∞+3

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Ese dia dejé los guantes de mi mamá en su lugar y seguí deambulando por la casa. Y estuve a muy poco de dejar todas mis preguntas atrás y continuar como todos acá parecían hacer.

Pero no desistí, porque por más que la curiosidad haya matado al gato, yo no era gato y estaba en total conciencia de que lo que me afrontaba, la verdad, no era algo fácil.

Le pregunté a mi mamá si podíamos salir a ver el atardecer, algo que no hacíamos hacía mucho tiempo. Sabía que lo apreciaba y yo necesitaba un respiro de lo que fuese que estuviera pasando.

Ella accedió y tomado a sus heladas pero firmes manos, salí a ver el cielo desde el techo junto a ella.

Sus ojos infinitamente oscuros admiraban todos los detalles del cielo, que anunciaba el final de otro día.

Acá, el atardecer es una gran mancha de bellos colores fríos que se esparce por encima de nuestras cabezas, tan alto que ni con la escalera más larga del mundo podrías llegar a tocarla, y que llega hasta donde nuestros ojos no alcanzan a ver.

No sé como será allá, donde estás vos, pero espero que esos colores que tenés nunca se destiñan, al igual que la mancha sobre nuestras cabezas, que cambia pero permanece.

No te quedes en el mismo lugar mucho tiempo por si acaso, por favor.

Cuando ya estaba todo completamente oscuro y solo daban señales de vida las luces dentro de las casas, mi mamá me llamó mi atención silbando una canción.

Desde muy pequeño, o desde que lo recuerdo, escucho esa canción y aunque me gusta pensar que es de su autoría, creo que la conozco de algún otro lado.

Hace un tiempo descubrí la letra, ella la cantaba mientras lavaba los platos.

"Oh, home, let me come home

Home is wherever I'm with you"

Me miró y me dedicó una sonrisa. Aprendí inglés de pequeño, pero por muchos idiomas que supiese, eso tampoco lo entendí.

Silbamos juntos esa canción, que es bonita, pero como no la entendí realmente, solo silbé.

Entramos a la casa, esa casa en la que estoy desde que tengo memoria, esa casa en la que los colores parecen estar por desteñirse pero nunca lo hacen.

Mi madre cocinó, aunque no sé de que se trata el sabor porque nunca elegí leer los libros que lo explican. Disfruté tanto de la cena, como de verla a punto de desteñirse pero sin hacerlo, como siempre, como nuestro hogar.

Sin importar cuantas veces escucho una misma canción, cada vez que lo hago cobra un nuevo sentido. Y yo no puedo elegir uno, ya que por alguna razón que desconozco existen tantos.

Las personas que se estan acá suelen decir que hay que seguir las reglas y seguir un mismo camino, pero no comprendo porque, si nos encontramos con tan diversos colores, queremos teñirnos del mismo tono de gris.

Deberíamos de ser cada uno un arcoíris con sus propios colores, porque el cielo se extiende lo suficiente como para dejarnos lugar a todos.

Así que, por favor, intentá convertirte en un arcoíris, no te tiñas de ese feo gris que muchos tienen.

Corazón de TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora