando mi herida y casi suelto un grito de horror al verla.
Que puto asco.
Me quito la ropa interior y entro en la gran ducha de cristal, característica de ricos.
Putos mafiosos.
Al ver que el baño se encuentra equipado con todos los utensilios femeninos necesarios suspiro aliviada y coloco una gran cantidad de champú y posteriormente acondicionador en mis manos.
Por fin mi pelo vuelve a ser sedoso, gracias joder.
Unto mi cuerpo con exfoliantes y cremas, seco mi pelo ayudándome de un cepillo para que quede liso, embadurno mis labios de cacao y coloco una bata de seda sobre mi cuerpo.
Salgo del baño y suspiro aliviada sentándome en la cama.
La puerta ea abierta de golpe y doy un respingo sobre la superficie de la cama. Miro en esa dirección y veo al loco también conocido como Hades.
—Hola, tigresa. Prepárate, nos vamos de expedición— sonríe. Esa maldita sonrisa maniática. Sus ojos recorren mi figura y pasa su lengua por sus labios perversamente al fijarse en la abertura del escote de la bata de seda.
El peli negro camina hacia mí y retrocedo instintivamente en la cama, quedando pegada al cabecero. La figura de Hades avanza hasta colocarse sobre la mía y me retuerzo cuando cuela su mano por el escote de la bata.
—¿Esto es para mí? Wow, tigresa, que considerada— clava sus ojos verdes en los míos, sonríe, saca su lengua y la pasa por mi cuello obscenamente.
—Hades— jadeo. Su mano sube por mi muslo y deja una palmada sobre mi coño antes de retirarse.
Se coloca la camisa, mirándome como si nada hubiera pasado cuando me encuentro echa un manojo de nervios sobre esa cama y se aleja.
—Nos vamos dentro de una hora, más te vale prepararte porque no pienso dejar que nadie te vea así— y sale de la habitación.
Putos mafiosos de mierda.
Me levanto de la cama y voy hacia el armario, abriéndolo y examinando la ropa que contiene.
Si tengo la oportunidad, por cojones que me escapo.
Me coloco un vestido negro junto con unos tacones, los más sencillos posibles para si tengo la oportunidad poder quitármelos y salir corriendo.
Coloco una liga en mi muslo y con cuidado saco el cuchillo que traje a escondidas del comedor y que escondí en el cabecero de la cama.
Coloco el cuchillo en la liga de mi muslo con cuidado de no pincharme y sonrío una vez lo hago.
Por mis cojones que yo salgo de aquí.
Voy al espejo y comienzo a maquillarme. Pienso aprovechar la debilidad que esos psicopatas tienen por mi físico y si ponerlos cachondos me ayuda a escapar, que así sea.
Me pongo rímel, un poco de iluminador y una barra de labios roja. Miro el resultado y sonrío contenta.
Voy a ser su puta perdición.
Escucho la puerta abrirse mientras estoy en el baño y veo la silueta de Danger por el espejo. Veo como sus ojos viajan por todo mi cuerpo y sonrío.
Me giro y lo veo.
—¿Qué te parece?—La puta ostia, Hell. Estás putamente perfecta— sonrío y me acerco a el, rozándolo y pasando por su lado. Miro sobre mi hombro y veo que no me sigue.
—¿Nos vamos?— camina rápido hacia mi y río, caminando.
Palurdo.
Danger coge mi mano y me dejo llevar. Si no fuera porque necesito esto para escapar, ya le habría cortado los testiculos.
Llegamos a un coche negro y Danger me abre la puerta trasera. Veo a Hades y frunzo mi ceño, pero aún así entro sentándome.
Noto como Danger se sienta a mi lado y la puerta es cerrada, y es ahí cuando me doy cuenta.
Estoy sentada en medio de dos psicopatas de mierda.
El conductor arranca el coche.
—¿A dónde vamos?— pregunto nerviosa de repente al verme entre los dos.
La respuesta nunca llega.
—¿Es cosa mía o la tigresa viste así para provocarnos, hermano?— frunzo el ceño.
No me jodas que son hermanos.
—Creo que si, hermano.
Joder.
—¿Deberíamos hacer algo, no?— Hades se acerca a mi cuello y respira pegado a el.
Mierda, mierda.
—Creo que si— Danger contesta.
Hades muerde mi cuello y grito haciendo que ría.
Sadico de mierda.
Su mano se cuela por el dobladillo de mi vestido y maldigo.
Intento alejar mi pierna de su mano pero Danger me agarra.
No, joder.
Hades asciende su mano por mi pierna, deteniéndose cuando se pincha la mano.
Cierro los ojos sabiendo que ya estoy muerta cuando saca su mano rápidamente.
—Creo que la puta tiene una sorpresita, hermano— levanta mi vestido rápidamente dejándome expuesta y jadeo, sabiendo lo que están viendo.
—Abre los ojos— habla Hades, y noto el enfado en su voz, pero no le hago caso. —Que abras los putos ojos, perra— una mano aprieta mi mandíbula y jadeo del dolor, abriendo mis ojos.
Hades me muestra su dedo, por donde corre un hilillo de sangre.
—Abre la boca, puta— el agarre en mi mandíbula se vuelve más fuerte y hago caso, con las lagrimas en las mejillas. Hades mete su dedo en mi boca— Chupa— jadeo y le hago caso, saboreando el sabor de la sangre. Echo los ojos hacia atrás mientras suelto otro gemido.Estoy putamente loca, pero estoy cachonda.
—Mírala, le gusta y todo. Apuesto a que si bajo la mano voy a encontrar tu coño empadado, ¿no puta?— jadeo con su dedo aún en mi boca. —Comprueba si es verdad, hermano.
Abro los ojos y veo como Danger desliza un dedo por debajo de mi braga. Danger clava sus ojos en los míos, sus pupilas dilatadas y jadea.
—Estás muerta, muñeca.
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The stripper.
Teen FictionHay dos cosas que son innegables: La primera, que Ares Wane es el chico más caliente y peligroso de la ciudad. Y la segunda, que Stella Massi es stripper. Toda la ciudad conoce a Stella, o más bien Alyssa. Nadie sabe nada de ella, solo que con un c...