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Justo hoy daba como finalizado los nueve días de aquellos rezos, la gente se despedía cordialmente de el joven ahora dueño de todo lo que dejó su padre. Por petición de él, la iglesia cerraría hasta nuevo aviso, pues quería "guardar luto" a como son sus costumbres. La mayoría por fin se había ido, solo quedaban unos pocos que seguían orando por el bienestar de él Señor Kim, pues todos le habían tenido un cariño como el buen padre que fue. A todos se les hizo extraño que su partida fuera tan de repente, pues le veían sano. Nadie sabía que tuviera problemas del corazón, pero a lo que dijo su hijo, confesó que nunca dijo nada para no preocuparles.

Faltaban 24 minutos para que dieran las 8:30 de la noche, pues el rezo duró una hora, luego de eso repartió Jungkook todos los platos a los que asistieron, encantados con la tan sabrosa comida que había preparado la madre de este joven de cabellos cafés. Al dejar por fin todos el lugar, empezaron a acomodar todo, y limpiar algunos restos de comida que niños pequeños habían tiraron por el lugar. Jungkook solo observaba a su padre sentado, sin hacer nada, mientras su madre había echo la comida y ahora también limpiaba, este dejó el trapo con el que estaba limpiando la banca que estaba anteriormente manchada, iba a ir a reclamar, pero sintió que le agarraron del hombro. Al voltear vió a aquel hombre apuesto, que con tan solo un toque le hacía ponerle nervioso.

- ¿T-Taehyung?, Eh.. ¿gustas más...? - y antes de que le dejara terminar su pregunta, interrumpió.

- Se que te molesta que tu padre no haga nada, ví como le mirabas, aventaste el trapo e ibas hacía él. ¿Me equivoco? - le preguntó cruzando miradas, el contrario agachó la mirada.

- No... Odio que siempre le dejé a mi mamá hacer todo, odio eso - confesó apretando sus puños, mirándole a su padre con el ceño fruncido.

- Déjamelo a mí - le guiñó el ojo al menor, esto provocó cierto sonrojo en él, solo asintió, viendo cómo Taehyung se alejaba, yendo a dónde estaba su madre. Solo observó desde lejos sin escuchar la conversación.

- ¡Señora Jeon! Un gusto conocerle, soy Taehyung - saludó amablemente a quien terminaba de lavar los trastes.

- !Oh!, ¡Joven Kim, que gusto!, apenas he terminado de lavar los trastes sucios, ¿se le ofrece algo? - preguntó atenta, con una sonrisa en su rostro.

- Le quería avisar que ya se puede retirar.

- Pero aún falta limpiar algunas partes del piso dentro de la iglesia, aparte también...

- Todo eso lo terminaremos Jungkook y yo, no se preocupe, puede retirarse.

- Usted no puede andar haciendo estás cosas, es hombre y...

- No se fije en eso, para hacer estás cosas no importa si soy hombre o no. Si quiere le ayudo a guardar sus cosas, ya hizo mucho por hoy - le dijo, ayudando a terminar a de acomodar los platos mientras hablaba.

- Muchas gracias Joven Kim - agradeció mientras comenzaba a guardar sus cosas en su bolso.

- Llámeme Taehyung - la señora solo asintió. Al terminar de guardar sus cosas, le pasó algo por la cabeza. Volteó a verle que estaba por salir

- Disculpe Joven, digo Taehyung - corrigió - ¿Cuándo se hizo tan cercano a mi hijo?.

- He.. pues, desde el primer día que pasó todo esto de mi padre, ¿No recuerda? - le respondió algo nervioso, ya que la pregunta fue de repente.

- Oh, bueno es que últimamente les veo mucho tiempo juntos. Eres un gran ejemplo para mí Jungkook, él es un buen muchacho, aunque no lo sepa, yo sé que se va todas las noches a quien sabe dónde, comprendo que se estrese por los problemas de la casa. Me alegro que tenga un amigo como tú - le sonrió amablemente. Tomó su bolso, salió del lugar despidiéndose. Llamó a su esposo y a sus hijos más chicos, dejando solos a Jungkook y Taehyung en el lugar.

Era de los 80 ⇢Taekook⇠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora