Te llame para escuchar tu voz por última vez.
Pero no contestaste.
Lo intente una vez más.
Y por fin te escuche.
Me dijiste que no podías hablar.
Que estabas ocupado, y que no podía depender de ti para todo.
Lo siento, no creí que te molestara tanto.
Solo quería despedirme, solo eso.
Te pedí disculpas, y lo que me dijiste no me lo podre olvidar nunca.
“-solo déjame en paz.”
Con el corazón hecho pedazos, te volví a pedir disculpas.
Te dije que te quería, por fin te lo dije.
“-adiós.”
Fue lo único que dijiste.
Siento haberte molestado.
Solo quería despedirme de ti, y decirte todo lo que no pude decirte antes.
Pero creo que solo sirvo para molestar a las personas.
Entonces ahí fue cuando me di cuenta.
La decisión que había tomado era la correcta.
Nunca volvería a molestar a nadie.
Lo siento, Michael.