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Hades.
No debería haber dejado que se fuera, no lleva ni diez minutos fuera y ya me estoy poniendo histérico. Alyssa es mi puto calmante, y si ella no está me da igual con quien coño arrase hasta tenerla cerca.

—¿Por qué tarda tanto?— pregunta Danger, y me pregunto lo mismo.

—Ni puta idea pero cómo Marc no venga en menos de un minuto tiro la puta puerta abajo.

En ese momento Marc entra y me levanto como un torbellino de la silla, acercándome a él y acorralándolo contra la pared.

—¿Dónde está Alyssa?— coloco mi pistola sobre su sien y traga.

—Está con las chicas hablando. Llevan tiempo sin verse y están emocionadas por verla de nuevo— asiento de mala gana y lo suelto.

Echo la silla para atrás y vuelvo a sentarme bajo la atenta mirada de Danger.

—Bueno, señores. Supongo que están aquí para hablar de negocios y no de coños— Marc camina rodeando la mesa y sentándose delante de nosotros en la silla negra de escritorio.

Concéntrate en no matarlo.

—Queremos un análisis de los datos de los últimos tres meses— habla Danger. De los dos es al que mejor se le dan los negocios.

Marc saca unas fichas que extiende ante nuestros ojos, sobre la mesa.

—Estos de aquí son los datos de los beneficios de estos últimos seis meses, que podéis ver son mucho mayores que los gastos invertidos en activo no corriente. Esta de aquí es nuestra plantilla de empleados y sus salarios, y esta otra ficha de aquí es el patrimonio neto.

Asiento conforme porque las gráficas son bastante buenas. El club no es nuestra fuente principal de ingresos, pero aporta bastante.

Miro a Danger para ver que piensa pero frunzo el ceño. Está inquieto y en su mundo, y sé la causante de eso.

—Saben que son parte de mi familia y que les tengo lealtad, por eso les digo que deberían andarse con cuidado, porque Alyssa no es quien dice ser— frunzo el ceño y hago ademán para que continúe. —No sé mucho sobre ella, pero si Alyssa llegó aquí no fue de buena gana. Estaba escondiéndose de algo.

Bastantes gilipolleces por hoy. Pero un demonio que no confío en ella.

—Voy al baño— el ruido de la silla hace eco y salgo de la habitación escopetado.

Quiero encontrar a mi mujer y que me de respuestas. A mí no me miente nadie y no voy a dudar en volarle la cabeza como haya estado jugando con nosotros.

Camino tan enfurecido que no me doy cuenta cuando alguien me llama.

—Ey, ¿dónde coño está Alyssa?— bajo la vista ante la bajita mujer delante mío. Frunzo el ceño.

—¿Cómo que donde está Alyssa? Marc dijo que estaba con ustedes.

La reconozco de antes, de las chicas que se acercaron a saludar a Alyssa.

Ella niega pero no me hace falta más tiempo para empezar a patear toda puerta tenga delante.

¿Donde cojones está Alyssa? Le dije que no se largara del puto club.

Sigo pateando puertas como un puto demonio, porque es lo que soy ahora mismo. Esa puta mujer ha conseguido entrar a mi cabeza y colarse en mi locura, y como no la encuentre en el próximo minuto juro que echo el club y la ciudad abajo hasta saber dónde cojones está.

Llego hasta una puerta cerrada y frunzo el ceño. Forzo la cerradura y pego otra patada consiguiendo que el pestillo ceda y pueda entrar. Y lo que encuentro ante mí hierve mi sangre.

Alyssa desnuda atada en una puta cama y un cerdo de mierda delante de ella, con su polla en su mano mirándola con lascivia.

La sola imagen me enferma y antes de que pueda pensar saco la pistola y le meto un tiro al tío. La sangre salpica el cuerpo de Alyssa y esta chilla. El cuerpo del hombre cae al suelo y cuando Alyssa me ve las lágrimas llenan sus ojos.

—Oh, Dios, Hades. Lo siento, lo siento muchísimo. Marc me obligó, él...— levanto la pistola y la apunto. Se queda callada y me mira, confundida. Nuevas lágrimas vuelven a bañar sus ojos.

Escucho pasos detrás mío y sé que es Danger.

—¿Hades? ¿Qué...?— camina y ve la escena delante nuestro. —¿Alyssa? ¿Estás bien?— al ver que no contesta me mira confundido y ve que la estoy apuntando. —¿Qué coño haces? Baja la pistola, es nuestra mujer.

—¿Que coño sabemos de ti, Alyssa? ¿Como sabemos que no eres una puta mentirosa?— me mira con completo dolor y sé que la estoy cagando, que puede que Danger no me perdone. Pero tengo que ser el fuerte y protegernos como siempre he hecho, no puedo que una mujer nos desarme.

—Me lo prometieron. Me prometieron que no me traicionarían— sus palabras me duelen. Y me sorprende ver como mantiene la compostura a pesar de tener una pistola apuntándome. —Mátame.

—¿Qué?— frunzo el ceño.

—Mátame, Hades. No van a confiar nunca en mí y sinceramente son lo único que tengo, lo único. Si ustedes no confían en mí no tengo una puta mierda. No puedo contarles porque irán tras de mí, y prefiero que me mates a volver al infierno. Por favor, hazlo, mátame.

Me enfurece. Esta no es la Alyssa que yo conozco, la que no se doblega ante nada y sigue con su puto orgullo hasta el final. Y por mucho que quiera no puedo matarla, joder. La quiero.

—Alyssa, por favor— habla Danger y sé que le está destrozando esto.

—Recógela, no quiero tratar con basura. Y hazme el favor de vestirla, parece una puta— y sé que con mis palabras acabo de romper todo. Escucho el sollozo de Alyssa y Danger consolándola, pero no miro atrás mientras me voy.

The stripper. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora