Negación

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El reino de los demonios era lo suficientemente grande como para poder ocultarse o al menos le daría un tiempo antes de que Shen Qingqiu lo encontrara por fin.

Jamás se habría imaginado que quería tener a Shizun lejos pero necesitaba su espacio. Le tomó solo un día completo procesar toda la información que había recibido y aún no estaba listo para enfrentar a nadie. Y es que regresar al palacio Huan Hua era demasiado evidente, sería el primer lugar en donde iría a buscarlo.

Ahora estaba solo y pensó detenidamente sobre la verdad que había escuchado. ¿En serio toda su existencia era sólo el invento de otra persona? Ese pequeño pensamiento también le había hecho cuestionar su propia existencia pero no tenía que hacerlo ¿Cierto? Posiblemente estaba gastando mucha energía en todo eso y ni siquiera era verdad.

¿Cuáles eran las posibilidades de que todo lo dicho fuera nada más que una broma? Una bastante mala pero es que...Shizun sería incapaz de mentirle de una forma tan cruel. Eso debía ser, sólo una mala broma.

–Seguro solo es una de las pruebas de Shizun... debe de estar probándome. ¿Pero con qué fin?– Aún era difícil de procesar.

Su mente viajaba por todas esas ocasiones en las que Shen Qingqiu le sonreía, pero al mismo tiempo recordó sus primeros años en el pico Qing Jing cuando su Shizun le daba sus "lecciones". Lecciones que considero como por su bien, pero de un momento a otro su maestro cambió su comportamiento y jamás volvió a tratarlo de una manera tan cruel. ¿Cuando paso? Había olvidado cualquier otro incidente desde que maestro y discípulo comenzaron a pasar más tiempo juntos.

Tenía un tremendo dolor de cabeza y necesitaba respuestas. En un momento de lucidez, recordó a aquel sujeto que era idéntico a él y así también recordó que estuvo en su mundo donde no encontró por ningún lado a Shen Qingqiu. Si ese mundo era un paralelo al que estaba viviendo actualmente, seguramente esa persona con la que compartía rostro podría darle alguna pista.

Tomó su espada Xin Mo, obviamente sabía las consecuencias que eso podría tener, pero estaba dispuesto a encontrar la verdad ante lo que su esposo le había dicho, aún con la esperanza de que todo era una tonta broma para una prueba. Muy en el fondo de su corazón solo quería volver a los brazos de su amado, dejar pasar todo y volver a su hermosa rutina de matrimonio, pero una espina en su mente no se lo permitía.

Blandió la espada demoníaca en el aire, concentró su energía en lo que buscaba y finalmente abrió el portal. Al cruzarlo se encontraba en el centro del palacio Huan Hua, muy diferente al actual ya que se escuchaba muy bullicioso. Montones de risas y charlas provenientes de muchos niños y mujeres. "Demasiado ruido", pensó.

–Ah. Eres tú —Lo miraba aburrido— Que yo recuerde no volví a hacer nada "malo" últimamente así que...¿Qué quieres? –Aquella voz la escucho tras él. Al girar encontró a su "otro yo" sentado en el trono del palacio, rodeado de mujeres. Al divisar aquella imagen casi le daban ganas de vomitar. No podía verse rodeado de mujeres, ni en mil millones de años.

–Quiero confirmar algo contigo. ¿Podemos hablar?

Bing-Ge se hizo hacia adelante de su asiento es seña de interés, con un movimiento de su mano solicitó a sus mujeres retirarse de la sala, aunque ellas no dejaban de ver la impresionante escena. Dos esposos, eso sonaba bien en la mente de muchas.

–Te escucho. Debe ser importante de lo contrario jamás habrías venido.

–Debo de comenzar por una historia que Shizun me contó...

–Oh... así que viniste a hablar de él. –Se acomodó en su silla y sonrió con gran interés,  gesto que molestó a Bing-Mei, pues sabía lo que había hecho con su esposo.

5 etapas para seguir amandote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora