Jaque Mate

Capítulo sesenta y cuatro

A la mañana siguiente Milo había despertado más temprano de lo habitual, Sebastián junto a Liseth se habían repartido la tarea de interrogar a cada funcionario mientras que Milo tenía los cinco más cercanos, obviamente nos tomaría un día cada y así podría volver a la manada.  Miro los nombres de cada uno y dónde estaban ubicados

-¿Quieres acompañarme?- pregunta

-¿No será riesgoso?- pregunto

- si tienes razón - dice pensándolo bien

Sebastián entra a la casa y se sienta a un lado mío en el sillón mira la lista de la mano y sonríe

-aquí está la que te persiguió por muchos años…- se burla mío

Miró a Sebastián y luego a Milo quién pone los ojos en blanco

-¿La que lo persigue?- pregunto a Sebastián

-si Amanda la conociste una vez… cuando saliste de la habitación de Milo con su remera…- me guiña el ojo

- Oh… oh no yo voy contigo- hablo mirando al lobo, no es tan lejos por suerte.

- son quinientos kilómetros- Milo me mira serio

- voy a ir

- anda no seas celosa- me habla Milo -¿Por que hablaste?- Milo mira a su primo enojado

-¿Acaso sabías que se encontraba ahí?- finjo estar enojada… esto de ser dramática es a veces divertido

-No… bueno si pero no-

-Si o no- miró fijamente al lobo - es sólo una palabra

- contesta, ya me está dando miedito- Sebastián se aleja de mí y va detrás de su primo

[...]

Al llegar a una de las manadas que milo debía visitar buscamos a ese alfa para interrogar, miro a cada lado esperando que llegue aquella rubia siliconada pero al ver que no se acercaba a mediados de que pasaba el tiempo estaba arrepintiéndome de fingir ser una celosa.

Podía haberme quedado en casa comiendo y viendo películas… la próxima me callo

Hago una mueca al sentir una molestia en mi estómago pero pasa enseguida por lo cual lo paso por alto, sentada observando la conversación de Milo y el alfa caleb creo que era.

una hora después Milo y yo nos retiramos de la manada, nos detuvimos en un hotel de paso ya que Milo estaba cansado y yo igual.
Caigo en la cama una vez que entramos a la habitación y Milo me mira

-no puedo creer que me hayas convencido de venir.

- mira el lado bueno, no me extrañaras- bromeó con los ojos cerrados

Escucho como Milo entra al baño respiro profundamente al sentir pequeñas contracciones… abro los ojos rápidamente asustada

¿No? O ¿Si?

Otra se hace presente aunque eran demasiado suaves…

-eva creo que será mejor salir ahora- dice Milo mirando su celular- parece que hay un problema en la manada

- ¿podemos salir mañana?- pregunto

Si es que estaba por parir quería estar cerca de la ciudad. Aunque esto podía ser una advertencia y daba quedarme quieta y tranquila.
-No, no podemos aparte, prefiero que estés en la manada lo antes posible…
Subimos nuevamente al coche y las contracciones habían parado. Pasadas las dos horas no habían vuelto, seguramente era inquietud.