El castaño golpeó repetidas veces la puerta de un pelinegro mientras respiraba de forma agitada; Le había costado un huevo subir las tropecientas escaleras del pelinegro, y más encima que lo hizo corriendo, por lo que eso lo había cansado más de lo planeado
–¡Ve..getta! ¡Vegetta!...¡Ábreme, coño!... ¡Que es...importante!... Joder...-Gritó Fargan, haciendo pausas para respirar y acomodar los latidos acelerados de su corazón. Se quejó al final en un suspiro mientras se recostaba contra la puerta de roca gigante de casa de Vegetta.
Aunque fue una mala elección para reposar, ya que a los segundos la puerta de abrió rápidamente, haciendo que el de ojos chocolate cayera de espalda contra el suelo.
-Fargan, ¿Pero qué te ha pasado, compañero? Que pareces más feo que de costumbre -Bromeó el oji-violeta, apareciendo detrás de la puerta y extendiendole una mano al caído, el cual lo miro mal por la broma de el contrario, aunque igual aceptó su ayuda para levantarse.
-Dejame pasar ahora, es una larga historia y necesito tu ayuda-Pidió Fargan, adentrándose sin permiso en la casa de Vegetta; Este último suspiro rendido, dejándolo pasar y cerrando su enorme puerta detras de él.
Sería un día largo.
-Y eso es todo... Por eso quise venir a verte, pensé que podrías ayudarme.. -Terminó de relatar todo lo sucedido el castaño, dándole un sorbo a la taza de café que le había servido el propietario de la casa; Este observaba detenidamente las cosas que Fargan le había entregado, es decir, la carta y la rosa. Leía y analizaba la primera detenidamente mientras el moreno le hablaba.
-Esperate que me lío, ¿Me estás diciendo que entraste a una tienda, fuiste a mirar unas ropas a lo lejos y en una de ellas encontraste una carta de amor junto con una rosa, que más encima estaban dirigidas hacia ti?- Preguntó el de cabello azabache, levantando la vista de la carta para posarla sobre Fargan, el cual solo asintió al breve resumen de Vegetta.
-Sí, de hecho estaba en una sección de ropa que solo miro yo, ya que a nadie le gusta...Lo que me hace pensar que la persona que dejó la carta sabía dónde dejarla y que solo yo la encontrara..-Añadió el castaño, dándole otro sorbo a su café de manera pensativa.
El oji-morados solo arqueó una ceja por el dato que había dado su amigo, era un dato relevante para descubrir a el emisor de la carta.
-¿Crees que el que escribió la carta te conocía tan bien como para saber eso?-Preguntó Vegetta, a lo que el otro solo asintió luego de pensarlo por unos segundos, no era imposible saber en donde se ubicaba Fargan cada vez que iba a comprar a esa boutique, pero podrían haber dejado la carta en otro lugar, eso era una pista más para la investigación.
-Y eso me da razones para pensar que debe ser alguien cercano a mí- Respondió Fargan, intentando pensar en alguna persona en específico, pero había mucha gente cercana a él, hasta Vegetta, cualquiera de ellos podría saber ese dato, ¿No? – Joder, macho, que difícil... –Se quejó, dando un suspiro estresado por todo ello. El pelinegro lo consoló por unos breves momentos.
–Tranquilo, no te pongas nervioso, chaval, vamos a encontrar a el que escribió esta carta, ya verás, pero primero necesitamos más pistas -Animó el más alto, golpeando levemente el hombro del contrario, por lo que este último asintió a lo que decía, empezando a pensar, observar y analizar cada detalle.
Siendo sinceros, a Vegetta le estaba entusiasmando jugar al detective, y le estaba despertando una pequeña intriga dentro de él el hecho de descubrir al emisor de la carta, por lo que ayudaría a su amigo a lograrlo.
A ver si por si ayuda también podría ser el padrino de los hijos de Fargan y esa persona.
–Fargan, mira esta marca de labial– Llamó el pelinegro, enseñándole la carta al contrario y señalando la marca de unos labios puesta sobre el papel blanco de la carta– Podría ser una pista, solo debemos buscar a alguien que tenga este mismo labial– Explicó, mirando a el castaño con ilusión al haber encontrado una pista nueva. Ya estaba sintiéndose Sherlock Holmes en sus momentos de juventud.
–¿Pero cómo sabremos que labial es?– Preguntó Fargan con confusión; Ladeó un poco su cabeza por esto, podrían haber miles de labiales iguales en el pueblo, después de todo era un color rojizo, era fácil encontrar uno en cada una de las tiendas.
Vegetta volvió a ver la carta, pensando en que podría hacer para identificar ese labial, hasta que una idea se le vino a la cabeza. Acercó la marca de labial hasta su nariz y olfateandola, consiguiendo un aroma a... bayas del bosque, según su olfato.
-Mm...Es un labial rojizo, con sabor y aroma a bayas del bosque, y recuerdo perfectamente que este producto es uno limitado y exclusivo que vendieron en la tienda no hace mucho, todos estaban locos por él, y miento si te digo que yo no... No va a ser difícil encontrar a alguien con este labial en este pueblo tan pequeño– Vegetta anotaba todos los descubrimientos que hacía, o bueno, hacían, animando a Fargan para que no perdiera las esperanzas en la investigación, logrando meterle la esperanza poco a poco. Y cuando los dos ya estaban animados, siguieron con las investigaciones, anotaciones y suposiciones de parte de ambos.
Con cada pista nueva, se encontraban un pasito más adelante, aunque sea el más diminuto, para descubrir al emisor de la carta, y no pararían hasta lograrlo.
¡Buenas!
¡Otro capítulo más!
Voy a empezar a actualizar cada dos o tres días a partir de ahora, espero no les importe u u"
Ya me voy, ahí se ven!//
967 palabras
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La boutique - willgan
RomanceDonde Willy se enamora de su amigo Fargan, al no atreverse a confesar su amor cara a cara, deja una carta para su enamorado para poder confesar sus sentimientos, eso si, de forma anónima. ✨ Aclaraciones ¡! -Shipeo de pixeles. -Cualquier duda, críti...